La maternidad extravagante de Atenea y Satana

Hay mitos insólitos, como el de una mujer que sale completamente armada de la cabeza de su padre o que un hombre nace del semen derramado en el muslo de una diosa. Pero quizá sea más insólito encontrar un mito tremendamente semejante en otra cultura. Me estoy refiriendo a la coincidencia entre los mitos de la Atenea griega y la Satana escita.

En Atenea y Satana: el dios embarazado señalé algunas coincidencias entre la Atenea de los griegos y la Satana de los actuales osetas.

Esas coincidencias se relacionaban con el nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus, por un lado, y el del sobrino de Satana, Batraz, cuando Satana extrajo un absceso que su hermano Xaemyc tenía en el hombro.

Del mismo modo que Satana es quien ayuda a Xaemyc a abrir el absceso, en el mito griego es el herrero Hefaistos quien abre el cráneo de Zeus para que salga Atenea.

Según mi hipótesis esta, participación de Hefaistos no es casual, y menos cuando tenemos en cuenta este otro mito de Satana:

“Un pastor, conmovido por la belleza de Satana, a la cual un río ancho no le permite allegarse, proyecta su simiente que, por sobre las aguas, azota la piedra sobre la que está sentada Satana. Satana se lleva a casa la piedra, que, al cabo de nueve meses, con la asistencia del herrero de los Nartos, trae al mundo a un niño. El herrero coge al niño con las tenazas, lo templa y lo hace invulnerable -salvo en la rodilla (o cadera), que el hierro de las pinzas desdichadamente ocultó”.

Este niño se convertirá en el héroe Soslan.

Y ahora, después de haber visto cómo un pastor movido por el amor hacia Satana eyacula y cómo su semen fertiliza una roca que Satana se lleva, y como de esa roca nace un niño con la ayuda del herrero de los Nartos, echemos una mirada a uno de los mitos más conocidos de Atenea:

“Muchos dioses, Titanes y gigantes se habrían casado de buena gana con Atenea, pero ella rechazaba siempre todos los requerimientos amorosos. En una ocasión, durante la guerra de Troya, como no quería pedir a Zeus que le prestase sus armas porque éste se había declarado neutral, pidió a Hefesto que le hiciese un equipo especial para ella. Hefesto no quiso que le pagara y dijo tímidamente que haría el trabajo por amor; cuando, sin sospechar el significado de esas palabras, Atenea entró en la fragua para ver cómo el dios golpeaba el metal candente, Hefesto de pronto se dio media vuelta y trató de violarla. Hefesto, que no siempre se comportaba tan groseramente, había sido víctima de una broma maliciosa: Posidón acababa de informarle de que Atenea se dirigía a la fragua, con el consentimiento de Zeus, llevada por la esperanza de que le hiciese el amor violentamente. Al apartarse Atenea precipitadamente, Hefesto eyaculó contra su muslo, un poco por encima de la rodilla. Ella se limpió el semen con un puñado de lana, que luego arrojó con asco; éste cayó al suelo en las cercanías de Atenas y fertilizó accidentalmente a la Madre Tierra que estaba allí de visita. Asqueada ante la idea de dar a luz un hijo que Hefesto había tratado de engendrar con Atenea, la Madre Tierra declaró que no aceptaría responsabilidad alguna de su crianza. «Muy bien —dijo Atenea— yo misma me encargaré de ello». En consecuencia se hizo cargo de la criatura tan pronto como nació, le llamó Erictonio y, como no quería que Posidón se riese del buen éxito de su chanza, lo ocultó en un cesto sagrado que entregó a Agraulo, la hija mayor del rey ateniense Cécrope, con la orden de guardarlo cuidadosamente.”

Hefesto intenta violar a Atenea. Bordone, con intención, nos muestra el muslo de la diosa en el que caerá el semen del dios herrero

Es evidente que se trata del mismo motivo mítico: alguien desea poseer a la diosa (Atenea/Satana) y, no pudiendo conseguirlo eyacula fuera de ella. Pero el semen no se pierde, sino que fecunda una piedra, un poco de lana o la tierra. Finalmente, la diosa acepta hacerse cargo de ese objeto fecundado y al final nace un niño.

