Hefesto y el nacimiento de Atenea, reinterpretación de un mito

Uno de los mitos más célebres es el del nacimiento de Atenea:

Zeus decide tragarse a su amada Metis («La Sabiduría») porque le anuncian que tras la primera hija que nazca, la diosa volverá a quedarse embarazada de un hijo que destronará a Zeus. Al cabo de un tiempo, Zeus sufre unos terribles dolores de cabeza. El herrero divino, Hefesto, le abre el cráneo y de allí sale completamente armada Atenea.

Este es el mito, que ha recibido muchas interpretaciones.

Para Robert Graves, aquí se muestra cómo el culto a los Olímpicos y a Zeus sustituyó el antiguo culto a la Diosa (la Gran diosa o Diosa Madre), en este caso Metis, que quedó incorporada  al nuevo panteón patriarcal en la forma de Atenea. Al salir de la cabeza de Zeus quedaba clara su subordinación a los nuevos dioses masculinos.

Sea cierto o no lo que dice Graves, creo que hay un aspecto que tal vez no haya recibido suficiente atención, la intervención del herrero Hefestos en el mito. En principio, parece que es un simple ayudante al parto. Sin embargo, es posible otra interpretación, sin duda arriesgada a primera vista.

Una pintura en una vasija griega nos pone sobre la pista de esta reinterpretación:

Birth of Athena from the head of Zeus, with Hephaestus | Greek vase, Athenian black figure kylix

Representación del nacimiento de Atenea en un vaso ático de figuras negras de ca. -560

Si no conociéramos el mito, ¿Cómo interpretaríamos la historia contada en este dibujo?

Probablemente pensaríamos que Zeus ha sido atacado por Hefesto, como parece mostrar la manera en que blande el rayo, que es sin duda amenazante.En cuanto a Atenea, no sólo surge armada de la cabeza de Zeus, sino que parece que su propósito es defender al padre de los dioses del ataque de Hefesto. Su gesto es agresivo, lo que no extraño puesto que Hefesto acaba de abrirle a Zeus la cabeza de un tajo, pero además parece claramente dirigido contra el herrero. Si observamos los pies y el gesto de Hefesto, el dios se está alejando del trono de Zeus, asustado sin duda.

Es sabido que algunas variantes de mitos de la Antigüedad nacen de una interpretación errónea de alguna pintura cuyo significado original se ha perdido, y el mismo error podemos cometer nosotros, de manera más culposa, puesto que nosotros sí conocemos la versión considerada ortodoxa del mito, en la que Hefesto no ataca a Zeus, sino que lo ayuda a librarse del dolor de cabeza. Los ritos a veces sirven para explicar los mitos y a veces sucede lo contrario, los mitos se crean para explicar un rito cuyo origen se ha olvidado, o un dibujo en una vasija.

Teniendo presente todo lo anterior, y a modo sólo de hipótesis, posible pero quizá no probable, podemos rastrear en el mito algún indicio que apoye nuestra interpretación.

 

Extraños nacimientos

En primer lugar, el nacimiento de Atenea se desarrolla en un contexto mítico que no puede sino llamarnos la atención. Asistimos a una sucesión de nacimientos extraños y a una acumulación de extravagancias o deformidades.

  1. El nacimiento de Atenea de la cabeza de Zeus (que se ha tragado a Metis)
  2. El nacimiento de Erictonio del semen de Hefesto derramado sobre el muslo de Atenea cuando intenta violarla. Semen que Atenea se limpia con un pedazo de lana, que arroja a la tierra, haciendo que ésta sea fecundada y que nazca Erictonio (ser mitad hombre mitad serpiente), al que Atenea adopta como hijo suyo.
  3. El propio nacimiento de Hefesto, hijo de Zeus y Hera, que nace enclenque, por lo que es arrojado por su madre y recogido por Tetis y Eurinome, que lo cuidan en el fondo del mar.

Las tres situaciones nos muestran extraños embarazos y extraños partos, hijos deformes y la sensación de que en todo ello hay una alusión a abortos, o hijos rechazados o no deseados. Es importante recordar que este tipo de nacimientos (de la tierra, de un padre sin madre, de una madre sin padre, de un falso padre) a menudo están relacionados con la disputa de diferentes clanes por el derecho sobre un territorio. Precisamente al no poder demostrar el derecho consuetudinario o histórico, se recurre a una explicación de ese tipo, por ejemplo, la manera en la que Teseo se convierte en ateniense: es un hijo que Egeo concibió durante un viaje a Trecén.

