Una de las primeras series en romper con el tabú del sexo en la televisión fue Sex and the city (traducida como Sexo en Nueva York en España), en la que sus cuatro protagonistas eran mujeres y mantenían conversaciones con referencias sexuales explícitas:
SAMANTHA:
He perdido mi orgasmo.
CARRIE:
¿En el taxi?
CHARLOTTE:
¿Qué quieres decir con “perdido”?
SAMANTHA:
Quiero decir que he estado follando durante las
dos últimas horas sin alcanzar un finale.
CARRIE:
Esas cosas pasan. A veces no se puede conseguir.
SAMANTHA:
Yo siempre lo consigo.
CHARLOTTE:
¿Cada vez que tienes sexo?
CARRIE:
Está exagerando. Por favor, di que estás exagerando.
SAMANTHA:
Bueno, admito que a veces me tengo que ayudar yo misma
un poco, pero, claro, cuando me invitan a una fiesta
es parte de mi trabajo ir hasta allí.
CHARLOTTE:
El sexo puede ser estupendo sin orgasmo.
SAMANTHA:
Eso es una gilipollez.
Aunque la serie interesó a la cadena ABC, sus directivos la rechazaron porque pensaron que era demasiado atrevida y que el público no aceptaría a unas mujeres treintañeras que en vez de buscar marido querían disfrutar del sexo y hablaban de ello de manera explícita. Así que Sexo en la ciudad acabó en la televisión que no es televisión y fue determinante en la decisión de HBO de basar su programación en las series, cuando en 2001 ganó el primer Emmy para una televisión por cable y fue tan comentada que atrajo toda la atención de la audiencia hacia HBO. Aunque Sexo en Nueva York ha sido muy criticada porque sus cuatro protagonistas sólo se preocupan de hombres, sexo y ropa, en especial de sus “Manolos” (los zapatos del diseñador español Manolo Blanik), lo cierto es que hasta entonces apenas se había visto en televisión a mujeres hablando de sexo con tanta naturalidad y desparpajo y tratando a los hombres como objetos sexuales, un privilegio hasta entonces reservado a los propios hombres. En palabras de su protagonista Carrie (interpretada por Sarah Jesica Parker):
“Las mujeres son multidimensionales en la serie, pero los hombres se convierten en objetos a la manera en que solemos serlo nosotras. Pocos son llamados por su nombre. Simplemente se les llama “Señor Grande”, “señor Chochito”, “Chico Groovy” o “Señor maravilla” o “Chico Artista”. Los hombres son como los estilos y los objetos de la moda.”
El follamigo en Sex and the city
A pesar de que la serie tuvo una tremenda repercusión entre las mujeres y recibió muchas críticas por parte de los varones heterosexuales, bastantes críticos opinan que Sexo en Nueva York no refleja el punto de vista femenino, sino el de los hombres, aunque se trate de hombres homosexuales:
“La verdad es que me parece como si todo estuviera contado desde la perspectiva de un hombre gay… Todas van al gimnasio, tienen sexo, beben Cosmos y van de tiendas. Ellas son hombres gays”.
Caitlin Moran suscribía esta opinión en la revista Time:
“Es la historia de cuatro hombres gays pasándoselo bien en Nueva York, pero con cuatro mujeres interpretando sus roles, porque incluso HBO no puede poner en antena una serie acerca de cuatro hombres discutiendo acerca de la felación”. (Time, del 3 de enero de 2003)
La autora del libro en el que se basa la serie, Candace Bushnell se quejaba de esta desviación de sus intenciones y de que habían trivializado sus artículos originales, a menudo duros y amargos, en el New York Observer. En uno de los capítulos, una de las cuatro protagonistas, Miranda, también parece expresar este punto de vista:
“De lo único que hablamos es del Señor Grande, o de cojones o de pollas pequeñas. ¿Cómo es posible que cuatro mujeres tan listas no sepan hablar de otra cosa que de novios? Es como si estuviéramos en el instituto, pero con grandes cuentas bancarias. ¿Qué es lo que nos pasa? ¿Qué es lo que pensamos, lo que sentimos, lo que sabemos? Dios, ¿es que todo tiene que girar en tono a ellos?”
Manolos, los zapatos favoritos en Sex and the city
Es cierto que quizá no sea un gran avance que las mujeres dejen de preocuparse por buscar marido y sólo se preocupen por encontrar buenos amantes, pero, también es cierto que con Sexo en Nueva York HBO traspasó algunos de los límites narrativos a los que se tenían que someter, y todavía lo hacen, las series de la televisión convencional. Para algunos sociólogos Sexo en Nueva York se inscribe e incluso inicia la tercera era del feminismo, donde las mujeres, o al menos algunas mujeres, pueden por fin comportarse como siempre han hecho los hombres, con todo lo bueno y malo que eso conlleva. También se ha elogiado la serie no porque muestre a mujeres riéndose de los hombres, sino porque ha mostrado “a mujeres riendo con otras mujeres”, lo que es “un mayor desafío a la dominación masculina”, algo que quizá es aplicable a casi toda la narrativa audiovisual, donde los papeles más interesantes se escriben todavía de manera abrumadora para actores, no para actrices.
AVISO: En las primeras versiones de El guión del siglo 21 incluí apartados dedicados a muchas más series de televisión que los que al final conserve en el documento definitivo. Uno de los apartados que eliminé estaba dedicado a la serie de la HBO Sex and the city, porque aunque es cierto que supuso un cambio importante en el estilo televisivo, preferí limitarme a tratar ese aspecto al referirme a otras series y guionistas, como Steven Bochco y David Mills (Policías de Nueva York, Deadwood, etc). Resulta curioso, dada la ausencia de esas páginas dedicadas a Sex in the city, que en una recensión de mi libro un crítico asegure que considero que el gran cambio en la narrativa televisiva se debe al uso del sexo y la violencia explícita, cuando es tan sólo un aspecto más, y no de los más destacados, entre los muchos que enumero y explico en el libro. Más justificada sería esa opinión si hubiese incluido este apartado que aquí rescato y que no incluí, precisamente para que no pareciera que creo que el sexo y la violencia son los rasgos más destacados y destacables de la nueva narrativa televisiva, asunto al que dedico un largo capítulo: La televisión ya no es televisión. Es obvio que los críticos no siempre leen los libros con atención, sin duda debido a la sobreabundancia de información a la que tienen que hacer frente.
El guión del siglo 21
El futuro de la narrativa en el mundo digital
“Si en Las paradojas del guionista Daniel Tubau nos ponía en guardia contra las teorías dogmáticas, en El guión del siglo 21nos anuncia que el guión previsible de Hollywood y de la televisión convencional está en crisis. Los guionistas ya no quieren seguir esquemas simples o fórmulas mágicas. Frente al miedo instintivo hacia las nuevas narrativas, cada día surgen alternativas interesantes, gracias a este asombroso futuro que nos ofrecen las nuevas tecnologías, desde la narrativa hipertextual y la realidad aumentada a los videojuegos o Internet; desde las series de canales como HBO al crossmedia o el transmedia. Otras propuestas e ideas se encuentran en el pasado, en la historia audiovisual. Tubau demuestra que la profesión de guionista se está trasformando y que no se limita a la televisión o el cine, sino que puede y debe invadir todos los medios, o incluso la realidad misma.” (Contratapa del libro)
(Versiones impresas y electrónicas (ebook) en En Casa del Libro)
Nuevas series televisión
Crisis de las teorías convencionales y alternativas
Mundo Digital e Internet, la narrativa hipertextual y la multinarrativa.
Sobre El guión del siglo 21
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LAS PARADOJAS DEL GUIONISTA
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