Además, en ambos mitos el herrero es en cierto modo padre del niño y contribuye a su nacimiento (con su propio semen o abriendo la piedra); la otra semejanza no es tan evidente, pero podría ser reveladora: en el caso de Satana es un pastor quien eyacula, en el caso de Atenea, la diosa se limpia el semen con un trozo de lana.

Todo esto nos hace entrever una complejidad ritual, social o histórica tras el mito. No hay que olvidar que el mito de Atenea y Hefaistos sirve para justificar la fundación de la ciudad de Atenas, pues el niño Erictonio se convertirá en primer rey oficial de Atenas.

Tal vez un evemerista podría detectar la alianza de la Atenea del olivo y de los pastores frente a los partidarios del dios marino Posidón: la tierra o la piedra son fecundadas de una manera relacionada con el pastoreo: un pastor (Satana) o la lana que toca el semen (Atenea).

Toda esta comparación, por supuesto, ha de sumarse a la anterior, a la del nacimiento de Atenea y el de Batraz, donde volvemos a encontrar a Hefaistos o a Satana ayudando a nacer a una criatura en un parto extravagante: un absceso en el hombro de Xaemyc o un terrible dolor de cabeza de Zeus.

Cuatro situaciones coincidentes en su rareza, tan diferentes de un nacimiento normal: una piedra, lana y tierra, un absceso, un tumor craneal de Zeus.

Finalmente, también puede ser significativo el hecho de que el niño nacido del absceso de Xaemyc (Batraz) tiene como madre a una criatura mitad humana mitad rana, del pueblo de los Bycentae, mientras que el hijo de Atenea, Erictonio, es mitad humano, mitad serpiente. Se dice que los habitantes de Atenas hasta entonces tenían cola de pez o de serpiente, como Cecrope (Kekrops), al que también se considera primer rey de Atenas, antes de Erictonio.

Veamos esta figura griega de una vasija de figuras rojas encontrada en Sicilia en la que se refleja el nacimiento de Erictonios.

El nacimiento de Erictonio

El rey Erictonio y su hijo Cécrope (Kekrops), que es entregado por Gea, la tierra, a la diosa Atenea. El herrero divino Hefesto está preparado con sus tenazas.

Según otras versiones, se debe interpretar a la inversa:
Cécrope, con cuerpo de serpiente, es el padre y Erictonio el hijo, reconocido por el rey de Atenas como suyo, a pesar de ser hijo de Atenea y del semen de Hefesto.
La genealogía de los primeros reyes atenienses es verdaderamente confusa y en unas listas figura uno como padre y en otras como hijo, o bien se habla de un Cécroe II, para resolver la confusión.
En cualquier caso, esa genealogía tiene mucha relación con las serpientes, incluido Dédalo, el constructor del Laberinto de Creta.

Hefesto, el herrero, sostiene unas tenazas. Podemos suponer que con ellas ha extraído de la tierra o de una roca a Erictonio (o Cécrope).

Es sin duda llamativo que en el mito escita/narto/oseta se diga claramente que el herrero divino extrajo al niño y luego intentó convertirlo en invulnerable sosteniéndolo con una tenazas. En esta representación parece aludirse a un mito muy similar.

Las plantas representadas son casi con toda seguridad olivos, en especial el árbol junto a Atenea. También Hefesto y Cécrope llevan una corona de olivo. El olivo es el árbol que Atenea dio a los atenienses y que le valió ser considerada la patrona de la ciudad en su competencia con el dios Posidón. Y precisamente fue Cécrope quien hizo de juez en esta disputa.

En cuanto al niño, Erictonio, en las primeras reproducciones del dibujo no fui capaz de distinguir si tenía cola de pez, pero en esta excelente plancha de  Monumenti inediti. pubblicati dall’Instituto di corrispondenza archeologica, sé se puede ver que bajo la tela asoman pies humanos.

La vasija que se representa en una esquina no sé si es la representación del otro lado de la jarra, supongo que sí. Y supongo también que se representa aquí el rapto del copero Ganímedes, del que Zeus se encapricha y hace que se lo lleven al Olimpo.


[Publicado en 2008. Ampliado en 2021]

NUMEN, mitología comparada

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