De hecho, Hera detesta a su hijo deforme y por eso lo lanza sin misericordia contra la tierra, lo que agrava su deficiencia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, según una de la versiones del mito, Hefesto no es hijo de Zeus y Hera, sino tan sólo de Hera (¡de nuevo asistimos a una partenogénesis!). Sin embargo Zeus dudaba de la fidelidad de Hera y de que Hefesto fuera un hijo partenogénito:

«Prodigio que él no quiso creer hasta que la aprisionó en una silla mecánica con brazos que se cerraban alrededor del que se sentaba en ella, y así le obligó a jurar por el río Estigia que no mentía. Otros dicen que Hefesto era hijo suyo con Talos, el sobrino de Dédalo.»

Se detecta, aquí pues, un primer conflicto entre Zeus y Hefesto, que nos hace sospechar si no fue él (y no Hera) quien arrojó  a su hijo no reconocido desde el Olimpo. La sospecha  aumenta si tenemos en cuenta que una vez que Hera decide admitir a su hijo entre los dioses olímpicos, Hefesto, ya reconciliado con ella, le reprocha a Zeus haber colgado del cielo a Hera por las muñecas. Zeus, irritado, de nuevo arroja a Hefesto del Olimpo, con lo que el pobre herrero se rompe las dos piernas, obligado desde entonces a andar con muletas de oro. Con el tiempo, Hefesto será readmitido por Zeus en el Olimpo.

¿No parece percibirse en todas estas leyendas el recuerdo de una disputa territorial o por el poder entre Zeus y Hefesto/Hera (y los pueblos que podrían esconderse bajo su nombre), tal vez por el control del Ática?

Robert Graves señala una disputa de estas características entre Hefesto y Atenea:

«Hefesto y Atenea compartían templos en Atenas; el nombre de él podría ser una forma gastada de hemero-phaistos, «el que brilla de día» (es decir el sol), mientras que Atenea era la diosa-luna, «la que brilla de noche», la patrona de todas las artes mecánicas (…) Cuando la diosa es destronada, el herrero se eleva a deidad.»

Lo que parecería confirmar que el mito muestra el persistente intento de Hefesto de alcanzar un lugar de culto equivalente al de los grandes dioses protectores de Atenas, finalmente logrado, pero tras ser expulsado por dos veces.

Desde este punto de vista, se podría interpretar la pintura de la vasija como un ataque de Hefesto a Zeus, que es repelido por la diosa Atenea (finalmente aliada con Zeus y subordinada a él). El ataque verbal de Hefesto en defensa de Hera habría sido más bien un ataque físico.

Por otra parte, la rivalidad entre Atenea y Hera, que se puede observar por ejemplo en La Ilíada, y la constatación de que Zeus forja una alianza mucho más estrecha con su hija Atenea que con su esposa Hera, se ha de tener siempre presente. Este episodio podría ser uno más que expresara esa rivalidad y esas alianzas entre clanes seguidores de distintos dioses. No deja de ser curioso que Hera tenga un hijo que no es de Zeus y que Zeus tenga una hija que no es de Hera, y que esos dos hijos estén relacionados en dos mitos importantes: el nacimiento de Atenea provocado por el hachazo de Hefaistos, y el posterior intento de violación de Atenea por Hefaistos, del que nace Erictonio.

Finalmente, no sólo la genealogía de los primeros reyes y clanes dominantes de Atenas es extremadamente confusa, sino que también lo es la de los dioses implicados. Lo cierto es que las variantes principales del mito del nacimiento de Hefesto impiden pensar en que este Dios haya podido participar en el nacimiento de Atenea.

En efecto, lo que cuenta Hesíodo es que Hera, irritada por el nacimiento de Atenea en la cabeza de Zeus, decidió tener ella un hijo del mismo modo. Ese hijo sería Hefesto. Con lo cual, Hefesto ni siquiera habría nacido cuando Atenea nació y deberíamos creer a quienes dicen que fue Prometeo el que ayudó a Zeus a parir a Atenea.

