De Adán y Eva a Chomsky pasando por Platón

Al contrario que los innatismos religiosos, como el pecado original de los cristianos, judíos y musulmanes, o la idea del karma del budismo, la gramática innata de Chomsky no la ha puesto en nosotros Dios o el ciclo universal de las reencarnaciones, tampoco la rueda del Samsara, sino que esa gramática es un producto de la selección natural propuesta por Darwin. Sería uno de los resultados del desarrollo evolutivo.

Sin embargo, por otra parte, la teoría de la gramática innata de Chomsky se opone en principio a las teorías conductistas acerca del lenguaje. En eso coincide con cualquier innatismo.

Si Descartes fuese Chomsky, diría que esa gramática la ha puesto Dios en nuestro cerebro. Si Platón fuese Chomsky, tal vez diría que la gramática universal es una de esas ideas que encontramos dentro de nosotros porque las aprendimos en el mundo ideal en el que viven las almas antes de llegar a este mundo imperfecto de la materia. Así, entre esas Ideas que se reflejan o conservan de algún modo en nuestra alma, debemos suponer que  también existiría una gramática que nos permite aprender el lenguaje que debe hablar ese ser humano en el que nuestra alma se ha encarnado, por ejemplo, el griego dórico o eolio, o el español o el chino. No sería ni mucho menos una propuesta alejada del pensamiento de Platón, puesto que  él pensaba que todos los conceptos matemáticos son también innatos, como se ve en el célebre pasaje en el que Sócrates demuestra como un esclavo iletrado posee, a pesar de su incultura, toda la matemática: le basta con recordarla.

Queda claro, pues que el innatismo de Chomsky no depende de Dios, como el de Descartes, ni de un Mundo Arquetípico, como el de Platón. El innatismo de Chomsky es un producto de la evolución. Es decir, es un a priori en nuestro cerebro (algo que ya está allí desde que nacemos), pero que ha surgido a posteriori en nuestra historia como especie. Lo mismo se podría decir de los a priori kantianos, que algunos consideran que son también a posteriori evolutivos. Es decir, están en nosotros porque el proceso de la selección natural nos ha dotado de ellos.

A partir de estas consideraciones, Noam Chomsky y algunos de sus seguidores presentar a sus rivales como partidarios de la hipótesis de la tabula rasa, de la idea de que nuestra mente es una tablilla en blanco que no posee nada cuando nacemos. Esta acusación chomskyana es, en realidad una caricatura simplificadora, como veremos enseguida.

Continuará…


[Publicado en 2006 en Pasajero. Revisado en 2017  y en 2019]

Nota en 2017: la hipótesis de los a posteriori evolutivos, que propone, si recuerdo bien, Konrad Lorenz, sostiene más o menos que ciertos rasgos que resultan ventajosos son conservados por la especie y se convierten entonces en a priori, pues sus descendientes los poseen ya desde su nacimiento, por ejemplo como instintos. No se trata, por supuesto de verdaderos a priori, de rasgos que se descubren o crean durante la vida del individuo, sino de rasgos que existen ya en ciertos individuos y que se conservan al resultar ventajosos de alguna manera.


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