
El mundo podría ser discreto, aunque nosotros lo veamos continuo, algo parecido a la distinción ente analógico y digital.
Del mismo modo que vemos una película y nos parece estar presenciando una continuidad, podríamos vivir en un universo parpadeante.
Un mundo flotante y siempre en movimiento formado por impresiones pasajeras a las que damos sentido, como suele presentarse en la visión budista.
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