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Sabios ignorantes y felices, de Daniel Tubau
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David Hume
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Lo verosimil

Comparemos dos películas realistas. Una de los años 60 del siglo XX y otra del inicio del siglo XXI: Crónica de un verano y L’esquive.

Fijémonos en los actores: ¿quiénes actúan más? En Crónica de un verano se intentaba el realismo total, nada de actuación. Sin embargo, ahora nos parece que todos los personajes son actores. Actores que actúan como gente de 1960. Treinta años después todo realismo parece ficción. La conclusión  no es que aquellos personajes de Crónica de un verano fueran malos actores o no supieran comportarse con naturalidad, sino que todos actuamos.

Sin saberlo, actuamos como actúa nuestra época: ni siquiera mantenemos la manera de movernos y quizá de sonreír de hace 30 años. Si alguien nos hubiera grabado (y hay mucha gente que sí dispone de este testimonio en video) descubriríamos hasta que punto han cambiado nuestros gestos.

Pero no ya sólo porque hayamos crecido, madurado o cambiado como personas, sino porque nos hemos adaptado también a la manera en la que se mueven o gesticulan las personas en cada época.
Cuando vemos una película actual en la que se imitan los años 60 del siglo pasado, hay cosas, como la ropa, que más o menos pueden dar el pego, pero hay algo en los gestos de los actores que los diferencia de lo que habría hecho un actor de los 60. Y si nos fijamos en la gente caminando por la calle (no en actores profesionales) descubriremos que también se mueven de manera diferente.

Y esto se puede observar cada vez con más claridad porque con los medios audiovisuales el pasado está más presente que nunca.

2024: No hace falta decir que, puesto que desde hace unos años, llevar una cámara en un teléfono (y llevar el teléfono a todas partes) permitirá hacer estas comparaciones y examinar si cambian o no nuestros gestos y actitudes.

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