Los Cuatro Libros del Emperador Amarillo

Lao zi o Tao Te KingEn 1999, después de reconstruir Tritogenia, el libro perdido de Demócrito de Abdera, intenté recuperar un clásico taoísta que desapareció hace más de dos mil años.

El taoísmo considera que sus libros más importantes son el Laozi (o Tao Te King), el Zhuang zi, el Lie zi y el Huang Di. El primero ha sido impreso una y otra vez en China y traducido a todos los idiomas; el segundo es cada vez más admirado, aunque algunos niegan que sea taoísta; el tercero se sospecha que es una falsificación, y el cuarto, el Huang Di Sijing o Los cuatro libros del Emperador Amarillo, que es el que me interesa aquí, se menciona a menudo pero se perdió hace mucho tiempo, tal vez en la quema de libros ordenada por el primer emperador de China.

En su prólogo al Lie zi, Iñaki Preciado Idoeta dice que la pérdida de los libros atribuidos al Emperador Amarillo ha sido “el mayor impedimento para el conocimiento del taoísmo original”.

Yo quise remediar esa pérdida hace años y reconstruir Los cuatro libros del Emperador Amarillo. Leí decenas de textos taoístas y reuní todas las menciones y testimonios que se atribuyen a este mítico personaje, uno de los héroes civilizadores de China. El resultado fue un libro en el que se mezclaban ideas extraordinariamente diversas.

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Huang Di, el Emperador Amarillo

En algunos capítulos, la doctrina del Emperador Amarillo se parecía a la de los libros clásicos taoístas, pero en otros lugares se descubre a un Huang Di alquimista, que busca fórmulas para prolongar la vida, algo que se debe a que el taoísmo tardío cayó en esta obsesión durante varios siglos.

El tao del amor y el sexo

Muchos de los fragmentos atribuidos a Huang Di se refieren al sexo, pues cuenta la leyenda que el Emperador Amarillo estaba preocupado por la pérdida de su virilidad y potencia sexual, por lo que consultó a tres mujeres y un hombre. Este es un ejemplo de llos consejos que le dio una mujer llamada Su Nu (a la que tal vez debemos identificar con la Mujer Misteriosa):

“Quienes conocen el Tao del amor son igual que los buenos cocineros que saben combinar los cinco sabores en un plato apetitoso. Los que conocen el Tao del amor y armonizan el Yin (hembra) con el Yang (macho) son capaces de mezclar las cinco dichas en un placer celestial; quienes no conocen el Tao del amor morirán antes de tiempo y sin que ni tan siquiera hayan realmente gozado del placer amoroso. ¿Verdad que Su Majestad no quiere ver así las cosas?»

Estas ideas se recuperaron y se pusieron de moda en Occidente en los años 60 del siglo pasado, en libros como El tao del amor y del sexo, de Jolan Chang.

Pero lo más usual es que el Emperador Amarillo se muestre un poco místico, hablando del tao, del no hacer o wu wei y de otras doctrinas tradicionales del taoísmo.

Así estaban las cosas en lo que se refiere a los libros atribuidos al Emperador Amarillo en 1999, cuando intenté rescatar aquel libro perdido. Pero ahora todo ha cambiado: el propio Preciado Idoeta, que entonces se lamentaba por la pérdida del libro, acaba de traducir al español Los cuatro libros del Emperador Amarillo.

Los cuatro libros del Emperador Amarillo (edicion de 2010)

¿Cómo es posible?

Los lectores desconfiados pensarán que se trata de una invención, porque parece una de esas historias que difunden los falsificadores al estilo de James Macpherson, que inventó al bardo celta Ossian y asombró durante un tiempo a la república de las letras. Pero, al menos en este caso, no se trata de una farsa.

Todo comenzó en 1973, cuando en las excavaciones de Mawandui se encontraron varios libros escritos en seda. La tumba en la que fueron encontrados fue datada en el año -168.

Excavaciones en Mawangdui

Uno de aquellos libros era una versión del Laozi, la más antigua conocida hasta entonces, versión en la que, y esto fue una verdadera sorpresa,  primero aparecía el libro de la virtud o el poder (De) y después el libro del camino (Dao), al contrario que cómo había sido ordenado durante los últimos dos mil años (De Dao Ching en vez de Dao De Ching). Otra sorpresa fue encontrar un ejemplar del Lie zi, el otro libro taoísta que, como dije antes, se había considerado como una falsificación de épocas tardías.

Fragmentos de seda encontrados en Mawangdui
Fragmentos de seda encontrados en Mawangdu

En Mawangdui también se encontraron otros textos, entre ellos algunos en los que se mencionaba al Emperador Amarillo.

Tras minuciosos estudios, muchos expertos han llegado a la conclusión de que se trata de los cuatro  libros perdidos del Emperador Amarillo. Y de este modo es como ha sido llamado, por ejemplo en la reciente traducción española.

Este Huang Di sijing recuperado nos reserva diversas sorpresas, algunas pequeñas, y una bastante notable, al menos para mí, pues no se parece en nada al libro que yo reconstruí hace once años.

Libro de masajes atribuido a Huang Di

El Huang Di es muy distinto del Laozi y del Zhuangzi, no contiene casi nada de magia o misticismo, ni de alquimia o sexo para aumentar la longevidad. Por el contrario, el Emperador Amarillo se muestra pragmático y muy preocupado por la política. En vez de defender la doctrina taoísta de wu wei, o no acción, da continuamente consejos acerca del gobierno y la acción, como se ve ya en los títulos de los diversos capítulos: De los seis límites, De las cuatro normas, De las cinco medidas de gobierno, De las tres prohibiciones, De los métodos eficaces o De los nombres y principios.

postura taoista

Como indica su traductor, el libro tiene rasgos taoístas y confucianistas, pero sobre todo legistas o legalistas, una escuela filosófica interesada en regular la sociedad mediante normas y leyes. Todo ello parece confirmar que Los cuatro libros del Emperador Amarillo era el libro de texto de la escuela de Huang-Lao (mezcla de Huangdi y Lao zi), que se distinguía de las otras tendencias taoístas, porque no recomendaba a sus seguidores apartarse de la sociedad, sino que más bien les incitaba a implicarse activamente en la política y en la vida práctica.

El descubrimiento de Los cuatro libros del Emperador Amarillo debería hacer que los investigadores fueran más prudentes al hablar de los libros perdidos, o al calificar de falsos o imaginarios a otros, incluso al aventurar el origen o la difusión de una u otra doctrina. Hay que tener en cuenta que casi todas nuestras teorías sobre el pasado se basan en pequeños fragmentos de una riqueza cultural inmensa hoy perdida y que, como me decía mi amigo Manuel Abellá cuando estudíabamos en la facultad, las más de las veces lo que conservamos es producto del capricho o del azar. Miles de libros se han perdido para siempre, aunque, como en el caso de Los cuatro libros del Emperador Amarillo, no siempre para siempre.


[Publicado en 2013. Revisado en 2018]

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