El nacionalismo (CASA DE CITAS)

El juego consiste en escribir un artículo en el que todo lo que se dice ya ha sido dicho por otros. Se trata de no ser original, o de serlo de manera consecuente, si fuera cierto que «ser original consiste en decir lo que han dicho otras personas, pero haciendo creer a los demás que se le ha ocurrido a uno». El juego es también la ejemplificación de varios dichos célebres: «Nada nuevo bajo el sol» y «Todo ha sido ya inventado». O en el terreno de la filosofía, aquello que decía Aristóteles: «No hay ninguna opinión, por absurda que sea, que no haya sido sostenida por algún filósofo».

En cierto modo, se trata de aplicar de una manera lúdica lo que parece ser una exigencia de las actuales tesis doctorales: que toda opinión o argumento haya sido sostenido por cualquier autor, excepto por el que firma la tesis.

Norman O.Brown, El cuerpo del amor

Pero en este juego las reglas son estrictas: hay que saltar de una cita a otra, sin más transición que la que permite unirlas en un discurso coherente. Y la coherencia de este juego se demuestra por el mismo hecho de que el juego mismo ni siquiera es original: ya lo practicó Norman E.Brown en El cuerpo del amor, y, en cierto modo, Marshall McLuhan en El medio es el masaje, donde todo lo que no es cita de autores pasados es cita para autores futuros.

Repito cuáles son las reglas: un collar de citas unido por un delgado hilo argumentativo, cuya única misión es dar coherencia a la sucesión de textos. La citas han de ocupar por lo menos el setenta y cinco por ciento del total. He decidido comenzar con el tema del nacionalismo, consultando, en diversos libros de citas, palabras como PATRIA, PATRIOTISMO, NACIÓN Y NACIONALISMO.

El juego comienza ya .

LA CASA DE CITAS

EL NACIONALISMO

Le jour du quatorze juillet

je reste dans mon lit douillet (1)

( Georges Brassens)

Son pocos quienes opinan que en todo momento un patriota es un loco (2). Aunque algunos piensan que allí donde se está bien, esa es la patria(3), y otros responden cosmopolita cuando se les pregunta de dónde son(4), puesto que toda tierra es accesible para el hombre sabio, dado que la patria del alma buena es todo el universo (5), la mayoría opina que el que no ama a su patria, no puede amar nada (6).

Sin embargo, muchos están de acuerdo en que bueno es saber algo de las costumbres de otros pueblos para juzgar las del propio con mejor acierto (7). Y no creer que todo lo que sea contrario a nuestros modos es ridículo y opuesto a la razón, como suelen hacer los que nada han visto. Pues no es sino algo mezquino y una estupidez acabada aceptar la obligación de vivir en un rincón de tierra marcada con rojo o azul sobre el mapa y detestar por ello todos los rincones que aparecen de color verde o negro (8).

Sin embargo, es perfectamente posible pensar que el nacionalismo es una estupidez y considerar, al mismo tiempo, que la represión de las ansias nacionalistas no sólo es una estupidez mayor, sino también una muestra más de nacionalismo. En efecto, si bien es cierto que el patriotismo es una de las perversiones más estúpidas de la humanidad (10), más lo es la violencia (9).

Lo malo es que ambas perversiones suelen ir juntas, puesto que cualquier medio es lícito para salvar a la patria (11). Y aunque algunos opinan que hay que confiar en hallar que mi patria tiene razón, pero la tenga o esté equivocada, yo la defenderé (12), al fin y al cabo, con la patria se está con razón y sin razón, en todas las ocasiones y en todos los momentos de la vida (13).

Por último, los más originales combinan el nacionalismo con el cosmopolitismo: «Basta con que ponga un pie en suelo extranjero para sentirme conmovido por su destino y para -en cierto modo restringido, se entiende- preferirlo a todos los demás. No hay bandera que, cuando el viento la hincha, la hace estallar, la levanta y la extiende majestuosamente, no me haga estremecer hasta la médula. No existe nación que yo deteste; hay muchas a las que quiero; por todas siento simpatía. Si quiero a mi madre, comprenderé mejor que usted ame a la suya, y proyectaré sobre ella parte de mi amor por la mía, al igual que usted proyectará sobre la mía un poco de su afecto por la suya» (14).

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Origen de las citas

1. «El día 14 de julio, me quedo en mi blanda cama». (El 14 de julio es la fiesta nacional de Francia).

2. Alexander Pope

3. Pacobio»,»Ubi bene, ibi patria»]

4. Diógenes el cínico]

5. Demócrito. También decía Marco Aurelio: «Mi patria y mi ciudad, en cuanto Antonino, es Roma; pero en cuanto hombre es el mundo».

6. Lord Byron.

7. Descartes.

8. Flaubert.

9. Daniel Tubau, en un artículo publicado en El Independiente.

10. Iván Tubau.

11. Quintiliano.

12. Criltenden.

13. Cánovas.

14. Vladimir Volkoff.

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[Publicado en 1994]

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