El extraño caso de Arthur Conan Doyle
En los capítulos anteriores hemos podido observar la curiosa insistencia en olvidarse de Arthur Conan Doyle cuando se habla de Sherlock Holmes, algo a lo que son (o somos) aficionados todos los holmesianos. Esa tendencia a ningunear al autor para favorecer a su criatura ha llamado la atención de otros expertos holmesianos como Marcello Truzzi: «Es sorprendente que haya sido Holmes, y no Conan Doyle, quien haya despertado tanto interés».
Sin embargo, quizá no sea tan extraordinario que, al hablar de un personaje, nos olvidemos de su autor. Cuando nos referimos a Don Quijote, muchas veces lo hacemos sin ni siquiera aludir a Cervantes; cuando hablamos de Hamlet, Otelo, Romeo y Julieta o Shylock podemos hacerlo sin mencionar a Shakespeare.
[bctt tweet=”Es sorprendente que haya sido Holmes, y no Conan Doyle, quien haya despertado tanto interés.”]
Lo cierto es que podemos acercarnos a los personajes literarios de dos maneras muy diferentes: en algunos casos, siempre tenemos presente al autor, mientras que en otros nos olvidamos enseguida de él. Es raro oír hablar de un personaje creado por Borges sin mencionar una y otra vez a Borges, o de las extrañas criaturas de Lovecraft sin tener presente en todo momento a Lovecraft, pero casi nadie se acuerda del nombre del creador del Zorro, y muchos confunden a los autores de Pulgarcito con los de El soldadito de plomo o Blancanieves.
En ciertos casos, un autor está presente en su obra o sus personajes, a la manera de Lovecraft y Borges, pero en otros está ausente, a la manera de Johnston McCulley (creador del Zorro).
Para los lectores que no lo tengan claro: Pulgarcito es un cuento de los hermanos Grimm, El gato con botas, de Charles Perrault, El soldadito de plomo de Hans Christian Andersen, aunque muchos de estos cuentos eran tradicionales, como El gato con botas, que ya fue contado por Basile en Cagliuso.
Continúa en Auguste Dupin según Conan Doyle (y Sherlock)
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La vida secreta de Sherlock Holmes
Carlos García Gual ha dicho de No tan elemental. Cómo ser Sherlock Holmes:
“Es una mis mejores lecturas de ensayos literarios en mucho tiempo, tanto por su originalidad como por su estilo. Y sobre un tema para mí fascinante ya que me trae recuerdos de lecturas juveniles… Me tiene admirado su manejo de todos esos registros tan bien usados en esta trama tan erudita y esa disección tan inteligente, de fina “filología” (en el buen sentido de la palabra)… Creo que el resultado final es espléndido y muy divertido”.