Teorías narrativas: cómo encontrar lo que tú mismo has puesto

ThreeActs

En la situación actual de la teoría audiovisual (2010) nos encontramos ante un panorama en el que los analistas (tanto los académicos como los autores de manuales) encuentran en las obras que analizan exactamente lo que andaban buscando. Ello se debe a que en los últimos 30 años los guionistas de Hollywood y de la televisión convencional han puesto en sus guiones lo que los teóricos (en este caso los autores de manuales) les dijeron que tenían que poner.

el-manual-del-guionista-syd-fieldEs un ejemplo curioso de cómo la realidad del guión (de los guiones que se han escrito y se han convertido en películas) puede imitar los caprichos de la teoría. O si se prefiere, de cómo la amplitud del mundo real puede reducirse a la un mundo teórico concreto y limitado.

Naturalmente, los teóricos dijeron en su momento que sus teorías procedían, no de un ejercicio de imaginación caprichoso, sino de la observación de la realidad audiovisual y del análisis de películas de éxito o prestigio, pero lo cierto es que eligieron las que mejor se adaptaban a su prejuicio teórico previo. Probablemente, todavía nadie ha investigado realmente a fondo qué estructura existe (si es que existe alguna) en los guiones y películas desde que existe el cine y la televisión. Sería una obra monumental, que habría que emprender suspendiendo el juicio a la manera escéptica, es decir dejando de lado, al menos por un momento, todo esquema previo.


NOTA en 2012

Al parecer, Kristin Thompson llevó a cabo un análisis desapasionado de la estructura cinematográfica y llegó a la conclusión de que, en contra de la opinión general, en casi todas las películas se podían distinguir, de manera más o menos clara, cuatro actos, en vez de los tres actos canónicos que aceptan los autores de manuales, desde Syd Field a Robert McKee.


NOTA EN 2017

Como es obvio, desde 2010 las críticas a las teorías estructuralistas dogmáticas han hecho que la mayoría de los guionistas y teóricos del guión acepten lo arbitrario de aquellas estupendas teorías. Yo mismo he hablado de ello en mis libros El guionista del siglo 21 y El espectador es el protagonista, donde he insistido en el error de querer convertir a los guionistas en analistas de estucturas en vez de en creadores de estructuras. Sucede, por otra parte, que el método aplicado para esos análisis estructurales dejan mucho que desear y muestran que sus autores están por completo desconectados de cualquier método fiable de observación y que sus conclusiones distan mucho de cumplir los estándares más elementales de la ciencia. No se les puede exigir que conozcan algunas nociones elementales de filosofía de la ciencia, pero al menos sí que moderen el tono dogmático de sus muy discutibles afirmaciones.


[Publicado el 4 de septiembre de 2010]

2 Comments

  • Jose Antonio Delgado

    Supongo que esos cuatro actos responen a algo tan simple como dividir el segundo acto en dos actos (hasta el midpoint de Field un acto y desde el midpoint al segundo plot point el otro), tampoco se aleja tanto de lo que hay…

    • danieltubau

      Pues sí, José Antonio, más o menos es eso, aunqueThompson llegó al asunto analizando decenas de películas e intentando encontrar eso que llaman actos (y que no siempre resultan tan claros como el teatro clásico en el que caía el telón) de una manera más sistemática y científica que como Field dijo haber descubierto su paradigma. Como bien apuntas, el propio Field reformó su paradigma y en una especie de revelación o inspiración súbita, que si no recuerdo mal tuvo al descender del avión en un viaje a Bélgica, descubrió que el larguísimo segundo acto se dividía en dos partes, con lo que la cosa quedaba de hecho en cuato actos (o seis si contamos las pinzas, o siete si contamos el detonante, o incluso ocho si contamos el epílogo… o nueve partes, como decía también la propia Kristim Thompson).

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