Elogio del diletantismo, por Fritz Mauthner
[PÓRTICO DE ESKLEPSIS nº1, 1994]
Nota en 2019: Esta es la primera introducción que escribí para mi revista Esklepsis, publicadaen el número 1, en 1994. El elogio del diletantismo que hace aquí Fritz Mauthner es también con toda probabilidad el origen de mi afición al término “diletante”, con el que siempre me he identificado y que ahora da nombre a mis cuadernos eléctricos, es decir a esa colección de escritos más o menos apresurados que otros prefieren llamar “blogs”.
“Únicamente a dos notas de censura quiero yo contestar aquí… Las dos notas son: que yo no soy un profesional y que yo no ofrezco un positivo y teórico sistema del conocimiento, sino sólo negación y escepticismo nihilista… He oído precisamente también esta observación, de que no soy profesional, de unos jueces profesionales que encuentran mi conocimiento como precioso, útil e impulsivo, agregando casi ingenuamente: “!Pero es lástima que no sea un profesional!”. En el concepto de tales señores no soy verdaderamente un profesional. No tengo empleo académico alguno. No tendré por mi trabajo título de nombramiento… no tengo yo curriculum vitae en regla tras mí, ni carrera ante mí… No conozco las locales condiciones de cada una de las Universidades… ni de sus facultades… No he estudiado nada de esto, no tuve tiempo para ello. Yo no soy un profesional. Más aún. De muchos eruditos, de los cuales sobre el valor de sus trabajos tuve que probar, no sé verdaderamente yo, pobre autodidacta, en qué Universidad viven, no sé de éste o del otro si es que viven todavía o si es aún digno de consideración. El signo marcadísimo del diletantismo. Pues diletante es aquel que hace su trabajo por amor, por amor al trabajo, al trabajo, precisamente, que él hace.
Subo un poco más, me torno más serio y continúo. Sin duda no soy profesional en muchas ciencias que, para fundamento y ejemplificación de mi pensamiento, debí atraerme. No soy profesional en las ramas de la lógica, matemáticas, mecánica, acústica, óptica, astronomía, biología de las plantas, fisiología animal, historia, psicología, gramática, ciencia lingüística india, románica, germánica, eslava, etc…, etc. Hace mucho años hice un cálculo. Yo necesito para mi trabajo conocimientos de 50 hasta 60 disciplinas, en las cuales hay actualmente diluidos conocimientos del mundo. Para cada una de estas disciplinas precisa una cabeza acondicionada lo menos cinco años para asimilarse solamente los fundamentos de un saber profesional. Yo necesitaría, pues, unos trescientos años de incesante trabajo antes de poder comenzar a escribir mis propios pensamientos; pues mis pensamientos tienen la incomodidad de no observar la posibilidad del conocimiento del mundo por el microscopio de una sola disciplina.
No soy tímido ante el trabajo. Yo hubiera ocupado de ello gustoso los trescientos años, no introduciendo en juego, como se acostumbra, ante un problema de tal magnitud, la medida de la vida humana. Pero yo me decía: suerte de las disciplinas científicas, excluidas algunas pocas, es que sus leyes no duren trescientos años; que yo, pues, tras los trescientos años de trabajo hubiera sido siempre y únicamente profesional en la última y estudiada disciplina, un diletante en las disciplinas cuyos estudios quedarán unos diez o veinte años atrás y un ignorante en las demás. Así, pues, tuve que renunciar al profesionalismo en todas aquellas ciencias cooperativas de mi trabajo; tuve humildemente que circunscribirme a apropiarme de todas estas ciencias-ayudas, tantos conocimientos, en tres veces nueve difíciles años, como creí precisos para la consecución de mi problema….
No tan seguro me encuentro en la refutación de la segunda nota: que yo no ofrezco un sistema positivo y esférico y que yo presento sin sistema. Pues mi insuperable y doloroso sentimiento me dice que, al menos, la segunda parte de esta observación no es injusta. Esto tiene, sin duda conexión con las verdades citadas hace poco. Una mejor cabeza, cuyo saber no fuera parcial, que hubiera hecho el trabajo de estudio sin envejecer ni morir… una tal cabeza no se hubiera contradicho, ni hubiera hecho jamás un rodeo; hubiera distribuido fina y ordenadamente todo documento en su obra paragráfica. Aquí soy un poco irónico solamente. Conozco las flaquezas de mi obra, que, probablemente, son las flaquezas de mi arte de trabajo.”
AL LECTOR (1994)
He elegido este texto como primer Pórtico de Esklepsis porque en él se exponen algunas ideas que coinciden con la línea editorial de esta revista. El lector podrá ir descubriendo poco a poco esas afinidades. El texto pertenece a un excelente prólogo de Mauthner a su no menos excelente Contribuciones a una crítica del lenguaje.
Aquí he querido seleccionar tan sólo su defensa del diletantismo, que ilustra, pero como imagen invertida, aquella frase clásica que afirmaba: “Más vale saber todo de un poco que un poco de todo”.
Lo ideal, por supuesto, sería saber todo, o todo lo posible, de todo, pero, puesto que ello no se halla al alcance del ser humano -lo que es una suerte-, prefiero, con Mauthner, saber de todo un poco y, tal vez, mucho de alguna cosa en particular. Eso significa moverse en un terreno peligroso y quizá convertirse en un frívolo diletante, pero no es fácil dejar de interesarse por todas las cosas que a uno le interesan. Como decía otra frase justamente célebre: Homo sum et nihil homini alienum me est (Hombre soy y nada humano me es ajeno).
ESKLEPSIS es una revista aperiódica y espero ir mejorándola número a número, lo que por ahora no es difícil. Habrá secciones más o menos fijas, y otras aparecerán y reaparecerán. Por ejemplo: Ajedrez, Sherlok Holmes, Mujeres, Libros, Poesía, El espejo, Símbolos, Utopías, Ciencia, etcétera. Además en este número se inicia una historia del budismo y la primera entrega de la entrevista a David Laborda.
Al principio pensé hacer tres revistas en una: ESKLEPSIS, APOYO MUTUO y CUADERNOS EGÓLATRAS.
Apoyo Mutuo serviría para desarrollar temas sólo esbozados en ESKLEPSIS. Por ahora este proyecto ha sido desechado.
En cuanto a Cuadernos Ególatras, su primer número se ofrece como regalo junto a esta revista, en cuadernillo cosido aparte, fácilmente separable.
Las fotografías y dibujos han sido obtenidos mediante fotocopias. En el futuro, utilizaré un scanner. Se me ocurrió hacer esta revista en diciembre de 1992 y éste primer número sale en septiembre de 1994. Espero que el segundo no tenga que esperar tanto, si es que hay segundo número.
En el próximo número el Pórtico será un texto de Montaigne que explicará por qué existe ESKLEPSIS.
Por último, ningún ente individual concreto se identifica, que yo sepa, con todas las opiniones expresadas en la revista. Desconozco, asimismo, si existe en algún lugar un escléptico, pero sí sé que sería un error considerar que el esclepticismo es algún tipo de sistema filosófico. También sé que será muy difícil convencer de esto último a los seguidores de sistemas dogmáticos.
[Este primer número de Esklepsis fue publicado en 1994]
Para saber qué era Esklepsis y ver el contenido de los cinco números: ¿Qué es Esklepsis?
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One Comment
danieltubau
NOTA 1994:
A última hora algún módulo cerebral ha decidido no incluir el número 1 de Cuadernos Ególatras.