El triángulo del significado
En el apartado anterior examiné la relación entre semántica y significado, una relación tan estrecha que hace inútiles o circulares gran parte de las definiciones propuestas para distinguir la semántica del significado.
Volveré a la semántica al tratar su relación con la sintaxis, pero ahora examinaré las diversas explicaciones propuestas del concepto significado, considerado por Favl Henle “el problema del siglo”(Christensen, 1968).
Las teorías acerca del significado pueden dividirse en dos grupos: referenciales y operacionales.
Interpretaciones referenciales o analíticas del significado
Las teorías referenciales del significado consideran que “la significación de un término es el objeto al cual se refiere” (Ferrater Mora, 1985).
Una formulación más clara es el célebre ‘triangulo básico’ de Ogden y Richards, que tiene en cuenta tres componentes del significado:
En el vértice izquierdo nos encontramos con el símbolo (también llamado significante) que es la forma sensible. En el vértice derecho está la cosa o referente, aquel objeto del mundo real al que se asocia el símbolo.
La línea discontinua que une símbolo y referente muestra que la relación entre ambos no es directa:
“La palabra ‘simboliza’ un ‘pensamiento’ o ‘referencia’ que, a su vez, ‘refiere’ el rasgo o acontecimiento sobre el que estamos hablando” (Ullman, 1976).
El triángulo de Ogden y Richards no resuelve varios problemas fundamentales, como el hecho de que “un objeto puede permanecer inalterado y, sin embargo, el significado de su nombre puede cambiar para nosotros si hay alguna alteración en nuestra percepción de él” (Ullman, 1976). También puede suceder que un objeto cambie de manera fundamental y no lo haga su nombre, al no advertirse ese cambio, o ser tan continuo como lo es, por ejemplo, la vida de un ser humano: “¿Es el juan de 20 años el Juan de 40?”.
Wittgenstein (1983) también señala:
“Es importante constatar que la palabra “significado” se usa incorrectamente si con ella se designa la cosa que le “corresponde” a la palabra. Eso significa que se está confundiendo el significado de un nombre con el portador del nombre. Si se muere el señor N.N. se dice que se ha muerto el portador del nombre, pero no que se haya muerto el significado del nombre”.
En cualquier caso, las teorías referenciales del significado siempre han estado estrechamente relacionadas con las tendencias positivistas y neopositivistas, que buscan definir el significado como aquello que es realmente la cosa a la que el símbolo se refiere* . Así, Bloomfield propone que los significados se definan “siempre que se pueda en términos de otras ciencias”. De este modo, “sal” significa “cloruro sódico’ (NaCl)” (Ullman, 1976). Sin embargo, dice Ullman, “cabe preguntar si éste es realmente el significado de la palabra ‘sal’ para el hablante medio, el cual probablemente no tiene idea de la composición química de la sal.
“Por ello, continúa Ullman, el sesgo antimentalista que está en la raíz de la teoría de Bloomfield, cuando llega a definir sentimientos y otros estados de ánimo, conduce a métodos que sólo pueden ser calificados como procustianos”.
“Procustianos” se refiere al personaje de la mitología Procusto, que invitaba a los viajeros a tumbarse en uan cama. Si eran más cortos que la cama, los estiraba hasta descoyuntarlos; si eran más largos les cortaba de un hachazo lo sobrante, como las manos o los pies. Teseo le obligó a tenderse en su lecho y le aplicó su mismo método. Por lo tanto procustiano significa querer encajar los hechos en una teoría aunque sea a costa de deformar esos hechos.
Por su parte, Ullman, aceptando el punto de vista referencia!, propone sustituir los términos del triangulo básico por ‘nombre’ , ‘sentido’ y cosa’ (name, sense, thing).
Ullman señala, además, algo importante: “la relación recíproca y reversible entre el nombre y el sentido”.
El mayor defecto del triángulo básico es descuidar esta relación y, consiguientemente, “el punto de vista del que habla”. El oyente, cuando oye una palabra, supongamos puerta, pensará en una puerta y así comprenderá lo que el que habla está diciendo, pero para este último la secuencia será justamente la inversa: pensará en la cosa, y si piensa en la cosa dirá la palabra”.
En mi opinión, este análisis, aunque enriquece la noción de significado al admitir dos sentidos en la comunicación, todavía se queda corto. Como se verá más adelante, la complejidad de un fenómeno comunicativo (contexto, medio, intención) y la distinción entre lo implícito y lo explícito hace muy difícil hablar del significado de un nombre o símbolo aislado”.
Si no me equivoco, en esta dirección se halla el ‘holismo epistemológico’ de Quine, que trae a colación “un amplio contexto lingüístico y asimismo un amplio contexto referencial en vez de mantener el problema de la referencia en una estrecha relación biunívoca entre un término y el supuesto objeto al cual se refiere (Ferrater-Mora, 1985) La necesidad de fijar límites a este trabajo no me ha permitido comprobar la coincidencia entre el análisis de Quine y algunos aspectos del que desarrollo aquí.
* Las teorías referenciales también se pueden relacionar con definiciones de la verdad, como la de San Anselmo (rectitudo sola mente perceptibilis) o la de Tarski. Sin embargo, aún para quienes aceptan tales definiciones de verdad, no resulta evidente su equiparación con el significado.
** Bloomfield podría responder a Ullman: la sal es el compuesto químico NaCl, comunmente conocido como sal, salt, etc. Sobre este asunto se puede considerar el experimento imaginario del planeta Yon de Puttnam, por ejemplo, en Fodor, “Methodological Solipsism Considered as a Research Strategy in cognitive Psychology”.
Comentario en 2023
Como se ve, el asunto es muy complejo y, en mi opinión, tiene mucho que ver con la definición de verdad y con el escepticismo. Por ejemplo, cuando identificamos el referente como la realidad y la cosa, parece que estamos diciendo que tiene que existir la cosa. Pero podemos usar el símbolo “Luke Skywalker” para referirnos a un significado claro: el personaje de Star Wars en el que estamos pensando. Pero el referente de ese personaje no es una persona real, sino ficticia. ¿Quiere esto decir que ese símbolo y ese significado no tienen referente? Por supuesto que no. Ese referente está en las películas de la saga galáctica, aunque tampoco es exactamente el personaje al que interpreta el actor Mark Hammill, porque otro actor también puede interpretar a Luke Skywalker.
Pensemos en la célebre ilustración de René Magritte del caballo. Está el caballo real, el caballo en una pintura y el caballo expresado por una palabra, pero a ese dibujo habría que añadir el pensamiento del hombre en un caballo. Y podríamos incluso complicarlo si el hombre estuviera pensando no en ese caballo que veos, sino en el concepto de caballo, en cualquier caballo.
(La ilustración en la que John Searle y un chimpancé colaboran ha sido creada con la IA Midjourney)
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