El pez Kun y el pájaro Peng

Comienzan  aquí mis comentarios al Zhuangzi.

Puedes encontrar más información acerca de este clásico chino en  ¿Qué es el Zhuangzi? 
Las palabras en color azul de los textos del Zhuangzi remiten a su explicación en Enciclopedia del Zhuangzi.

«En el oscuro Océano del Norte hay un pez que se llama Kun. Es enorme, pues mide no se sabe cuántos miles de li.
Se transforma en pájaro, y entonces su nombre es Peng y su espalda mide no se sabe cuántos miles de li.
En el Qi xie, Los acertijos de Qi, una colección de historias maravillosas, se lee:

«Cuando el Peng vuela hacia el Océano del Sur, la espuma salpica hasta una altura de tres mil li, y luego se eleva sobre un torbellino noventa mil li, hasta lo más alto del firmamento. Vuela aprovechando los vientos del sexto mes».

Caballos salvajes, polvaredas y seres vivientes son arrastrados por el viento.
El cielo azul: ¿es ése su verdadero color? ¿o es el efecto de la distancia infinita? Cuando el Peng mira hacia abajo, todo lo que ve también es azul.».


Metamorfosis

El Zhuangzi comienza con un relato en el que se habla de un pez que se llama Kun  que se transforma en un pájaro llamado Peng (una palabra que se pronunciaba de manera similar a «brisa» o «viento»). El pájaro Peng es gigantesco, pues la unidad de medida llamada li equivalía, en aquella época, a unos 400 metros y ese pájaro mide «miles de li». El pájaro Peng vuela hacia el sur en un viaje larguísimo.

La transformación del pez Kun en el pájaro Peng es un relato maravilloso y su primera aparición conocida es precisamente en el Zhuangzi, aunque ya vemos que Zhuang cita un libro anterior, el Qi Xie. No se sabe si se trata de un libro o de una persona y muchos piensan que es una invención del propio maestro Zhuang. Los traductores dan distintos nombres a este libro. Burton Watson escribe Armonía universal, Robert Eno Los acertijos de Qi, Pilar Gómez España el Libro de las Maravillas o el Legendario de Xie, Chung Wu, el Folclore de Qi.

Como explicó en Enciclopedia del Zhuangzi, en un foro de cultura china al que pertenezco alguien dice que encontró una mención al pez Kun en Respuesta de Song Yu a las preguntas del rey de Chu, un texto que sería de la época de los Reinos Combatientes, antes de la unificación de China, y quizá anterior o coetáneo al Zhuangzi.

Robert Eno dice que kun también significa huevas de pescado o pez pequeño, por lo que sería una paradoja llamar así a un pez gigantesco.

Una hipótesis

Existe una posibilidad de interpretación que no se si aceptarían los expertos. Sucede que la palabra Peng también significa «colectivo», aunque, según Graziani, no es seguro que tuviera ese sentido en tiempos del Zhuangzi. Avanzo aquí una hipótesis: cuando Zhuang se refiere al pájaro Peng está hablando de una bandada de aves, como tantas que vuelan durante semanas para recorrer miles de kilómetros, y cuando habla de Kun de una bancada de peces: pensemos por ejemplo en migraciones como las de las anguilas o los salmones. Kun significa también, como dije antes, «huevas» o «pequeño pez», lo que inevitablemente me hace pensar en las angulas.

Si Peng se refiriera a una bandada de aves, eso explicaría el viaje hacia el Sur, cosa que al menos los pájaros hacen, recorriendo cientos o miles de kilómetros. Quedaría por explicar la transformación de Kun en Peng. Naturalmente, podemos tomarlo todo como una simple fábula, pero este aspecto de juego metafórico es interesante si tenemos en cuenta la afición de Zhuang y su amigo Hui Shi por todo lo paradójico y los pequeños engaños de ingenio. Más adelante veremos que, según algunos comentaristas, este pasaje esconde, en efecto, una indirecta a su amigo Hui Shi.

Continuemos con la lectura.

«Cuando las aguas no son profundas, no pueden sostener un gran barco.