«Por fin, se desposó Zeus con la última de sus esposas, con la espléndida Hera, que parió a Hebe, a Ares y Hestia tras unirse al rey de los Dioses y de los hombres. Y él mismo hizo salir de su cabeza a Tritogenia [Atenea] la de los ojos claros, ardientes, que excita al tumulto y conduce a los ejércitos, invencible y venerable, a quien placen los clamores, las guerras y las contiendas. Pero Hera, sin unirse a nadie, usando sus propias fuerzas y luchando contra su esposo parió al ilustre Hefesto, hábil en el arte de la fragua entre todos los Uránicos.»

(Hesíodo, Teogonía 921ff)

El Pseudo-Apolodoro también muestra claramente la alianza de Hera y Hefesto contra Zeus (¿y Atenea?):

“Hera tuvo a Hefesto sin beneficio o participación sexual, aunque Homero dice que Zeus fue su padre. Zeus lo lanzo desde el cielo por ayudar a Hera cuando ella estaba encadenada. Hefesto cayó sobre Lemnos, rompiéndose las dos piernas».


He tratado con bastante detalle el extraño nacimiento de Atenea (y el de su hijo Erictonio) en dos entradas:

La maternidad extravagante de Atenea y Satana

Atenea y Satana: el dios «embarazado»:


(Publicado por primera vez el 12 de febrero de 2008)

NUMEN, mitología comparada

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9 Comments

  • Marcos

    Muy buen análisis (qué gusto da leer sobre mitología sin que aparezcan diosas madres cada 3 líneas).

    Otro parto interesante es el de Dionisio, cuya madre Semele muere por las maquinaciones de Hera, que la convence de que le pida a Zeus que se muestre tal cual es. Zeus se hace cargo entonces del feto, que nacerá poco después de su muslo.

    • danieltubau

      Bueno, sí se menciona a la diosa Madre (en la opinión de Graves) aunque no cada tres líneas. El nacimiento de Dioniso también se analizará en esta serie dedicada a extraños nacimientos, tras los que hay posiblemente mucho más de lo que parece a simple vista. Uno de los últimos es el de Jesucristo, que fue parido de manera natural (o no, si la Virgen era virgen incluso después de parir, incluso ahora) pero concebido no se sabe cómo (según Agustín de Hopona por las orejas). Pero claro, el de la Virgen parece que es un mito posterior, nacido de una mala lectura de «mujer joven», como me comentaba nuestro común amigo Joaquín la última vez que nos vimos los tres.

  • neuer

    Sí, está bien lo que dices de las diosas madres, pero lo cierto es que muchos ven en el trasfondo de este mito, por ejemplo Robert Graves, precisamente el destronamiento de la diosa madre Metis por parte de Zeus, que la sustituye pero incorpora su culto (eso significaría el que la devorara y luego la pariera de nuevo ya domesticada).

    Y sí, el de los dioses nacidos de los muslos (u hombros como en el caso del Batraz escita) es un tema muy interesante.

  • Marcos

    No sé, no sé… me llevaría tiempo explicarlo pero al final tengo la sensación que muchas madrediosizaciones son un tanto forzadas. Por ejemplo, zeus a quien destrona es a cronos, que a su vez destronó a Urano…

    Y, en cualquier caso, es una visión reduccionista de mitos mucho más complejos. Explicarlo TODO por los destronamientos maternos cada vez que aparecen dos personajes o elementos de sexos opuestos enfrentados es simplificar algo el tema, ¿no?

  • vicu

    genial atenea es la mejor!! y no se como hizo para achicarse tanto y entrar en la cabeza de Zeus para luego salir sin sange y con armas… seguro debio tener mucho cuidado de no atrabesarle la cabeza a su padre con una de esas armes cuando estaba dentro… SOS LO MAS ATENEA!!

  • Manu

    Quizá un mito de nuestra época sea la de un pasado remoto en que las mujeres eran felices, gobernaban y adoraban a fértiles diosas y los malvados y pérfidos varones en un momento dado se sublevaron, acabaron con el paraiso, trajeron todo el mal y reescribieron la historia y los propios mitos.

  • Eve Danitz

    No, a mi no me remite a disputas territoriales, si no a los sumerios , a la descripciòn sobre la creaciòn del hombre por parte de la especie de visitantes del espacio. Me remite a fallidos experimentos genèticos, intentos fallidos de diseñar a una criatura, asì como el nacimiento de Erictonio y su naturaleza dual, mitad hombre mitad serpiente , y primer rey humano segùn la mitologìa griega, me remite al Gènesis , al paraìso del que el primer hombre emigra una vez ha recibido tanto la influencia de dios como la de la serpiente.

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