El origen del pueblo chino

Guerra y paz en la antigua China / 8

Según el texto taoísta Liezi, en la batalla de Banquan las tropas de Huangdi se agruparon en osos negros y osos grises, lobos, panteras y tigres, águilas y faisanes y halcones. También en los Anales de bambú (Zhushu Jinian) es decir, en las crónicas  del estado de Wei, se dice que Huangdi contó con la ayuda de tigres, panteras, osos y osos pardos.

Lo más probable es que los animales del Emperador Amarillo escondan el recuerdo deformado de clanes guerreros que se identificaban con animales, aunque también podría tratarse de insignias o enseñas militares que permitían distinguir a los diferentes batallones de Huangdi, porque este emperador es considerado el primer estratega que organizó a los soldados en formaciones para la batalla. Cuando Sunzi dice que el Emperador Amarillo conocía las cuatro posiciones, seguramente se refiere a cuatro formaciones de batalla. Iñaki Ydoeta habla de insignias de osos, lobos, leopardos y tigres y como estandartes buitres águilas, halcones y milanos.

Otros eruditos chinos aseguran que lo que debe entenderse es que Huangdi amaestró a esas fieras y las empleó en la guerra, una práctica que se sabe que fue empleada en la China antigua.

El arte del engaño contiene la traducción completa y comentada de El arte de la guerra de Sunzi (Sun Tzu). El maestro Sun vivió mucho tiempo después de la época del Emperador Amarillo, pero se refiere a él como su primer precursor.

Así, en los Registros históricos de Sima Qian, se cuenta que Tian Dan usó mil bueyes para  provocar el pánico en el ejército enemigo, mediante un método verdaderamente sofisticado: cubrió a los animales con telas de seda roja con franjas que recordaban a un dragón y les ató espadas afiladas en los cuernos. También ató a las colas  de los bueyes juncos engrasados y los prendió fuego, dejando salir a los animales de la fortaleza. Los bueyes, aterrorizados por el fuego, se precipitaron sobre el campamento enemigo, seguidos de cinco mil soldados que marchaban tras los animales en silencio. La irrupción de los bueyes provocó un pánico indescriptible, que aumentó debido a que los atacantes hicieron un ruido insoportable golpeando cazos de bronces con martillos. El éxito de la ofensiva de Tian Dan fue total.

Tan solo sesenta y dos años más tarde de la batalla ganada por Tian Dan, el cartaginés Aníbal empleó un método muy parecido contra los romanos de Fabio Máximo:

«Ató bultos de haces de leña encendidos a los cuernos de bueyes, y largó a los animales sueltos por la noche. Cuando las llamas se extendieron, abanicadas por el movimiento, los bueyes, presas del pánico, corrieron como locos aquí y allí sobre las montañas a las cuales habían sido conducidos, iluminando la escena entera».

Fabio Máximo temió una emboscada y detuvo la persecución de Aníbal, que se encontraba en ese momento en verdaderas dificultades.

En fechas cercanas a las anteriores, pero en la India,  el gran estratega y pensador indio Kautilya recomendó impregnar con polvos incendiarios a pájaros, gatos, mangostas y monos , método a su vez semejante al que empleó el bíblico Sansón cuando encendió las colas de cientos de zorros y los lanzó contra los filisteos:

 «Y Sansón fue y capturó trescientas zorras, tomó antorchas, juntó las zorras cola con cola y puso una antorcha en medio de cada dos colas. 
Después de prender fuego a las antorchas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, quemando la mies recogida, la mies en pie, y además las viñas y los olivares» (Jueces, 15,4). 

Todos estos estrategas, casi coetáneos, se anticiparon al moderno y terrible uso de perros o delfines adiestrados para detonar o detectar bombas .

Sea como fuere, con animales amaestrados o con formaciones de combate con insignias de fieras, se dice que Huang Di venció a su segundo enemigo, Yandi.

Lo que sucedió a continuación no está del todo claro y los relatos son muy confusos, pero parece que las dos tribus, la de los yandi y la de los huangdi, se unieron tras la batalla y dieron origen a la gran tribu de los huaxia, que los chinos consideran como el origen lejano de la etnia han, de la que se consideran descendientes.

En opinión de algunos historiadores, lo que sucedió pudo ser algo así como: en el territorio en disputa vivían los shennong, un pueblo agricultor, cuando llegaron dos tribus invasoras que estaban emparetadas, los yandi y los huangdi. Tras vencer a los shennong, los vencedores se enfrentaron por la posesión del territorio, hasta que los huangdi se impusieron. En cierto modo, la situación recuerda vagamente a las invasiones sucesivas que cayeron sobre la civilización micénica o sobre el Imperio Romano, con pueblos que empujaban a otros pueblos, obligándolos a su vez a convertirse en invasores en su huida. Porque todavía quedaba un tercer enemigo para que Huangdi impusiera su dominio El más temible de todos.

Continuará

 

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