Viertes una taza de agua y una pequeña hoja es allí como un barco, pero si pones la taza, se cae al fondo, pues el agua es poco profunda y el barco grande. Si la fuerza del viento no es mucha, no puede sostener unas alas gigantescas. Y así, cuando el Peng se eleva noventa mil li, es el viento el que lo empuja hacia arriba. Después aprovecha la fuerza del viento y, con el cielo azul a sus espaldas y sin hallar estorbo, endereza su vuelo hasta el mar meridional.

Una cigarra y una tortolilla se burlaban del Peng: «Nosotras, nos echamos a volar con todas nuestras fuerzas, y cuando encontramos un olmo o un sándalo nos posamos en sus ramas; y si no podemos llegar, sin más nos vamos al suelo: ¿para qué remontarse noventa mil li y volar hasta el sur?»

Quien va a los alrededores de la ciudad, sólo necesita provisiones para tres comidas, pues regresa ese mismo día, y con el estómago todavía lleno. Quien va un lugar a cien li de distancia, ha de llevar provisiones para pasar una noche fuera; y quien va tan lejos como a mil li, provisiones para tres meses. ¿Qué han de saber, pues, esos dos animalejos?

Un corto entendimiento no se puede comparar con un gran entendimiento, ni un ser de corta vida con otro de prolongada existencia. ¿Cómo sabemos que es así? Un insecto que nace por la mañana y ya esa misma tarde muere, no sabe lo que es la luna; la cigarra que no vive más de dos estaciones, ignora lo que es un año; son dos ejemplos de vida breve. Al sur de Chu, vive una tortuga prodigiosa para la que quinientos años son una primavera, y quinientos años un otoño; en la remota antigüedad había un gran cedro para el que ocho mil años era una primavera, y otros tantos un otoño. He ahí dos ejemplos de existencia prolongada. En nuestros días Pengzu goza de fama en el mundo por su longevidad, y todos quieren compararse con él. ¿No es gran lástima?»

Libros interiores  (Nei Pian), libro 1, capítulo 1  (Libre caminar): El pájaro Peng


Diferentes puntos de vista

Como vemos, una cigarra y una tortolilla se burlan de ese gigantesco pájaro Peng, pues no entienden por qué razón tiene que volar hacia el sur, ya que un viaje tan largo le obligará a conseguir muchísimas provisiones, lo que también parece imposible.

Con esta historia, el Zhuangzi muestra la relatividad de las cosas y de las opiniones. Pero sin duda conviene aclarar a qué me refiero cuando hablo de relatividad. Para muchas personas, decir que «todo es relativo» es sinónimo de afirmar que toda opinión es equivalente y que todo se puede justificar, entender o aceptar. Algunos incluso mencionan la teoría de la relatividad de Einstein para dotar de un carácter científico a ese relativismo.

Sin embargo, la teoría de Einstein no tiene como conclusión lógica que todo da igual, sino más bien todo lo contrario: lo que nos dice es que existen relaciones medibles entre las cosas, así como entre el observador y lo observado, y que la velocidad de la luz no es relativa, sino ¡absoluta!

Einstein dudó si llamar a su descubrimiento la «teoría de las invariantes», porque lo que afirma la teoría de la relatividad es que en efecto, la medición del tiempo, de la velocidad o del movimiento depende del sistema inercial en el que nos hallemos, pero también que si conocemos los datos de cada sistema podemos deducir lo que pasa en el otro. Es decir, podemos intercambiar los datos con una persona que ha observado el fenómeno desde otro sistema inercial y saber qué es lo que ha observado y que es lo que observaremos nosotros desde nuestro sistema inercial.

Si traducimos sistema inercial por marco de referencia, podemos decir: «Nuestras observaciones dependen del marco de referencia desde el que las hacemos».

Einstein- relatividad

El tren relativo

Para explicar el concepto de marco de referencia y de sistema inercial, vamos a recordar un  célebre ejemplo, en el que sólo tendremos en cuenta el movimiento aparente de un objeto, sin preocuparnos de la medición de la velocidad o la del tiempo. El ejemplo elegido, más que con la teoría de la relatividad de Einstein, tiene que ver con Galileo y su principio de relatividad.

Imaginemos el siguiente diálogo:

— Si estamos en un tren y lanzamos una pelota al aire en línea recta hacia arriba, ¿dónde caerá la pelota?
— Si la lanzamos en línea recta caerá en nuestra mano.

