Nueva traducción de El arte de la guerra, de Sunzi (Sun Tzu)

«En el clásico de las armas de Sun Wu, el lenguaje es como perlas y jade, ¿acaso por su ejercicio militar Sunzi ignoró la literatura?».
Liu Xie[ref]
Liu Xie, El corazón de la literatura y el cincelado de dragones.[/ref]

Si te interesa El arte de la guerra, el libro escrito por Sunzi (Sun Tzu) que se considera el libro de estrategia más importante de la historia, junto al De la guerra de Clausewitz, ahora puedes leerlo en una traducción comentada que te permitirá entender todas las claves y acceder a la sabiduría milenaria de este libro. Si, por el contrario, ya has leído El arte de la guerra, te recomiendo que vuelvas a leerlo en esta versión: te sorprenderá.

Traducido directamente del chino por Ana Aranda Vasserot, es sin duda una de las mejores traducciones publicadas hasta la fecha en cualquier idioma.

A continuación puedes leer la introducción a la traducción publicada en El arte del engaño, donde explicamos que criterios nos guiaron en el momento de traducir a  este texto escrito en chino clásico, conservando las virtudes del original y la sonoridad y estilo de la lengua española literaria.

«Nuestro amigo Chen Yiming considera que lo más importante en una traducción es conservar el sentido del original; lo segundo, intentar reproducir el estilo; lo tercero, trasmitir la belleza. Hemos intentado cuidar estos tres aspectos en nuestra traducción de El arte de la guerra.

En lo que se refiere al sentido, siempre que ha sido posible nos hemos mantenido cerca del texto original, evitando añadir ideas que no aparecen en él. No es una tarea fácil, ya que existen muchos pasajes de difícil interpretación. El hecho de que El arte de la guerra sea uno de los textos chinos más traducidos a cualquier lengua es al mismo tiempo una ventaja y un inconveniente, porque al cotejar las diferentes traducciones se encuentran lecturas distintas casi para cualquier pasaje, algo inevitable debido a las particularidades del chino antiguo.

En su traducción de las Analectas de Confucio, el sinólogo Simon Leys cita un recuerdo de Jorge Luis Borges que muestra de manera elocuente las dificultades de la lengua china:

«Hacia 1916 resolví entregarme al estudio de las literaturas orientales. Al recorrer con entusiasmo y credulidad la versión inglesa de cierto filósofo chino, di con éste memorable pasaje: «A un condenado a muerte no le importa bordear un precipicio, porque ha renunciado a la vida». En ese punto el traductor colocó un asterisco y me advirtió que su interpretación era preferible a la de otro sinólogo rival que traducía de esta manera: «Los sirvientes destruyen las obras de arte, para no tener que juzgar sus bellezas y sus defectos». Entonces, como Paolo y Francesca, dejé de leer. Un misterioso escepticismo se había deslizado en mi alma».[ref] Jorge Luis Borges, «Arthur Waley. Shi king. Una versión inglesa de los cantares más antiguos del mundo» (El Hogar, 28 de octubre de 1938).[/ref]

Por fortuna, El arte de la guerra es un manual de estrategia que desarrolla cada tema con bastante coherencia. Lo que en una primera mención genera dudas, suele aclararse cuando avanzamos en la lectura, algo que no siempre sucede en las Analectas de Confucio y pocas veces en textos como el Dao De Jing (El libro del Tao). Las divergencias en la traducción no suelen afectar a la interpretación estratégica, excepto en cuatro o cinco casos de cierta relevancia. Cuando nos hemos encontrado ante un pasaje abierto a diferentes interpretaciones estratégicas, hemos señalado en los comentarios las diversas posibilidades, teniendo en cuenta a un lector no especialista, por lo que hemos evitado entrar en complejas discusiones filológicas.
En nuestra opinión, muchas de las divergencias en la interpretación del texto son un estímulo más que un problema. A veces un error de traducción puede dar lugar, y el lector tendrá ocasión de comprobar que no exageramos, a lecturas que pueden mejorar el original, al menos desde el punto de vista estratégico. Por eso, como dijo Alberto Cousté del tarot y como se puede decir del Yijing, también El arte de la guerra es una máquina de imaginar con la que podemos aprender incluso cuando está mal traducido o cuando los intérpretes van más allá de las intenciones de su autor. A pesar de ello, no hemos querido imaginar, sino ser fieles al texto y a las intenciones del autor, aunque sin aferrarnos de manera dogmática al significado de cualquier palabra o frase, pues como decía Mencio:

