Gary Klein, analista premortem
El análisis premortem es una herramienta que no se debe confundir con el premortem que le practicaron al pobre médium Washington Irving Bishop, sometido a una autopsia todavía en vida.
Daniel Kahneman, el psicólogo que ganó el premio Nobel de Economía al demostrar lo poco de fiar que somos en todos los terrenos, incluido el económico, cuenta así el método premortem creado por Gary Klein,:
El procedimiento es simple: cuando la organización ha tomado una decisión importante, pero no la ha ejecutado formalmente, Klein propone que un grupo de individuos entendidos e informados sobre esa decisión se reúna en una breve sesión. La premisa de la sesión es una breve alocución: «Imaginemos que ha transcurrido un año y que hemos puesto en práctica el plan tal como ahora lo conocemos. El resultado ha sido un desastre. Tómense, por favor, 5 o 10 minutos para escribir una breve historia de tal desastre».
Es decir, el premortem, como su nombre indica, consiste en imaginar que le estamos practicando a nuestro proyecto un examen postmortem para descubrir las causas de su muerte o fracaso. En definitiva, es más fácil ser directo y no andarse con medias tintas cuando lo que tenemos delante es un cadáver y no un cuerpo vivo, aunque se trate de un cadáver imaginario. Gracias a este ejercicio de imaginación, podemos poner con más facilidad distancia entre nosotros y nuestro proyecto, mirarlo como algo ajeno, que podemos atacar sin contemplaciones. Porque un buen ejercicio de premortem debe ser inmisericorde, capaz de detectar cualquier pequeño defecto, de descubrir errores hasta ahora apenas intuidos.
En opinión de Kahneman:
El premortem tiene dos ventajas principales: frena el pensamiento grupal que afecta a tantos equipos cuando parece que se va a tomar una decisión y libera la imaginación de los individuos entendidos en un sentido muy necesario.
El premortem es también una liberación de la obediencia grupal y una vía libre para la crítica:
Cuando un equipo converge en una decisión –y especialmente si surge un líder– las dudas manifestadas sobre el acierto de la acción planeada se desvanecen y eventualmente son tratadas como pruebas de escasa lealtad al equipo y sus líderes. La desaparición de las dudas contribuye al exceso de confianza en un grupo donde sólo los que apoyan la decisión tienen voz. La principal virtud del premortem es que legitima las dudas. Además, anima a quienes apoyan la decisión a buscar posibles riesgos que no habían considerado antes
Por último, el premortem a menudo se convierte en un ejercicio divertido y estimulante, que da como resultado la redacción de estupendos artículos de crítica periodística, o de afilados e implacables informes, aunque su característica esencial debe ser el rigor en la crítica y no el desvarío destructivo.
[Ver también: Retroproyección futura y El análisis premortem de Washington Irving Bishop]
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