En efecto, el movimiento de la pelota será vertical, en una línea recta o trazando una pequeña parábola, primero de abajo arriba y después de arriba abajo.  

Esto, si lo pensamos un poco, resulta bastante paradójico, puesto que el tren se está moviendo sin cesar y entre el momento en el que lanzamos la pelota y aquel en el que la recogemos, después de dos o cuatro segundos, quizá habremos recorrido diez o cien metros sobre la vía. Antes de lanzar la pelota estábamos atravesando la estación de Plasencia y ahora que la recogemos ya hemos dejado Plasencia atrás. Y, sin embargo, la pelota que lanzamos antes de llegar a Plasencia no se ha quedado allí, sino que se ha venido con nosotros hasta más allá de Plasencia.

¿Cómo es esto posible? ¿Por qué la pelota sube y baja en una línea recta, o quizá trazando una pequeña parábola, a pesar de que cae diez kilómetros más allá de donde fue lanzada?

La respuesta es que eso es posible porque nosotros y la pelota compartimos un mismo sistema inercial, un mismo marco de referencia: el tren en movimiento. Todos los objetos que se hallan en un mismo sistema inercial comparten el mismo movimiento, por lo que nosotros, dentro del tren, compartimos el movimiento y la velocidad del tren, casi como si fuésemos una pieza más del vehículo.

Ahora bien, ahora imaginemos que alguien nos observa desde el andén de la estación de Plasencia cuando lanzamos nuestra pelotita en el tren. Si esa persona se fija sólo en el movimiento de la pelota, no verá una pelota que asciende en línea recta desde la mano y vuelve a caer en la mano, sino una pelota que traza alguna especie de curva que se mueve en el sentido de la marcha del tren. Una línea curva que se inicia antes de llegar a Plasencia y termina cien metros más allá de Plasencia.

Se me dirá que no es así y que la persona del andén ve lo mismo que nosotros en el vagón, es decir, que la pelota sale de nuestra mano, sube hacia arriba y cae en nuestra mano de nuevo, casi en una línea recta. Pero, si eso sucede, eso es porque el cerebro de esa persona corrige su percepción: si borramos el tren y a la persona que lanza y recoge la pelota, la persona que está en el andén de Plasencia podrá ver más fácilmente la pelota moviéndose en una curva pronunciada.

GalileanRelativity
El mismo ejemplo con una furgoneta

En consecuencia, la pelota no ha hecho el mismo movimiento para nosotros que para el observador que se halla en el andén de Plasencia. ¿Por qué?

Porque el observador del andén se halla en otro sistema inercial, en otro marco de referencia: el planeta Tierra.

Nosotros, los que lanzamos la pelota, también estamos en la Tierra, claro, pero, además, estamos en un vagón en movimiento. Ahora bien, resulta que el planeta Tierra también se mueve. Se mueve mucho más rápido que el tren, aunque nosotros no percibimos su movimiento porque todos viajamos en dicho sistema (incluidos nosotros en el tren con la pelota).

Si un observador desde el espacio exterior, es decir, fuera del sistema inercial o marco de referencia que es la Tierra, contemplase el movimiento de la pelota y pudiera abstraerse del tren y de la propia Tierra, lo que vería sería una pelotita que se desplaza en forma de curva o garabato extravagante y que entre la salida y la llegada  a la mano se mueve, no unos cientos de metros, sino miles de kilómetros: todos los que haya recorrido la Tierra en los segundos que la pelota ha pasado en el aire, tras lanzarla, y antes de recogerla.

En este movimiento visto desde el espacio exterior habría que tener en cuenta al menos:

a) La pelota moviéndose dentro del tren

b) El tren moviéndose en la vía del tren

c) El movimiento de rotación de la Tierra (que puede ser en sentido contrario al movimiento del tren)

d) El movimiento de traslación de la Tierra en el espacio (por ejemplo, alrededor del Sol)

Posible representación del movimiento de la pelota visto desde la Luna (parece contraintuitivo, pero hay que tener en cuenta que quizá la tierra vista desde la Luna se mueve en el sentido contrario al tren, de ahí que la pelota parezca retroceder, aunque el tren supuestamente avance.

