Cleón y otros personajes
| Tucídides y la democracia /29
En el trabajo original destinado a mi amigo Marcos, me propuse resumir los retratos que Tucídides hace en su libro de diversos personajes. Pero, tras trazar el de Cleón, escribí lo siguiente:
«No voy a seguir con este y los demás retratos, para no hacer interminable esto. Tampoco eran muchos, pues Tucídides apenas da detalles y opiniones acerca de seis o siete personajes, quedando el resto sumidos en lo anodino. Estos elegidos son:, creo recordar: Cleón, Brásidas, Nicias, Demóstenes y Alcíbiades (quizá alguno más, como Pausanias, Agias y Arquidamo)».
Sin embargo, tantos años después, he decidido ofrecer un retrato de esos personajes, como excusa para refrescar mis recuerdos acerca del libro de Tucídides, que volveré a leer, por el momento de manera fragmentaria y dispersa con esta intención.
El primero de esos retratos el único que escribí entonces, es el de Cleón, que transcribo aquí, aunque más adelante lo actualizaré:
CLEÓN
Máximo representante de la democracia ateniense tras la muerte de Pericles.
Era curtidor, pero acaudalado y, por tanto, más o menos enfrentado a las grandes familias que tradicionalmente habían dominado la política ateniense, tanto democrática como antidemocráticamente.
Tucídides nos presenta un retrato muy negativo de Cleón. Primero nos dice que fue su fatuidad la que lo llevo a dirigir el contingente ateniense en Pilos, donde triunfó, a pesar de que, como dice Alsina:
«Tucídides hasta que punto equivocadamente es difícil demostrarlo, ha insistido en que el brillante triunfo de Cleón en Pilos no fue sino el resultado de la casualidad, de al suerte».
Lo que sí resulta una casualidad, en mi opinión, es que precisamente el personaje tal vez más detestado por Tucídides como se verá después, no ganase aquel enfrentamiento (ni más ni menos que en pleno Peloponeso) por sus virtudes, sino por la fortuna. Hay que recordar, por otra parte, la importancia tremenda de la victoria de Cleón como condicionante del deseo espartano de firmar la paz (para recuperar a sus ciudadanos capturados durante el conflicto).
Todo esto hace concluir a Alsina que no
«ha faltado quien ha sostenido, con cierta verosimilitud, que el retrato de Cleón que nos ha trasmitido Tucídides está determinado por un deseo, muy humano, de combatirle aunque sea post mortem».
Finley, por su parte, resume así el advenimiento de figuras como Cleón al poder ateniense:
«El cambio de liderazgo que se dio durante la guerra del Peloponeso se restringió a los límites de ese círculo (la parte más rica de la población): los políticos nuevos, como Cleón, detestados y escarnecidos por dramaturgos y filósofos, eran tan ricos como la aristocracia ateniense tradicional, con la que compartían el poder político, pero a la que nunca desplazaron del todo. Apenas sí se conoce a un sólo político importante que haya surgido de un medio pobre».
Continuará…
TUCÍDIDES Y LA DEMOCRACIA

