Goethe y Schelling

Si en los elogios de Goethe a Fichte podemos reconocer sin dificultad la tradicional benevolencia y el sentido de la tolerancia tan característicos de Goethe, no sucede lo mismo con Friedrich Schelling, al que Goethe parece admirar sinceramente.

El sentido de la influencia va aquí también, no obstante, de Goethe a Schelling, quien fue a lo sumo un poderoso estímulo para Goethe, pero no un maestro. En este sentido resulta curioso que Schiller, tras saber que Goethe ha disfrutado de un estupendo intercambio filosófico con Schelling, plantee a su amigo si el “temperamento especulativo” de Schelling puede sacar el mismo partido del “contemplativo” de Goethe que a la inversa. La respuesta, que Schiller mismo anticipa, es negativa, pues mientras

«Goethe no toma de las ideas de Schelling sino aquello que armoniza con sus propias intuiciones, y el resto le resulta indiferente, un filósofo como Schelling ha de sentirse sometido a tortura por toda intuición a la que no puede dar una justificación, puesto que él exige a cualquier precio que sus ideas valgan de modo absoluto [1].

Schelling entró en contacto con Goethe en la primavera de 1798, cuando Goethe consiguió que fuese nombrado profesor extraordinario de la Universidad de Jena, pasando a ocupar la cátedra de Fichte cuando éste la abandonó bajo la acusación de ateísmo[2].

Ya se ha dicho que la estancia de Schelling en Jena resultó muy enriquecedora para Goethe. Así, en 1798 comenta que “El Alma del Mundo, de Schelling absorbió nuestro más alto poder mental”[3].

2023. Quizá valga la pena explicar que lo que Friedrich Schelling propone en El Alma del mundo, es recuperar la idea de que existe un principio ordenador del universo, pero que no se puede identificar con ningún tipo de divinidad clásica, sino más bien con algo así como un principio vital. En ocasiones, como en Platón del Timeo, es cierto que existe un dios organizador (pero no creador) que sustenta ese principio vital, y algo parecido puede suceder en la cosmogonía estoica. Pero , si no me equivoco (no he leído El alma del mundo) eso no sucede en Schelling, y supongo que por eso sus ideas le resultaban cercanas a Goethe, aunque él se encontraba cerca del panteísmo, como en aquella célebre frase: «Mi pura, mi honda, mi experimentada idea que me enseñaba a ver a Dios en la Naturaleza y a la Naturaleza en Dios, hasta el punto de constituir esa idea la base de toda mi vida.»

En 1799, Goethe dice que Schelling le comunicó en los términos más afectuosos la introducción a sus Esbozos de la Filosofía de la Naturaleza, y se prestó de buen grado a deliberar sobre más de un punto de filosofía, trazando Goethe un esquema general sobre naturaleza y arte[4]. En 1801 viaja con Schelling a Weimar[5], y ese mismo año comenta que mantiene relaciones “activas y simpáticas con Schelling y Schlegel[6]”. Pero Schelling, solidarizándose, aunque tiempo después, con Fichte, abandonó también la Universidad de Jena, trasladándose a Wurzburgo[7].

Muchos años después, en 1831, Goethe elogia el discurso, “excelente de punta a cabo” de Schelling a los estudiantes, considerando que es otra muestra de su talento admirable”[8].

Sin embargo, en una carta al canciller de Muller, Goethe critica a Schelling:

“Las expresiones ambiguas de Schelling acerca de asuntos religiosos han provocado una gran confusión y hecho retroceder la teología a medio siglo atrás”[9].

También comenta, al conocer la respuesta de Schütz a los ataques de Schelling a propósito de Ideas para servir a una filosofía de la naturaleza, que Schelling tiene todas las de perder.

En 1801, Schiller comenta en una carta a Goethe que ha discutido con Schelling acerca de la conciencia en relación con la naturaleza y el arte. En su respuesta Goethe se muestra de acuerdo con Schiller, aunque no merece la pena transcribir aquí los términos exactos de la discusión, interesante pero inadecuada en este lugar.

2023. La reacción de Goethe a las actividades de Schelling, aunque menos extremas que las de Fichte, ya expliqué entonces que se debieron sin duda a la prudencia del Goethe maduro, que sabía que todo lo conseguido en el avance cultural y social de Alemania (de la futura Alemania) se podía echar a perder si se adoptaban posturas radicales, no porque no fueran correctas o aceptables, sino porque podían activar a los reaccionarios. Pero eso no quiere decir que Goethe no estuviera más cerca de las ideas de Fichte y Schelling que de las de sus rivales, al menos en lo que se refiere a la religión. Se puede descubrir en Goethe a un panteísta, a un spinozista e incluso a un ateo o a un animista, pero no a un cristiano o a un creyente en un Dios personal o cartesiano separado de la naturaleza. Eso sí, aunque en los extremos de estas disputas religiosas se encuentren el monismo y el panteísmo, como se puede ver en mi ensayo Lo uno y lo plural, en ocasiones los extremos se tocan: decir que todo es dios es casi lo mismo que decir que nada es dios. El verdadero extremo o contrario tanto a panteísmo como a ateísmo sería quizá el dualismo (como el de los cristianos, que Goethe rechazaba).

Goethe y los idealistas alemanes

Investigación acerca de la relación entre Johann Wolfgan Goethe y los filósofos idealistas: Kant, Hegel, Fichte, Schelling, Schiller, Schopenhauer y el poeta Holderlin. Escrito hacia 1991.
Goethe y los idealistas alemanes
La relación de Goethe con los más importantes representantes del idealismo alemán: Kant, Fichte, Schelling, Hegel, Schiller, Holderlin y Schopenhauer.
Influencia de Kant en Goethe
Kant no hizo nunca caso de mí, pese a seguir yo por mi propio impulso un camino paralelo al suyo.
Semejanzas entre las ideas de Kant y las de Goethe
Paseando por los jardines públicos de Palermo, se me ocurrió de pronto que en el órgano de la planta que solemos llamar la hoja se ubica el verdadero Proteus, que puede esconderse o revelarse en todas las formas vegetales. De principio a fin, la planta no es más que hoja.
  • [1] Correspondencia Schiller-Goethe, nº843, p.,192.
  • En cuanto a la influencia de Goethe en Schelling (y en Fichte), Dilthey dice que “los sistemas de Schelling y de Fichte tratan de resolver el problema planteado por Kant mediante la visión del mundo que había sido creada por Goethe (Dilthey: De Leibniz a Goethe, 335).
  • [2] Fraile, Historia de la Filosofía III, 197.
  • [3] Diarios y Anales, año 1798 (Obras Completas,507)
  • [4] Diarios y Anales (Obras Completas, 509).
  • [5] Obras Completas, 511.
  • [6] Obras Completas,511.
  • [7] Ver el apartado dedicado a Fichte.
  • [8] Conversaciones con Eckerman (Obras Completas,1262).
  • [9] Conversaciones con De Muller

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