Los hechos y su seleccion|| Tucídides y la democracia /20

El problema de la objetividad de Tucídides nos obliga a examinar una concepción de la historia y de la tarea y el carácter de los historiadores que está muy extendida. Esta concepción, errónea en mi opinión, deriva de las ideas positivistas del Círculo de Viena, aunque su origen es anterior (se halla también, por ejemplo, en Comte). Alsina cita algunos testimonios que representan esta concepción y que se refieren, precisamente, referidos a Tucídides:
“Gomme, tras realizar un pormenorizado análisis de varios pasajes tucidídeos, termina con estas palabras: ‘Todo eso no lo explica Tucídides con muchas palabras, sin duda porque era familiar a sus lectores, pero principalmente porque aquí, como en otras partes, hace que la narración de los hechos se explique por sí misma” .
El profesor Kitto también opina:
“Tucídides tiene los ojos puestos en los hechos, en las personas, en lo que éstas hicieron… Si merece el nombre de historiador científico es porque él parte de los hechos que ha investigado personalmente con rigor y porque las ideas generales que pone ante nosotros proceden de los hechos”(!!). (Las admiraciones son mías)
En los últimos años, querido Marcos, una de mis bestias negras es el apriorismo teórico, pero ante opiniones como éstas es perfectamente comprensible que se insista una y otra vez en que no existen hechos ‘vírgenes’, ‘puros’.
Como dice Alsina, se parte de un razonamiento falso, pues “la historia de Tucídides es ciertamente una obra de selección: el historiador ha tenido que escoger entre múltiples hechos, a los que concede importancia según su criterio propio y personal».
Jacqueline de Romilly lo dijo con toda claridad, cuando escribió en 1965 (traduzco del francés):
“Un historiador no deja de elegir. Cuando define su dominio, su investigación, su método, elige. Es más, entre los datos, siempre incompletos, que ha reunido, entre los documentos, siempre limitados, que ha conocido y conservado, ha de elegir de nuevo. Desde el momento en que establece una secuencia, desde que escribe una frase que enlaza dos acontecimientos, introduce con ello una interpretación” .
Como bien señala De Romilly, la selección de los datos o los hechos observados es inevitablemente una elección subjetiva, que impone un criterio, aunque sea el de importancia: «esto es relevante, aquello no lo es». Una siguiente manipulación inevitable es, como también dice, el ordenar los hechos en una determinada sucesión o cadena causal, que quizá no se corresponde del todo con el acontecer cronológico. Este es un tema al que doy mucha importancia en mis clases de guión, cuando hablo de la relación entre la historia (los hechos en bruto, podríamos decir para entendernos) y el relato (la manera en la que contamos esa o esas historias).
De Romilly termina definiendo la actividad de Tucídides con estas palabras:
“Todo está construido, buscado. Cada palabra, cada descripción, cada silencio, contribuye a revelar una significación que ha sido decidida por él, impuesta por él” .
Continuará…
TUCÍDIDES Y LA DEMOCRACIA
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