Goethe y Hegel, el enfermo dialéctico


Aunque sus relaciones siempre fueron buenas en el terreno personal, Goethe se hallaba mucho más alejado de las ideas filosóficas de Hegel que de las de Schelling. En 1828, por ejemplo, Eckerman comenta:

“Tenemos aquí a Hegel, a quien Goethe estima mucho personalmente, aunque no le agradan gran cosa algunos de los frutos de su filosofía”[1].

El propio Goethe, al final de una conversación con Hegel opina, buscando un tono impersonal, “que muchos de esos enfermos dialécticos es seguro que se curarían en el trato con la naturaleza [2].

A Goethe, como ya hemos tenido ocasión de advertir al hablar de Schelling, y como veremos más adelante, le gustaba la claridad, de la que Hegel no podía ciertamente presumir. J.M. Carré cuenta una anécdota:

“Goethe llevó un día a almorzar a su casa, sin presentárselo a su nuera, a un joven barbilampiño y flaco, que durante toda la comida estuvo desarrollando con implacable dialéctica herméticas teorías filosóficas, erizadas de formas inusitadas y sorprendentes. Otilia lo escuchaba boquiabierta. ¿Qué te ha parecido nuestro comensal?, preguntó Goethe a su nuera cuando Hegel se fue. “Pues un tipo raro. No sabría decir si es un hombre de mucho talento o de ninguno. ¿No estará chiflado?”. Goethe sonrió irónicamente: “Acabamos de almorzar con el más célebre de los filósofos modernos: J.G.H. Hegel” [3].

Abundando en lo anterior, Goethe diría al canciller de Muller:

“No puedo decir nada de la filosofía de Hegel, aunque Hegel, personalmente, me agrada mucho” [4] .

Sin embargo, tiempo atrás, Goethe y Schiller habían intentado solucionar el problema de Hegel. En carta a Schiller dice Goethe:

“Por lo que se refiere a Hegel, me pregunto si no se le podría rendir un señalado servicio enseñándole la técnica de la dicción oratoria. Es un hombre de gran mérito, pero su locución tropieza verdaderamente con demasiados obstáculos” [5].

Schiller responde que sería bueno aproximar a Fernow y Hegel, pues, “de este modo, a lo mejor, Hegel consigue hallar un método didáctico que le permita presentar su idealismo bajo una forma inteligible [6]”.

En su respuesta, Goethe dice haber decidido “emprender aquello que usted me sugirió e intentar aproximar a Fernow y Hegel” [7]. El proyecto, sin embargo, no se llevó a cabo, o no tuvo éxito, lo que, en caso contrario, habría supuesto un gran alivio para la posteridad, o al menos para los estudiantes de filosofía.

Pero no faltan las alabanzas de Goethe a Hegel, como cuando elogia un trabajo de este sobre Hamann [8] y comenta que “siempre fue excelente el criterio a que Hegel se ajusta en la crítica”[9].

Es posible que en el comedimiento que Goethe muestra hacia Hegel, no expresando claramente su desacuerdo con él, influyera la inmensa admiración que Hegel sentía por él. Hegel, por ejemplo, consideraba que la novela de Goethe Wilhem Meister era “la epopeya moderna”, y escribía a Goethe:

“Cuando abarco con la mirada la marcha de mi desarrollo espiritual, lo veo a usted entrelazado conmigo por todas partes, y yo podría llamarme hijo suyo. En contra de la abstracción, mi intimidad ha recibido de usted el alimento capaz de reparar sus fuerzas, y mirando sus creaciones como si fueran faros, mi vida ha orientado su curso” [10] .

Además, Hegel se puso de lado de la teoría de los colores de Goethe, lo que complacía mucho a Goethe, dada la importante posición de Hegel.

Goethe y los idealistas alemanes

Investigación acerca de la relación entre Johann Wolfgan Goethe y los filósofos idealistas: Kant, Hegel, Fichte, Schelling, Schiller, Schopenhauer y el poeta Holderlin. Escrito hacia 1991.
Goethe y los idealistas alemanes
La relación de Goethe con los más importantes representantes del idealismo alemán: Kant, Fichte, Schelling, Hegel, Schiller, Holderlin y Schopenhauer.
Influencia de Kant en Goethe
Kant no hizo nunca caso de mí, pese a seguir yo por mi propio impulso un camino paralelo al suyo.
Semejanzas entre las ideas de Kant y las de Goethe
Paseando por los jardines públicos de Palermo, se me ocurrió de pronto que en el órgano de la planta que solemos llamar la hoja se ubica el verdadero Proteus, que puede esconderse o revelarse en todas las formas vegetales. De principio a fin, la planta no es más que hoja.

  • [1]Conversaciones con Eckerman (Obras Completas,1360).
  • [2]c., 1360.
  • [3]Citado por Cansinos Assens en Obras Completas,I, 207.
  • [4]Diarios y Anales, año 1828 (Obras Completas,1360).
  • [5]Correspondencia Schiller-Goethe, nº927.
  • [6]Correspondencia Schiller-Goethe nº928.
  • [7]Correspondencia Schiller-Goethe nº929.
  • [8]Goethe admiraba a Hamann, como se verá en el apartado 8.
  • [9]Obras Completas,1189.
  • [10]Citado por Negro Pavón, 24.

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