Locos en Shakespeare

La lista de locos que aparecen en Shakespeare es asombrosa. El más famoso es sin duda Hamlet, pero ya en esa obra podemos contar a otra loca: Ofelia.

En El rey Lear están o se finjen locos casi todos: Lear, Kent, Glocester, Edward… Parece demasiada competencia para los bufones, que precisamente se llaman fools (locos) en el original inglés. No es extraño que la obra cervantina que tal vez Shakespeare (Historia de Cardenio) escribió esté protagonizada por otro loco, Cardenio, al que el loco Don Quijote encuentra en los montes. Es inevitable aquí recordar a un tercer loco de Cervantes: el licenciado Vidriera, que se creía de cristal.

Pero estos locos a veces no están locos. Todavía se discute si Hamlet es un loco que a veces se finge cuerdo, o un cuerdo que se finje loco para salvar su vida hasta que pueda quitársela a los demás, la misma estratagema que utilizó el emperador Claudio, si es cierto lo que nos cuenta Robert Graves en Yo Claudio.

El juego del loco que se finje loco, del tonto, del bufón, del niño y del salvaje al que se permite decir lo  que otros sólo piensan es un rasgo constante en Shakespeare, pero no sólo en él.


2018: En mi libro recientemente publicado, El arte del engaño, doy unos cuantos ejemplos más de cuerdos que se fingen locos, pero ahora en China. Precisamente, una de Las 36 estratagemas chinas es «Fíngete loco, pero conserva la cordura»


[Publicado en 2008]

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