Leyendas perdidas
Al comenzar esta investigación y examinar las razones para considerar mejor historiador a Tucídides que a Heródoto, consideré un detalle que después he visto señalado por otros autores, lo que me ha alegrado mucho, a pesar de ser algo evidente para cualquiera: Tucídides se dispone a contar acontecimientos contempo-ráneos; Heródoto, excepto en la última parte de su obra, relata acontecimientos anteriores a su nacimiento.
La ventaja de Tucídides es, en este sentido, colosal, porque se podría decir que el ateniense no está haciendo historia, no se refiere en su Guerra del Peloponeso al pasado, sino al presente. Sin el más mínimo matiz despectivo, Tucídides es el primer gran periodista, no el primer gran historiador. Su obra se ha convertido en historia debido al paso del tiempo, pero en cierto modo no lo era en su concepción original. Momigliano dice respecto a esto:
“(Tucídides) leyó (o escuchó) atentamente su Heródoto y decidió que la forma heredotea de afrontar la historia era peligrosa. Para escribir historia en serio era necesario ser contemporáneo de los hechos en discusión… la historia seria, según Tucídides, no se ocupaba del pasado, sino del presente “.

El influjo posterior de Tucídides tuvo la consecuencia, en mi opinión bastante lamentable, que sus sucesores “hicieran poquísimas investigaciones sobre el pasado y se dedicaran relativamente en raras ocasiones a recoger testimonios de primera mano sobre países extranjeros”. Debido a ello, hemos perdido muchas informaciones que hoy en día, combinadas con los descubrimientos de los arqueólogos, serían fundamentales. Informaciones que quizá nosotros, como ha sucedido con algunas de las “curiosidades” contadas por Heródoto, sabríamos ahora interpretar y esclarecer mejor que ellos mismos, ya que nosotros poseemos datos que ellos ignoraban o que no pudieron situar en un contexto razonable, gracias a nuestro conocimiento de la historia universal y los hallazgos de la arqueología. A cambio, hemos perdido esos testimonios parciales, quizá confusos, quizá deformados, pero también iluminadores, que aquellos historiadores sí tenían a su alcance y que, por su afán de ceñirse al conocimiento seguro, despreciaron.
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Tucídides y la democracia
Aunque antes de iniciar la investigación tenía argumentos bastante claros para sostener mi punto de vista, lo cierto es que me movió bastante el deseo de defender a Heródoto, que siempre sale muy perjudicado en la comparación con Tucídides.
Lo que pretendo discutir no es el carácter científico de Heródoto o Tucídides sino sus respectivas ideologías, entendidas en un sentido plenamente político: sus ideas políticas.
Todo este trabajo resulta bastante caótico y precipitado, así que, aunque soy partidario de que cada uno lea las cosas como le dé la gana, me gustaría que esto lo leyeses todo seguido, pues es posible que algunas partes no sean comprensibles sin haber leído las anteriores.
Tucídides nació hacia el año -460. Por familia estaba emparentado con los círculos conservadores de Atenas. Se relacionó con Anaxágoras y con el sofista, o con el orador, Antifonte, aunque, como se verá más adelante, hay dudas acerca de la identidad de este Antifonte. En -424 fue elegido como uno de los diez estrategos y…