La conclusión es que el movimiento y el espacio recorrido por la pelota son relativos, y distintos según cual sea nuestra posición como observadores:

a) Desde dentro del tren

b) Desde el andén

c) Desde el espacio exterior

Y todavía podríamos imaginar más variantes:

d) Desde fuera del sistema solar, puesto que el Sistema Solar se desplaza sobre el fondo de la Vía Láctea.

e) Desde fuera de la Vía Láctea, puesto que la Vía Láctea también se desplaza sobre el fondo del universo.

Resulta, en definitiva, que el desplazamiento de la pelota es relativo, porque cambia según el sistema inercial o marco de referencia en el que nos hallemos. El movimiento es relativo respecto a cada sistema inercial.

Todo esto ha hecho pensar a muchos que, puesto que no hay nada fijo en el universo, dado que no hay un punto inmóvil que sirva de referencia universal, todo da lo mismo y nada es más verdad que otra cosa: la pelota no se mueve ni en línea recta, ni en vertical, ni en una curva extravagante. «Todo es relativo», suspiramos.

Pero esta conclusión es demasiado apresurada.

Lo relativo es relativo

Si midiésemos el movimiento de la pelota desde el tren, obtendríamos unos resultados que relacionan la velocidad de la pelota con el espacio recorrido entre el lanzamiento y la llegada de la pelota. Lo mismo sucedería si los cálculos los hiciéramos desde el andén.

Y lo mismo si los cálculos los hiciéramos desde el espacio exterior.

Tendremos en los tres casos diferentes resultados que darán cuenta del fenómeno observado y nos permitirán dibujar el desplazamiento de la pelota.

Sin embargo, aunque los resultados sean diferentes, y relativos a cada sistema inercial, también son traducibles de uno a otro sistema. Como dije más arriba: si conociéramos los datos del otro sistema inercial, podríamos deducir lo que veríamos desde nuestro sistema inercial.

Cuando comparemos nuestras mediciones, por ejemplo las que yo haya hecho en el tren, con las que otra persona ha hecho desde su punto de vista (desde el punto de vista lunar, por ejemplo) esas mediciones serán equivalentes, convertibles. Si esa persona nos ofrece sus mediciones, podremos convertirlas a las mediciones que obtendríamos desde nuestro sistema inercial.

Esta es la razón por la que Einstein dudó si llamar a su teoría de la relatividad la teoría de las invariantes, puesto que, sea cual sea el sistema de referencia, una vez conocidas sus coordenadas, velocidades y elementos, es posible traducir de uno a otro sistema los datos.

En definitiva, lo que dice la relatividad científica es que las observaciones son distintas según el sistema de referencia, pero también que las leyes son las mismas en todos los sistemas de referencia y que, por lo tanto, las observaciones de un sistema son traducibles al otro sistema, del mismo modo que, en una equivalencia más sencilla, los li chinos pueden ser traducibles a millas o a kilómetros. Un li se traduce más o menos por 400 metros (en época del Zhuangzi). Los fenómenos observados, por tanto, varían, pero las leyes que se aplican son las mismas.

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El mismo ejemplo de la pelotita, ahora en un avión.

Galileo viaja en barco

Galileo proponía un hermoso ejemplo: imagina un barco y a una persona que viaja en ese barco mientras recorre el Mediterráneo.

Si ese viajero traza en su camarote una línea recta sobre el papel, él verá una línea recta, pero si alguien pudiese observar el movimiento de la pluma desde la costa vería que la pluma no se mueve en línea recta, sino en forma de garabato, siguiendo el complejo movimiento del barco. Movimiento que, por cierto, puede ser tanto en sentido contrario a la línea trazada por el viajero como modificado por las oscilaciones del barco sobre el mar: arriba y abajo, a izquierda y a derecha.  Y sin embargo, cuando miremos la hoja de papel no veremos ese extraño garabato, sino una línea recta.

El siguiente gráfico está adaptado a una pelota (no a alguien escribiendo), pero se ve claramente lo que vería una persona desde la costa si sólo se fijase en el movimiento de una pelota que cae desde lo alto del mástil.

Sin embargo, la persona que está en el barco y lanza la pelota la verá subir y bajar en línea recta vertical.

Cedro o cedrela. Los cedros pueden vivir 500 o 600 años y se sabe de un cedro en el monte Teide de Tenerife que tiene 1481 años de edad.

