¿Existen los datos?

|| Tucídides y la democracia /23

Se ha dicho  a menudo que en la historia no existen datos puros. Raymond Aron ha llegado a decir que “la teoría precede a la historia”. Ahora bien, si no existen datos, ¿qué son esas cosas con las que trabaja el historiador? ¿Se trata tan solo de criaturas nacidas de su imaginación?

¿Cómo es posible comparar teorías rivales en cualquier ciencia, entre ellas la historia, si no existen datos exteriores que puedan hacernos decidir cuál de ellas es la correcta? Algunos opinan que, efectivamente, las teorías científicas rivales son inconmensurables: no se puede elegir entre dos teorías basándose en motivos empíricos, ni siquiera racionales, nos dicen. La experiencia no puede decidir ndaa, debido a que la misma experiencia, la misma noción de dato se define de distinta manera por una y otra teoría. Thomas Khun, o al menos muchos de sus seguidores, asegura que la física de Aristóteles y la que nace con Galileo, Descartes o Newton son inconmensurables.

Las anteriores son algunas de las conclusiones a las que ha llegado la crítica antipositivista que, en mi opinión, a pesar de sus aciertos, ha llegado demasiado lejos, precipitándose en lo que yo llamo ‘apriorismo teórico’, es decir, llevar a su extremo la afirmación de que la teoría precede a los hechos. Pero no voy a discutir aquí este tema, ya que me parece  muy complejo, y porque también creo que antes de poder establecer un diálogo serio acerca de esos asuntos tú deberías, Marcos, leer unas cuantas cosas de filosofía de la ciencia. Sí que recuerdo que en alguna ocasión te he comentado que considero el apriorismo teórico como una concepción que es o bien trivialmente cierta, o bien falsa.

Se podría intentar una explicación apresurada de lo que acabo de decir. Es obvio que nuestro sistema perceptivo y nuestro procesador de información (nuestro cerebro) están adaptados para percibir un tipo de hechos, por lo que, por ejemplo, no podemos captar la luz ultavioleta, que sí perciben las abejas. ¿Quiere eso decir que las abejas perciben subjetivamente el mundo? En cierto sentido sí. ¿Quiere eso decir que lo que provoca esa percepción en las abejas no existe? En este caso, no sucede así. Hay algo que provoca esa percepción en las abejas y que a nosotros se nos escapa, pero ese algo existe y es convenientemente traducido por el sistema perceptual de las abejas. Como es obvio, lo que ve la abeja no es la cosa en sí que provoca esa visión, por supuesto, pero eso no hace inexistente ni la cosa en sí (que Kant y otros llamarían noúmeno) ni hace imposible que nosotros, a pesar de ser incapaces de percibir como las abejas, sí podamos saber más o menos, gracias a diferents herramientas qué está viendo la abeja e incluso provocarle ciertas sensaciones manipulando la luz ultravioleta. Lo cierto es que nosotros no vemos directamente esa luz ultravioleta, pero que sí podemos traducir a nuestra propia percepción y llamarla, por ejemplo, longitud de onda que se mueve entre 380 y 10 nanómetros.

Incluso, como se ha comprobado en laboratorio, podemos instruir a una abeja (en este caso mediante un robot-abeja que baila) para que se dirija  aun lugar determinado, y sería absurdo afirmar que nuestras subjetividades basadas sobre hechos y datos inexistentes coinciden de manera tan perfecta con subjetividades de la abeja también basadas en hechos inexistentes. Como diría William James: el hecho de que podamos predecir cómo cambiar el comportamiento de la abeja y llevarlo a cabo es una prueba de que, se llame como se llame, ahí fuera existe algo a lo que podemos acceder tanto la abeja como nosotros. Como este es un tema complejo, lo dejo aquí, aunque es muy posible que pronto veamos que todo esto tiene relación con el arte del historiador y con los llamados hechos históricos.

En cuanto a la objetividad, yo creo que, en efecto, y aunque puede parecer contradictorio con algunos argumentos que he dado en otros capítulos, sí hay que intentar alcanzarla. Pero también creo que casi siempre se trata de una cuestión de grados, es decir, de un asunto comparativo: se puede hablar, por ejemplo, de un libro determinado como más objetivo que otro.

Pero, ¿en qué consiste entonces la objetividad del historiador?

 

Continuará…


[Escrito hacia 1991. El texto en otro color ha sido añadido en 2017]

TUCÍDIDES Y LA DEMOCRACIA

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Continuará…


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Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
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