La línea de sombra
He elegido este título, que he robado a Joseph Conrad, para agrupar una serie de textos que tienen una característica común. Mi intención es moverme cerca de esa línea que separa el bien del mal, la crueldad de la piedad, el amor del odio, la vida de la muerte y lo moral de lo inmoral, o de lo amoral.
Antes de decidirme por el título , pensé en otro: Viaje al corazón de las tinieblas, también casi conradiano, porque mi intención es emprender un viaje al lado más oscuro, siniestro, inquietante, de la mente humana.
Tras emociones tan intensas, y en apariencia espontáneas, como el amor o la ternura podemos descubrir tópicos e ideas aprendidas, prejuicios y convenciones absurdas. Y también que muchas de ellas son producto de la sociedad y el momento en los que nos ha tocado vivir, aunque prefiramos pensar que esas emociones y sentimientos han sido elegidos libremente por nosotros.
Los primeros artículos de La línea de sombra se publicaron en una de las etapas de mi larga colaboración con la revista digital Divertinajes, creada por Eva Orúe, durante el año 2012. Aquí las recupero, reviso y modifico, a veces un poco, a veces mucho. Pero también he añadido textos que he publicado en otros lugares que tienen mucha relación con los asuntos que trato aquí.
Los primeros dilemas de La línea de sombra fueron sencillos. Pocas personas han dudado acerca de qué harían si tuviesen que elegir entre salvar a un perro o un cuadro (Incendio en el museo y El arte o la vida).
Sé que algunos lectores, tras leer El tamaño de la emoción, también llegaron a plantearse dónde se sitúa exactamente la línea que señala su amor hacia los animales: ¿es una cuestión de tamaño, de apariencia, de ideas preconcebidas?