La relatividad en el Zhuangzi

El maestro Zhuang nos dice que lo que para la cigarra es el mundo, para el ave Peng es sólo una pequeña porción de su propio mundo, una parte insignificante.

También nos habla del insecto que nace por la mañana y muere por la tarde y que nunca sabrá que existe la luna; o la cigarra que vive dos estaciones, que no sabrá lo que es un año. En palabras de Ann Cheng:

«La inconmensurabilidad que separa al ave gigante de la codorniz nos muestra hasta qué punto lo que llamamos ‘conocimiento’ depende de la perspectiva, relativa y reductora, desde la que vemos las cosas.»

Es decir cada uno de estos seres se encuentra en un marco de referencia, que, en este caso, no llamaremos inercial, sino existencial. Desde su sistema existencial de referencia el insecto no puede sospechar que exista algo que dure más de un día.

Pero eso no tiene por qué hacernos pensar que nosotros y la cigarra vivimos en mundos diferentes. Ambos compartimos el mismo mundo, al menos durante dos estaciones, pero la cigarra no sabe lo que es el año y nosotros sí.

La cigarra vive en un mundo que está dentro de nuestro mundo y, por ello, nosotros tenemos una visión más amplia que ella, del mismo modo que quien contempla el tren desde el andén tiene una visión más amplia que la de quien lanza la pelota.

Pero, como sucedía con los distintos sistemas inerciales, si pudiésemos comunicarnos con la cigarra y ella nos hablase de una cigarra amiga suya, tan longeva que vivió «tres vidas», nosotros podríamos traducirlo fácilmente a nuestro lenguaje y decir que esa cigarra ha vivido: «un año y medio» (seis estaciones).

Se debe advertir, no obstante, que aunque la cigarra ignore cosas que nosotros sí conocemos, nosotros también ignoramos muchas cosas del mundo de la cigarra, a pesar de que su mundo parece en cierto modo inferior al nuestro.

Sin embargo, a pesar de que este pasaje del Zhuangzi se ha interpretado como uan defensa del relativismo (asunto que veremos en el próximo capítulo de esta Lectura, hay muchas razones para creer que la opinión del maestro Zhuang es que las pequeñas criaturas como la tórtola y la cigarra no son capaces de ver más allá de su limitado y mediocre mundo.

Zhuang y su amigo Hui: pájaros grandes y pequeños

Como señala Yin Yushan, en el Zhuangzi se distingue entre los animales «nobles» y los «vulgares». Los nobles serían el kun, el peng, el feníx y el yuan chu, un pájaro semejante al fénix. Los vulgares serían la codorniz (chi yan) el búho (chi xiao), la cigarra (tiao) y la tórtola (xue jiu). Los animales nobles tiene dignidad, son «capaces de una perspectiva a largo plazo y una visión amplia». Yin Yushan distingue entre las fábulas de animales contadas por Zhuang zi y las de Fu Lang, quien vivió durante la dinastía Jin del Este (317-420). En el Fuzi, Fu Lang recuperó las fábulas del Zhuangzi, pero confirió a los animales «vulgares» la misma dignidad que a los nobles, como en una fábula en la que unas hormigas están ansiosas por observar a un animal increíble del que hablan siempre los hombres. Cuando ven a la tortuga, admiten que es muy grande, pero que esa es la única diferencia, y que ellas tienen tanto mérito como la tortuga cuando levantan semillas mucho más grandes que ellas.

Por cierto, que es inevitable recordar uno de los más famosos poemas de William Shakespeare, El fénix y la tórtola en el que un ave noble como el fénix y otra vulgar, como la tórtola, se hacen uno solo, por la fuerza del amor que se tienen, tal como se expresa en esta bella estrofa:

Siendo dos a querer, tanto se amaban
que fundieron en uno su cariño,
dos seres tan distintos, indivisos,
por la gracia de amor muerto su número.
William Shakespeare, El fénix y la tórtola

Por otra parte, en su magnífica edición del Zhuangzi con comentarios tradicionales, Brook Ziporyn ofrece otra posible interpretación de la fábula de los pájaros pequeños que se burlan del pájaro Peng. Dicen los comentaristas que podría tratarse de una metáfora que hace Zhuang de su relación con su gran amigo, y en cierto modo también rival, Hui Shi. Se supone que Hui reprochó a Zhuang aceptar un ascenso a una posición oficial, por lo que Hui sería una de esas pequeñas criaturas que se burla de la grandeza, incapaces de ver más allá de su pequeño mundo (la transformación de Kun en Peng sería el cambio para el que se prepara Zhuang). Cuando llegue el momento de hablar de la amistad entre Zhuang y Hui, volveré a referirme a este interesante asunto, que a primera vista puede parecer rebuscado, pero que quizá tiene bastante sentido si recordamos que Zhuang dice que Hui es la única persona capaz de entender sus palabras.


