El sueño de Leibniz
Podemos imaginar que Descartes es un personaje soñado por Leibniz. Cuando Leibniz se va a dormir, en su sueño aparece Descartes, que empieza a filosofar y a decir que, puesto que piensa, entonces existe.
Pero entonces Leibniz se despierta y recuerda el sueño con gran precisión. Se ríe de ese personaje soñado que se cree real.
Un día, Leibniz deja de soñar con Descartes.
Fin de Descartes.
Se dirá: “¡Ah, pero entonces es que Descartes es Leibniz!”.
A lo que yo respondo con una pregunta: “¿Usted es todos los personajes de sus sueños?”
Si seguimos por este camino, nos encontraremos con diversas variantes:
Leibniz sueña con Descartes sólo las noches en que toma una copa de vino Tokay.
El soñado Descartes empieza a sospechar si no será un personaje de sueño, quizá un personaje de un sueño de Leibniz.
Un Leibniz soñado le explica a Descartes que los sueños con él se van a acabar. Descartes está decepcionado y aterrado.
__No te preocupes dice Leibniz- seguirás existiendo, porque tú eres yo.
__¡Sacre bleu!-exclama Descartes- tú tienes un carácter diferente al mío y lees libros que a mí no me interesan. Si me disuelvo en ti, dejaré de ser yo!
El argumento final de Descartes se puede aplicar también a aquellos que piensan que seguirán existiendo en la energía inagotable del cosmos, en los gusanos que devorarán su cadáver o en el ciclo perpetuo de la materia en sus continuas transformaciones.
Este texto es un comentario que hice en 1996 a la anotación a Principios de Filosofía: ¿Es una certeza “Pienso, luego soy?”
[Los principios de la filosofía, de Descartes]
Descartes