Pre-juicios

Empecemos por librarnos de los prejuicios más groseramente evidentes (lo que no significa que se trate de juicios erróneos, quede esto claro, sino, simplemente, previos): la existencia de un Dios o de unos dioses; las relaciones de igualdad o de desigualdad entre las personas por razones de sexo, raza, etcétera; todo lo referente a lo que es bueno o malo en el sexo, etcétera.


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