Sherlock Holmes contra Cyrano de Bergerac
El primer misterio relacionado con la figura de Sherlock Holmes es el de su existencia.
Pensemos en dos personajes literarios de parecida celebridad, Sherlock Holmes, el más famoso de los detectives, y Cyrano de Bergerac, uno de los más célebres espadachines.
Son dos personajes literarios muy conocidos y admirados. Se han escrito novelas, obras de teatro y cuentos protagonizados por ellos. También han aparecido en películas y series de televisión. Sin embargo, hay algo que los distingue: Cyrano no es (o no fue) tan solo un personaje, una invención literaria, sino que fue también una persona, alguien que existió más allá de los libros y las películas. Holmes, por el contrario, nunca pisó las calles de Londres, excepto en el interior de los cuentos y novelas de Arthur Conan Doyle.
Lo curioso del asunto es que casi todo el mundo cree que Cyrano es un personaje de ficción, pero miles de turistas acuden a Londres buscando la casa en la que vivió Sherlock Holmes. Cuando se encuentran frente al 221B de Baker Street piensan que aquella fue la casa en la que vivió el más célebre detective de todos los tiempos, la que se menciona en la primera narración de Holmes, Estudio en escarlata:
«Según habíamos acordado, nos vimos al día siguiente e inspeccionamos las habitaciones del número 221 B de la calle Baker, a las que nos habíamos referido en nuestra entrevista. Consistían en dos cómodos dormitorios y un único cuarto de estar, amplio y ventilado, amueblado de manera agradable, y que recibía luz de dos espaciosas ventanas».
Cyrano de Bergerac
Arthur Conan Doyle, Estudio en escarlata.
A pesar de lo que nos cuenta Watson, cuando se publicó el relato la calle Baker sólo llegaba hasta el número 100, así que está claro que Conan Dyle se aseguró de que los lectores de las aventuras de Sherlock Holmes no molestaran a ningún vecino.
Años después, la calle creció e incluso se reordenaron los números de los portales. Cuando eso sucedió, los números del 215 al 229 (y por tanto el 221 B) fueron asignados a un edificio Art Decó que había sido construido en 1932, y que Conan Doyle ni siquiera pudo ver, ya que había muerto dos años antes.
Desde que se asignó el número 221 de la calle Baker al edificio llamado Abbey House, empezaron a recibirse miles de cartas de personas que creían que Holmes, o Watson, o alguien relacionado con el detective, todavía vivía allí. Los carteros, a partir de ese momento, pudieron repartir las cartas que durante años habían clasificado como “Dirección inexistente”.
Eran tantas las cartas recibidas que la empresa propietaria del edificio designó a uno de sus empleados como «secretario de Sherlock Holmes».
En los años ochenta del siglo XX, el Museo de Sherlock Holmes, también en la calle Baker, reclamó el número 221 B de la calle y con el tiempo logró obtenerlo. Desde entonces, los cientos de cartas que cada año se envían a Sherlock Holmes llegan al Museo, en cuya pared exterior luce una placa que recuerda al detective.
Quienes acuden a Londres pueden visitar la casa y el museo, pero muchos sufren una gran decepción, como me sucedió a mí, cuando les explican no sólo que la casa no existía en aquella época, sino, lo que es sin duda más inquietante, que ni siquiera existió Sherlock Holmes.
Por el contrario, casi nadie visita los lugares en los que trascurrió la vida de Cyrano de Bergerac, porque casi todo el mundo piensa que Cyrano es un personaje de ficción que nunca existió. Los rasgos que hacen parecer ficticio a Cyrano son fáciles de detectar: su prominente apéndice nasal, sus habilidades como espadachín, su afición a hablar en verso y su fantasía desbordante. Muchos de estos rasgos no se encuentran lejos de la verdad histórica, como puede comprobar quien lea las cartas satíricas escritas por Cyrano o su asombroso libro Viaje a la Luna y a los imperios del Sol. Todos estos rasgos fueron exagerados de manera novelesca cuando el dramaturgo Edmund de Rostand escribió Cyrano de Bergerac, a finales del siglo XIX, que es la imitación que ha logrado suplantar al original en la imaginación de todos los admiradores de Cyrano y convertirlo de persona en personaje.
Continúa en El hombre que nunca vivió y que nunca morirá
Esta entrada se publicó por primera vez el 5 de junio de 2015. Revisado en 2023
La vida secreta de Sherlock Holmes
Carlos García Gual ha dicho de No tan elemental. Cómo ser Sherlock Holmes:
“Es una mis mejores lecturas de ensayos literarios en mucho tiempo, tanto por su originalidad como por su estilo. Y sobre un tema para mí fascinante ya que me trae recuerdos de lecturas juveniles… Me tiene admirado su manejo de todos esos registros tan bien usados en esta trama tan erudita y esa disección tan inteligente, de fina “filología” (en el buen sentido de la palabra)… Creo que el resultado final es espléndido y muy divertido”.
Joan Proubasta, antiguo presidente del Círculo Holmes, la más importante organización sherlockiana de España, dijo en la presentación de No tan elemental en la librería Negra y criminal: «Después de todo lo que se ha contado acerca de Sherlock Holmes, parecía imposible que se pudiera decir algo nuevo, pero Daniel Tubau lo ha logrado».