George Berkeley (1685-1753)
Las inquietudes de Mosca (2ª parte)

En esta primera página de los Tres diálogos entre Hylas y Philonus, ese libro delicioso más allá de toda medida, George Berkeley deja bien claras sus intenciones:

«Demostrar la realidad y la perfección del conocimiento humano, la naturaleza incorpórea del alma y la Providencia absoluta de la DEIDAD, en oposición a los ESCÉPTICOS y ATEOS»

Para conseguirlo, tanto aquí como en sus Principios del conocimiento humano, el obispo Berkeley tomó un camino tan insólito que los propios partidarios del Dios cr

 

istiano no supieron qué pensar, pues Berkeley negaba la existencia del mundo material… a no ser que fuera percibido por Dios.

Berkeley planteó la pregunta: «¿Haría ruido un árbol que cayese en el bosque si nadie lo oyese?», y respondió: «Por supuesto que no, ese árbol no sólo no haría ruido, sino que ni siquiera existiría». A no ser que lo viera Dios, claro, que todo lo ve en todo momento.

En la primera aventura de Mosca y Caja dedicada a Berkeley, Mosca se sintió muy satisfecha con la filosofía de Berkeley, pero Caja, como vamos a ver, sigue inquieta.

Antes de descubrir las inquietudes de Caja, puedes leer la primera parte con este enlace: «Mosca y Caja conocen a Berkeley«)

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