¿Ha habido de hecho Renacimiento en España? (FIRMA INVITADA)

NOTA DE LA DIRECCIÓN DE ESKLEPSIS

La Dirección de esta revista se ha visto obligada, bien que siendo consciente de que ello supone un atentado al buen sentido y a la autoría intelectual y moral del autor de este artículo, sin duda brillante y definitivo, a acortarlo y condensarlo, reduciendo su extensión a una tercera parte de la original. El autor por otra parte, no sólo ha comprendido que la extensión de su artículo excedía los límites que esta Revista impone a sus colaboradores, sino que, en un gesto que le honra, ha colaborado en la tarea de reducir el continente de su obra de tal manera que ello no conllevase una pareja merma del contenido. Somos perfectamente conscientes de que esta medida, absolutamente inevitable, ha traído consigo el que queden muchas preguntas sin responder; tampoco sorprenderá al lector, por otra parte, el saber que en las dos terceras partes sacrificadas a la tijera, el autor planteaba otras preguntas no menos fundamentales. Basten, como ilustración y prueba fehaciente de la altura intelectual del autor de este artículo, las siguientes: ¿Podemos siquiera preguntar si ha habido o no Renacimiento en España? ¿Existe un carácter español? En caso de que exista un carácter español, ¿se puede decir que tal carácter es diferente al de otras naciones? ¿Es posible responder en un breve artículo a preguntas como las que aquí se plantean? ¿Es la pregunta en sí un instrumento legítimo para el conocimiento?
La Dirección de esta Revista, por último, quiere agradecer desde aquí al autor de este artículo su comprensión espontánea de las dificultades que se imponían a esta Dirección al hallarse en la obligación de acortar una obra que no admite en sí corte alguno. Al mismo tiempo, aprovecha la ocasión para alentar al autor de a persistir en su lúcido empeño, deseando, por último, poder iluminar de nuevo estas humildes páginas con el brillo de su pluma elocuente en algún futuro lejano.
LA DIRECCIÓN

FIRMA INVITADA

Javier Bernal

¿Ha habido de hecho Renacimiento en España?

Al encarar la cuestión de si ha habido Renacimiento en España, nos damos cuenta de que las respuestas son pocas, pero las preguntas muchas. Porque, podemos empezar por preguntarnos lo que da título a éste artículo: ¿Ha habido Renacimiento en España?

¿Es esta una pregunta adecuada o inútil? ¿No podríamos también preguntarnos simplemente: «¿Ha habido Renacimiento en alguna parte»? ¿Y no sería una pregunta más urgente la que plantea si existe o ha existido alguna vez España? Porque, si llegáramos a determinar que no ha habido renacimiento en parte alguna, o que no ha existido nunca España, ¿qué sentido tendría plantearnos si ha existido Renacimiento en España?

Ahora bien, llegados a este punto (y espero que el lector no haya perdido el hilo de nuestro argumento, que sólo acaba de iniciarse), llegados a este punto, cabe preguntarse también: ¿qué significa la palabra Renacimiento? Esta es, tal vez, la pregunta clave, la columna sobre la que se asienta todo el edificio de nuestras dudas. Si conseguimos responder a esta pregunta, el camino quedará allanado para recorrerlo. ¿Qué significa, qué queremos significar, cuando decimos Renacimiento? ¿Podemos ponernos de acuerdo acerca de cuál es el referente de este término? Y lo que es quizá, más vital: ¿qué tipo de acuerdo buscamos? Es decir, ¿hemos de buscar una definición que sea aceptada por unanimidad? Supongamos que sí. Ahora bien, esta suposición, el aceptar este hecho, nos lleva de nuevo a una disyuntiva. En primer lugar: ¿quiénes se tienen que poner de acuerdo?; en segundo lugar: ¿es la unanimidad un método científico válido? O, lo que es lo mismo: ¿es la ciencia una disciplina democrática?

Quiero aventurar aquí una respuesta tal vez apresurada: si respondemos a la primera pregunta («¿Quienes se tienen que poner de acuerdo?»), habremos respondido también a la segunda («¿Es la ciencia una disciplina democrática?») Intentaremos, pues buscar una primera respuesta.