“Cuando explicamos una canción, no debemos usar una palabra para distorsionar una frase ni una frase para distorsionar la intención. Si uno piensa en la intención del conjunto, logrará entenderlo mejor».

Mencio recuerda entonces un pasaje de la canción “La vía láctea”, en la que se dice: “De la gente de cabello negro [los chinos] que quedaban de los Zhou, ninguno sobrevivió”. Si interpretamos la frase literalmente, dice Mencio, entonces ningún habitante del territorio Zhou habría sobrevivido (y en consecuencia, no habría chinos)».

Por otra parte, ofrecemos al lector no una, sino dos traducciones de El arte de la guerra. Las dos son idénticas en cuanto a las palabras empleadas, pero la primera está en prosa continua, sin ninguna nota ni comentario, mientras que la segunda se ofrece comentada pasaje a pasaje, que complementa y se complementa con los capítulos de «Teoría y práctica de El Arte de la guerra», es decir, con la segunda parte de El arte del engaño. Esta segunda traducción intenta emular la cadencia del original, separando las frases y los párrafos mediante cesuras, como lo hacen algunos traductores, en especial John Minford. Nosotros hemos querido ofrecer una versión en cada estilo y debemos confesar que resulta difícil decidir cuál de ellas nos gusta más, el texto continuo o el texto dividido mediante cesuras.

En lo que se refiere al estilo y la belleza, hemos intentado reproducir en la medida de lo posible el estilo breve y cortante del original, aunque hemos renunciado a hacerlo siempre que el sentido y la comprensión estuvieran en riesgo. También hemos intentado conservar y reproducir los paralelismos y ciertos pasajes en los que se detecta una clara voluntad de estilo. No hemos sido tan sintéticos como John Minford, y en ciertas ocasiones nos hemos visto obligados, como el resto de traductores, a recurrir aquí y allá a cierto esfuerzo imaginativo para que el texto no resultara por incomprensible. Esperamos no haber recurrido a ello en exceso y siempre que ha sido posible hemos preferido mantener cierta ambigüedad rica en significados. También hemos huido del estilo exotizante o de chinosserie y del aroma taoísta o budista que se encuentra en otras traducciones. Sin negar las conexiones indudables de El arte de la guerra con el taoísmo (que se han examinado con minuciosidad en el ensayo), no creemos que se deba hacer hablar a Sunzi como un alquimista taoísta del siglo IX o como un adepto new age del siglo XXI, porque nos parece que eso sería reducir la inmensa cultura china y la naturaleza de El arte de la guerra a tres o cuatro claves místicas y enrevesadas, muy alejadas, en nuestra opinión, de las intenciones originales de quien o de quienes escribieron el libro».

 


 


 

 


El arte del engaño incluye la traducción completa de los dos grandes clásicos de la estrategia, El arte de la guerra, de Sunzi, y Las 36 estratagemas chinas, por Ana Aranda Vasserot, con comentarios adjuntos que ayudarán al lector, incluso al menos versado, a comprenderlo en toda su profundidad, además de Las 100 reglas del engaño y la estrategia.

El arte del engaño
Daniel Tubau
Editorial Ariel
600 páginas


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Pedro Baños, autor del bestseller Así se domina el mundo:

«Una interesantísima aproximación a la clasica obra El arte de la guerra de Sunzi y a otros clásicos de la estrategia. Un libro imprescindible para toda persona que desee entender no solo la actual actuación internacional de China, sino las futuras estrategias del mundo que nos espera».

 

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