
Termina aquí la pequeña investigación que llevé a cabo tras una discusión con mi amigo Marcos Méndez Filesi acerca de Tucídides. En nuestras polémicas, a menudo encendidas, cada uno defiende sus puntos de vista con ardor, pero a los dos nos gusta después comprobar si lo que dijimos era cierto o falso. Y los dos preferimos descubrir que nos equivocamos a triunfar mintiendo. En esta ocasión el tema de discusión, como se explica en «Heródoto y Tucídides» eran las simpatías de Marcos hacia Tucídides y las mías hacia Heródoto. Pero no se trataba de decidir cuál de ellos era mejor hitoriador, pues como admití desde el inicio: «Sin demasiadas reticencias, le concedo el triunfo en este terreno a Tucídides, fiándome de la fama y prestigio que lo rodean». La discusión era más bien acerca de si Tucídides era partidario de los oligarcas y los conservadores o de la democracia ateniense, y también que Tucídides es un historiador parcial, partidario más bien de los espartanos. Yo todavía no había leído La guerra del Peloponeso, cosa que hice a lo largo de la investigación. Este es el último capítulo de ese trabajo de amistad no perdido, aquí ampliado un poco pero no modificado en nada sustancial, al publicarlo en Diletante.
Retomo lo dicho al comienzo de esta investigación.
Yo no puedo decidir si Tucídides era o no demócrata, pero sí se puede afirmar que la opinión acerca del asunto apenas es controvertida, ya que la mayoría de los autores lo consideran un oligarca, ya sea moderado o radical.
Popper opina:
“Cuando se lee a Tucídides no debe olvidarse que su corazón no se inclinaba por Atenas, su ciudad natal. Si bien no pertenecía, aparentemente, al ala extrema de los grupos oligárquicos atenienses que conspiraron durante toda la guerra con el enemigo, perteneció ciertamente al partido oligárquico y nunca fue amigo ni del pueblo ateniense, el demos que lo había exiliado, ni de su política imperialista (175)” .
No obstante, añade Popper:
“No se crea por esto que intentamos rebajar la magnitud de Tucídides, el más grande historiador quizás, que haya conocido el mundo” .
En mi opinión, la simpatía de Tucídides hacia Esparta es evidente a lo largo de toda la obra. También resulta claro que aborrece la tiranía y la considera absolutamente distinta de la oligarquía, que para él es el gobierno de los mejores.
Tampoco hay que olvidar que en Esparta, como admite el propio Forrest, existía “cierta forma de democracia embrionaria (135): los diez mil ciudadanos privilegiados poseían plenos derechos, de los que estaban privados los ilotas y los esclavos, como en Atenas los metecos y los esclavos. Algo parecido al régimen de los cinco mil (bajo cuatrocientos escogidos) que implanta en Atenas al final de la obra, y que Tucídides elogia.
Un enigma interesante es saber qué hizo Tucídides durante su exilio, ademas de tomar notas para su Historia.
Él mismo dice:
“Desterrado después de mi comando en la región de Anfípolis, viví veinte años lejos de mi patria y estuve en relaciones con gestes de los dos campos, particularmente del de los peloponesios (V,26)”.
Para decirlo brevemente: ¿colaboró Tucídides con los espartanos en su lucha contra Atenas?
Leyendo su obra observamos no sólo su simpatía por Esparta, sino también por Alcibíades, el legendario caudillo ateniense llamado a ser el nuevo Pericles, pero que se pasó a los espartanos tras ser condenado por los atenienses (que temían que restableciese la tiranía), para luego volver a Atenas en loor de multitudes y ser expulsado de nuevo.
Resulta bastante probable que Tucídides y Alcibíades se encontrasen en algún momento en Esparta y es muy posible que Tucídides escuchase personalmente los discursos de Alcibíades a los espartanos que reproduce en su obra. Es una lástima tremenda que la obra de Tucídides no llegue, al menos tal como nos ha sido conservada, hasta el final de la guerra. Eso podría haber aclarado muchas cosas.
Por otra parte, hay un detalle importante que me parece que no he visto señalado por ningún autor, al menos de manera clara y explícita.
Leyendo a Tucídides, he observado que los discursos cínicos o pragmáticos, que sólo hablan de la fuerza y del poder, son pronunciados en su gran mayoría, por no decir todos, por los atenienses y sus aliados.
Los espartanos, por el contrario, siempre o casi siempre hablan de libertad, honor, etcétera. Esto puede interpretarse como que los espartanos son hipócritas y los atenienses sinceros, pero yo creo que esa no es la interpretación correcta, aunque puede ser tenida en cuenta y acertar en parte.
El que los motivos de los espartanos sean, al menos en apariencia, honestos y desinteresados es, creo yo, uno de los factores que más claramente inclinan la simpatía del lector hacia ellos, bastante harto de la continua apelación de los atenienses a la fuerza, y de sus amenazas a todos los que se quieren rebelar contra su influencia o su dominio. Tucídides presenta las cosas de tal manera que, para ser sincero, resulta difícil sentir verdadera simpatía por los atenienses, excepto a partir del terrible momento en que son derrotados en Sicilia.
Después de terminar de leer completo a Tucídides, las cosas han quedado muy claras para mí, sobre todo gracias a los últimos capítulos, y las conclusiones van en la línea de lo dicho en este trabajo. A lo mejor en otro momento te escribo estos argumentos con textos sacados de la obra del propio Tucídides, para que la cosa quede más clara.
Me dijiste algo de Tebas, como si esta ciudad hubiese hecho algo horrible. Tras leer la obra, no he visto nada especialmente malo hecho por Tebas, o al menos cualitativamente distinto de lo que hacen los espartanos o los atenienses, así que no sé a qué te referías. Por último, he de reconocer que no he encontrado en ninguna parte que Tucídides llame afeminados a los jonios del Asia Menor.
Este era uno de los asuntos menores de la investigación. Tucídides al parecer no describe a los jonios (los griegos de Asia Menor y Atenas como afeminados), aunque sí dice que son aficionados al lujo y el reinnamiento, mientras que los dorios (principalmente los espartanos) son más sobrios y disciplinados. Quien sí se refiere a los jonios como afeminados parece que es precisamente Heródoto, auqnue tengo que comprobarlo.
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