El autor y sus personajes

Shakespeare -personajes

Hablé con Karina Pacheco acerca de los personajes de su novela La voluntad del molle y llegamos a la conclusión de que la percepción que tiene ella de sus propios personajes no es exactamente la misma que tengo yo. Esa es una excelente prueba de que sus personajes no son estereotipos, sino seres complejos, ambígüos, contradictorios, como los somos las personas. Intenté expresar esto en Las paradojas del guionista, en relación con los personajes de Shakespeare:

«Los comentadores y expertos confiesan que no es fácil saber de qué lado estaba Shakespeare: ¿era católico o anglicano?, ¿monárquico o republicano?, ¿homosexual o heterosexual?, ¿escéptico o creyente? Una de sus mayores ambigüedades se refiere al tratamiento que hace de los malos en sus obras. Los discursos de Ricardo, Othelo, Shylock o Macbeth a veces suenan tan razonables que uno llega a preguntarse si Shakespeare está de acuerdo con ellos».

Cualquiera que lee a Shakespeare acaba por encontrarse a sí mismo en cierto modo. Algunos de sus personajes femeninos, como Viola (Noche de reyes) o Rosalinda (Como gustéis), le han ganado el aplauso del feminismo, compensado por el machismo detectado en obras como Los dos hidalgos de Verona o La doma de la bravía. Su Caliban de La tempestad ha sido usado para defender la lucha de los pueblos colonizados, pero también para lo contrario. El personaje de Shylock de El mercader de Venecia es una de las peores aportaciones al antijudaísmo, pero, al mismo tiempo, de su boca salen las más elocuentes palabras a favor de los judíos y de cualquier minoría perseguida y maltratada:

«Soy un judío. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no está nutrido de los mismos alimentos, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no sangramos? Si nos cosquilleáis, ¿no nos reímos? Si nos envenenáis, ¿no nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos? Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso».

En To be or not to be, Ernst Lubitsch hace que uno de los actores polacos (y judío) recite ese parlamento refiriéndose a la reciente invasión del país por los nazis, y consigue uno de los momentos más emotivos que se recuerdan en una película cómica.

Los personajes de Shakespeare, en definitiva, no pueden ser limitados por una definición unívoca, son variables, escurridizos, «una vez que creemos que hemos empezado a comprenderlos, nos damos cuenta de que no es así», que es como definía Robert McKee a las personas. El guionista puede crear arquetipos, como el Rick de Casablanca, o estereotipos como James Bond, pero también puede arriesgarse y crear de vez en cuando personajes realmente complejos, casi personas.

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[Este texto es un fragmento de Las paradojas del guionista

 

La voluntad del molle

La voluntad del molle

Karina Pacheco Medrano

Comprar en Casa del libro

 

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lasparadojasLas paradojas del guionista
Reglas y excepciones en la práctica del guión
390 páginas
 
 
Con esta obra Daniel Tubau desmonta muchos de los tópicos que rodean el mundo del guión. Y lo hace rehuyendo las fórmulas magistrales y buscando más las excepciones que las normas.Y qué mejor manera de enfrentarse a ello que mediante paradojas propias de la creación. Todas se relacionan con la naturaleza de la redacción de guiones y el trabajo del guionista.
(en Casa del Libro)
 
 Pagina de Las paradojas del guionista

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