¿Son innatas las categorías de Aristóteles?
Aristóteles propuso nueve o diez categorías: sustancia, cualidad, cantidad, relación, acción, pasión, lugar, tiempo, situación (o posición) y posesión o hábito.
Se ha discutido mucho acerca de a qué pretendía referirse Aristóteles con estas categorías: ¿se trata de cosas realmente existentes o son cualidades que podemos aplicar a las cosas o los objetos aunque no estén propiamente en ellas? ¿O se tratará, sencillamente, de predicados aplicables a diversos sujetos? ¿Son atributos del ser (ontología) o del conocimiento (gnoseología/epistemología)? ¿Del pensamiento y la razón (lógica/psicología) o del lenguaje (gramática/sintaxis/semántica)?
Sean lo que sean, es evidente que resultan bastante útiles y que una manera interesante de entender el mundo y sus elementos consiste en aplicarles las categorías de Aristóteles. Por ejemplo, podemos referirnos a la cera por su cualidad (ser maleable) pero también porsu cantidad (un kilo de cera frente a 100 gramos de cera) o por su lugar (en la repisa de la chimenea) o por el tiempo (hace una hora, antes de que ardiese toda la vela), etcétera.
También podemos preguntarnos si existen otras categorías además de las que mencionó Aristoteles. Es decir, podemos intentar encontrar más posibles predicados o accidentes de las cosas, de los objetos o de los sujetos. Descubriremos que resulta difícil encontrar más: Aristóteles era un buen observador. La ciencia moderna, sin embargo, ha añadido algunas nuevas categorías, como todas las cualidades físicas, como la densidad, composición química, composición atómica, ¿color?, ¿aroma?, estado (líquido/sólido/gaseoso/plasma/estado Bose-Einstein)… También podríamos considerar, por otra parte, que las cuatro formas aristotélicas, o al menos tres de ellas, también son categorías: forma, materia, causa agente o eficiente y causa final).
Es fácil estar de acuerdo en que estas cualidades existen de alguna manera (real o material o conceptualo metafórica o lingüística) y que por tanto podemos hablar de ellas. Y no solo podemos habalr de ellas los que hemos leído a Aristóteles ya que en todas (o casi todas) las culturas existe una manera más o menos semejante de referirse a las cualidades de las cosas, aunque no estén tan sistematizadas como en las categorías aristotélicas. Ahora bien, me parece que sería una falacia argumentativa decir que esa certeza constituye una prueba de que hemos adqurido las categorías gracias a la evolución, como dice Chomsky con su gramática, o que son figuras o ideas de un inconsciente colectivo o algo semejante, como dirían Platón o Descartes o Jung con sus diversas variedades de ideas o arquetipos innatos.
Esa coincidencia en la manera de referirse a las cosas, de aludir a cualidades como el peso, el tamaño, la forma, la posición en el espacio o en el tiempo, etcétera, existe, digámoslo de forma simplista y apresurada, porque está en la naturaleza de las cosas el que así suceda y porque parece que, con toda la complejidad que se pretenda, eso es algo que forma parte de las relaciones entre los objetos percibidos y los sujetos que los perciben.
Continuará…
LA GRAMÁTICA INNATA DE CHOMSKY
SIGNOS
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