Nos hallamos enfrentados a una pregunta de considerable amplitud y, al mismo tiempo, intensidad: ¿quiénes se tienen que poner de acuerdo? Recuérdese que esta pregunta es el pórtico que nos permitirá penetrar en los enigmas planteados al comienzo de este artículo («¿Ha existido Renacimiento en España», «¿Existe España?», «¿Ha existido Renacimiento en alguna parte?»).

¿Quiénes, pues, tienen que responder a esos enigmas?

Los historiadores, se pensará de inmediato, pues, ¿no es acaso el Renacimiento un fenómeno histórico, como lo es (si es que existe o ha existido) España? Y, sin embargo, una reflexión más pausada nos llevará a pensar en los filósofos, pues, ¿no es el Renacimiento un fenómeno esencialmente filosófico, o cuando menos digno de ser estudiado por la filosofía? Y después pensaremos que también habrá que contar con la opinión de los sociólogos y de los expertos en ciencia política. ¿Habrá que consultar también a los psicólogos?

!No!

Esa sería la respuesta intuitiva e inmediata, pero ¿no supone el Renacimiento, antes que nada, un cambio de mentalidad? Se nos dirá, con razón, que no podemos asegurar tal cosa, puesto que todavía no hemos decidido si ha existido siquiera el Renacimiento. De acuerdo, pero, ¿no tendrán entonces los psicólogos que ocuparse de aquellos que piensan que ha existido el Renacimiento, cuando, de hecho, no ha existido? He aquí que hemos dado de nuevo con un punto clave, hemos tocado hueso, hemos, en definitiva, puesto el dedo en la llaga. Porque a lo que tenemos que responder no es a la pregunta de si hay razones para afirmar que ha habido o no ha habido Renacimiento en España. A lo que de verdad tenemos que responder es a si ha habido, de hecho, Renacimiento en España. De nada servirá argumentar que no hay razones para afirmar que haya habido Renacimiento en España, de nada servirá tal conclusión si por otro camino queda establecido que, de hecho, sí ha habido Renacimiento en España.

Pero intentemos no fatigar al lector con disquisiciones académicas fuera de tono. Se trataba de decidir qué significa la palabra Renacimiento. Es decir: ¿qué condiciones se tendrían que cumplir para que pudiésemos decir: “Sí, efectivamente, ha habido Renacimiento y, además, lo ha habido en España”.

Renacimiento, ¿implica una pérdida de poder por parte de la iglesia, una secularización de las sociedad? Si es así, parece que no se puede decir que haya habido Renacimiento en España.

Renacimiento, ¿implica una apertura a los nuevos valores del Estado moderno? Si es así, tendríamos que admitir que no ha habido Renacimiento en España.

Renacimiento, ¿implica el surgimiento de una clase comerciante y burguesa perfectamente vertebrada? Si la respuesta es afirmativa, habrá que concluir que no ha habido Renacimiento en España.

Hemos alcanzado, según parece, un veredicto negativo y, sin embargo, persiste cierta insatisfacción, nos damos cuenta de que no hemos logrado responder de un modo definitivo, de que nuestra flecha ha errado el blanco. Porque, en definitiva, podemos convertirnos en fiscales de nuestro propio criterio y preguntar: en el caso de que no hubiera habido una pérdida de poder eclesiástico, ¿sería eso suficiente para decir que no ha habido Renacimiento en España? Y también: en el caso de que no se hubiese dado una apertura a los nuevos valores del estado moderno, ¿sería eso suficiente para decir que no ha habido Renacimiento en España? O, lo que es lo mismo: en el caso de que no se hubiese producido el fin del feudalismo y la pérdida del control intelectual por parte del clero y la nobleza, ¿sería eso suficiente para decir que no ha habido Renacimiento en España? Y por último: ¿en el caso de que no hubiese surgido una clase comerciante y burguesa perfectamente vertebrada, ¿sería eso suficiente para decir que no ha habido renacimiento en España?

Las anteriores preguntas exigen respuesta. Pero no una respuesta apresurada, desconsiderada, sino meditada y nacida de un examen riguroso. Porque, en definitiva, y con ello doy término a este artículo por fuerza inconcluso (como lo es cualquier obra humana), lo que podemos preguntarnos, aquello que legítimamente podemos y debemos inquirir, no es otra cosa que: ¿En el caso de que no hubiera habido Renacimiento en España, es eso suficiente para decir que no ha habido Renacimiento en España?

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[Publicado en 1994]

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