Más información acerca de personajes, lugares y conceptos en Enciclopedia del Zhuangzi y en Bibliografía

Más información acerca de este clásico chino en  ¿Qué es el Zhuangzi?

Publicado por primera vez el 24 de julio de 2011

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TRADUCCIONES DEL ZHUANGZI A.C.Graham Chuang Tzu. The Inner Chapters Unwin Paperbacks, 1981. Burton Watson Zhuangzi. Basic writings Las traducciones de Burton Watson de los clásicos…

4 Comments

  • Ana Aranda

    Me gusta mucho el articulo de Zhuang Zi, bravo, bravísimo.
    Me encanta los textos-alt en plan nota al pie, son chulísimos. Por cierto y por si quieres completarlo. La montaña Taishan
    (Tai Shan) es una de lac cinco montañas sagradas de China, pero creo que es la más importante. Está en la provincia de Shandong, al este de China. Los emperadores subían a la montaña y realizaban ofrendas.
    Creo que Mao también subió pero no como un turistilla sino
    refrendando su poder y reafirmando que poseía el mandato del cielo.

    Besos

  • Teresa

    No se si seguiras leyendo estos comentarios despues de tanto tiempo o tus intereses habran cambiado, por si acaso aún continúan acercándote a Zhuang Zi, quisiera hacerte una pregunta. Imagina que vas paseando con Zhuang Zi como lo hace Hui Zi junto al río y le cuentas esto que has escrito, ¿qué crees que pensaría?

    Es mi forma de acercame a Zhuang zi la que motiva mi curiosidad, no hay ninguna otra intención.

    Un saludo y gracias por compartir la tuya

    • danieltubau

      Hola Teresa,
      es una pregunta difícil la que me haces. Tú misma aludes a esa conversación en el puente entre Zhuangzi y Huizi, que todavía no he comentado en esta lectura del Zhuangzi, así que supongo que ya imaginas la respuesta.
      Él podría decirme que soy como el que piensa que los peces son felices, al creer que conozco lo que piensa él (Zhuangzi), y supongo que yo le contestaría que quizá tampoco él sabe qué es lo que piensa. O algo parecido.
      Lo anterior no lo digo a modo de disparate o paradoja: creo de verdad que los escritores muchas veces son los menos indicados (somos los menos indicados) para entender y explicar lo que escriben. Hace poco Vargas Llosa contó algo parecido: un autor francés le reveló que él (Vargas Llosa) no había entendido su propia novela (La ciudad y los perros, creo). De todos modos, tampoco pretendo entender a Zhuangzi, sino divagar con casi total libertad a partir de sus sugerencias.
      Pero sigo con el «Zhuangzi», y ahora, a causa de tu comentario, voy a subir un nuevo capítulo. Me gustaría con más regularidad, pero cada vez tengo menos tiempo para dedicar a estos divertimentos en la red, porque el mundo de las necesidades materiales me lo impide (no soy un ermitaño autosuficiente ni un escritor que pueda vivir de sus libros). Pero mensajes como el tuyo me animan a continuar con estas cosas (que son las que más me gustan, por otra parte). Un abrazo

  • Teresa

    Gracias Daniel, por tur respuesta.
    Yo también voy con Zhuang Zi bastante más lenta de lo que me gustaria ( o quizás no, tampoco estoy segura), coincido contigo en que lo que más me gusta es la capacidad de divagar que provoca en mí. Ahora estoy liada leyendo la tesis de Galvany sobre la utilización de los monstruos y seres deformes en el Zhuangzi y me gustará seguir leyendo tus comentarios y si no te canso hacerte más preguntas . Un saludo.

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