Una modesta proposición para la crisis europea

El próximo fin de semana se celebrarán elecciones en Grecia y Francia, que se esperan con ansiedad. Hace poco estábamos todos pendientes de las presidenciales francesas y de las anteriores elecciones griegas. En España estuvimos pendientes de si ganaba Rajoy o Rubalcaba. Mes tras mes estamos a la espera de los resultados electorales, como si uno u otro resultado pudieran significar la solución de la crisis, o al menos el inicio del fin del desastre económico.

En mi opinión, más que suponer una solución a la crisis, las continuas elecciones lo que hacen es agravar la crisis. Los líderes europeos no toman medidas que puedan frenar la crisis porque saben que esas medidas serían impopulares, ya se trate de aumentos de la inflación, intervención y nacionalización de los bancos, rebajas de sueldos, creación de eurobonos, planes de estímulo al crecimiento, etcétera. Nadie quiere perder unas elecciones inminentes.

Es obvio que hace falta tomar medidas consensuadas pero firmes para que Europa empiece a salir de la crisis, pero ningún líder europeo actuará si tiene unas elecciones a la vista, excepto los que ya están desahuciados, claro, como los griegos y quizá los españoles. François Hollande prefiere no meter la pata antes del domingo, con alguna declaración que pueda hacerle perder la cómoda mayoría que se espera obtenga en las urnas, mientras que Merkel no quiere ser recordada como la persona que volvió a llevar la inflación a Alemania desde aquella que supuso el ascenso nazi, y menos ahora que se acercan elecciones y se siente amenazada por una más que posible victoria de sus rivales socialdemócratas. Si Merkel tuviera cuatro años por delante, probablemente se atrevería a poner en marcha medidas impopulares pero que pudieran ayudar a países como España, Grecia, Italia, Irlanda y Portugal a recuperar un poco el tono de sus maltrechas economías. Pero, ¿cómo explicar a los alemanes que después de los esfuerzos que han hecho desde la unificación con la antigua República Democrática alemana su dinero tiene que devaluarse por culpa de países que han seguido políticas económicas desastrosas? La verdad, sin embargo, es que seguramente es inevitable tomar esas medidas, es inevitable también que se dispare al menos un poco la inflación en Alemania para que al final la crisis no acabe golpeando, tarde o temprano, a la propia Alemania, cuya economía, al fin y al cabo, depende de una Europa fuerte. Al final es posible que se tomen esas medidas impopulares, pero, claro, el que gobierna prefiere no hacerlo ahora y sobrevivir a las próximas elecciones. Así que cuando se llevan a cabo medidas de corrección o estímulo es cuando ya no parece haber otra alternativa que el abismo, tarde y mal. Pero, ¿alguien puede creer seriamente que Angela Merkel va a poner en peligro los ahorros de los alemanes e incluso los beneficios que obtiene su economía gracias a la caída de las economías de los países del sur a un año de las elecciones? Aunque piense que debería hacerlo,  que probablemente lo piensa, sólo lo hará cuando estemos a punto de la catástrofe (lo que quizá suceda pronto o ya está sucediendo, no lo sé).

En consecuencia, creo que el carrusel continuo de elecciones en los países europeos hace imposible que se puedan tomar las medidas necesarias (que ignoro en qué deben consistir exactamente, al contrario que la inmensa mayoría de mis conciudadanos), así que mi modesta proposición consiste en que se empiece a trazar un programa de unificación electoral para toda Europa, de tal manera que se celebren elecciones en todos los países de la Unión Europea al menos durante un mismo año y no tengamos que estar continuamente esperando a ver qué sucede en las siguientes elecciones de España, Grecia, Francia, Reino Unido o Italia para tomar medidas, que después tampoco se toman porque enseguida aparecen otras elecciones a la vista. Cuando este domingo se resuelvan las elecciones de Grecia y Francia, tal vez Hollande adopte una postura más activa, pero el problema es que las próximas elecciones alemanas están cerca, por lo que Merkel tenderá a lo contrario, a no tomar decisiones que comprometan su futuro político. Con tantas elecciones en tantos países, legislativas, presidenciales, europeas, autonómicas, nunca hay tiempo para planificar nada, porque siempre hay varios mandatarios que no quieren jugarse las inminentes elecciones.

Una buena noticia sería que esta crisis sirviera al menos para ir unificando criterios en Europa y avanzar hacia una unión política en la que todos los europeos votemos en una circunscripción única y podamos elegir un Parlamento Europeo que realmente gobierne Europa. Pero mientras ese momento llega, no sería mala idea que se unificara el calendario electoral y se pudieran tomar medidas sin la amenaza constante de unas elecciones a la vuelta de la esquina.

2 Comments

  • danieltubau

    Daniel Tubau:
    Hola María. No digo que salven los ajustes: en el artículo enumero medidas de todo tipo, desde ajustes a estímulos al crecimiento. La verdad es que no tengo ni idea de qué es lo que salvará la situación y creo innecesario aclarar que estoy absolutamente a favor de las elecciones y del sistema democrático. Sólo propongo que se unifiquen para favorecer la gobernabilidad de Europa y la toma de medidas, sean cuales sean. Es obvio que ciertas medidas agradan a unos países pero molestan a otros: por ejemplo, España ganaría mucho con los eurobonos, pero Alemania perdería mucho, al menos en este momento. Lo que no quiere decir que sean necesarios o no, pero sí que, en caso de ser necesarios, no serán aprobados por Alemania ante una inminencia electoral. Como digo en el artículo, al contrario que la inmensa mayoría de mis conciudadanos, no sé cuáles son las medidas adecuadas, pero sí sé que difícilmente se tomarán en estas circunstancias. De hecho, así está sucediendo en los últimos años: todo llega tarde y mal. Tampoco sugiero que se suspendan las elecciones, por supuesto, sólo que se inicie un debate acerca de la conveniencia de unificar un poco los calendarios para no estar siempre en manos del temor o de la demagogia. La verdad es que yo preferiría una Europa con un único gobierno y que se acabaran las naciones, incluída España, pero eso ya sería pedir demasiado (no creo que ni los ciudadanos ni los líderes estén dispuestos a olvidarse del nacionalismo todavía). Por eso la del artículo es una modesta proposición. Un saludo

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