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El espejo
“Os entrego este librito para que os miréis en él como en un espejo y no para que con él miréis a otros como a través de un monóculo”. Lichtenberg “Es un placer cuando, en un libro que examino al azar, encuentro a un personaje que es como yo”. (Tachibama Akemi, Placeres solitarios) En mi revista Esklepsis tenía una sección que se llamaba El espejo, que era algo así como una antología de textos de otros autores. Buscaba esa coincidencia de la que habla Akemi. El primer autor que incluí en El espejo fue Benjamin Constant, con un breve texto de…
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Episodios de una vida, ¿de Thomas Hardy?
EL ESPEJO
Hace muchos años, en mi revista Esklepsis abrí una sección llamada El espejo, en la que seleccionaba textos que en cierta manera eran un reflejo de mí mismo, como uno de Benjamin Constand: “El espíritu de contradicción”. Tiempo después, no sé por qué, empecé a escribir algunos textos imitando a otros autores. Como he visto que alguno de esos textos circula por internet, atribuido a esos autores, he decidido revelar mi autoría y no cargar a mis admirados escritores con mi propia mediocridad imitativa, como les sucede a decenas de pensadores y escritores (un ejemplo es Borges, con su falso poema Instantes, otro es Einstein con tantas citas falsas). Así que…
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Benjamin Constant y el espíritu de contradicción
En las conversaciones con la mujer que, la primera, había contribuido a desarrollar mis ideas, contraje una inflexible aversión hacia todas las máximas comunes y todas las fórmulas dogmáticas.
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Johnson y el espectador ingenuo
Samuel Johnson, en el postscriptum a su Defensa de Shakespeare, termina con una encendida defensa de la ingenuidad que el espectador o el lector debería recuperar para no justificar o confundir sus meros prejuicios con valores como el refinamiento, la exigencia estética o la exigencia de verosimilitud: “Hay muchos, y el afán de conservar mis amistades no me permite mencionar a algunos, que acuden al teatro con la crítica ya escrita. Entre ellos se encuentran los que abusan del anhelo de verosimilitud. Pero, ¿acaso no exige el disfrute de la ficción un cierto adormecimiento de la exigencia de realidad? ¿No sería más conveniente que imitáramos a los escépticos antiguos y suspendiéramos el juicio cuando asistimos…
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Larga noche de amor en el Cuarteto de Alejandría
He reanudado la lectura de El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell. Nada más empezar el capítulo en que lo dejé el año pasado, me encontré este pasaje: “Podemos contemplar toda nuestra vida como una noche de amor. Imaginemos las caricias y los placeres que nuestro cuerpo recibe en esa noche de amor, la piel que se desliza junto a la nuestra, su calor, su firmeza y su blandura, su humedad. Cada una de estas sensaciones es unos de los recuerdos que hallaremos años después en nuestra memoria, cada hermoso movimiento, cada gesto de ternura acariciará nuestra sensibilidad, pero ahora no desde fuera hacia dentro, sino desde dentro hacia afuera.…