Carta a Bruno
Este poema, que sintetiza de manera hermosa, y por tanto perfecta, la filosofía de Epicuro, lo escribió mi padre, Iván, para mi hijo, Bruno cuando nació.
Carta a Bruno
Para ser leída por el hijo del remitente
al nieto, analfabeto aún.
Quien diga que la hora de hacer filosofía
no le ha llegado aún o que se le ha pasado
es como quien dijera que están ya muy maduros
o demasiado verdes los higos del estío.
Convendrá iniciar ejercicios
que hagan fuerte y flexible a la vez
la musculatura mental
que fabrica felicidad.
Empieza por pensar que no existe la muerte;
ella nunca estará mientras tú estés,
cuando ella estés ya te habrás ido tú.
Si no aspiras a vida inmortal
hallarás cada día el placer de vivir.
No es preferible el rojo
de veinte mil cerezas
a la fragancia leve
del queso blanco tierno
ni es mejor el mayor
festín primaveral
que la primera cereza de abril.
Lo cual no significa que menos sea más.
Si el precio es alto, poco es demasiado.
Se obtiene fácilmente lo que es más natural,
lo vano con frecuencia sale bastante caro.
Si aprendes a gozar del ágape frugal,
un banquete lujoso también te hará feliz.
Alcanzar el placer es el fin de un mortal.
No fiestas y festines cada día y doncellas
y donceles, corderos, peces, vinos y dulces,
sino el cálculo sobrio, prudente y afinado.
No es posible el placer sin prudencia serena
ni sería prudente vivir sin el placer.
Te reñirán los dioses, te dirá ese creyente:
No te han traído al mundo para buscar placer.
No existe ningún dios, te dirá aquel ateo:
Todo está permitido, no hay por qué calcular.
No es para complacer a los dioses lejanos,
Bruno, que te aconsejo prudencia y mesura,
Sino para que aprendas así
A exprimir con deleite moroso
Los más intensos zumos de tu propio placer.
Será por otra parte conveniente
Pensar que existen dioses, pero no
Tal como los concibe el pueblo llano.
Para el hombre común resulta extraño
Todo aquello que no se le parece,
y los dioses son harto diferentes,
puesto que nunca mueren ni han nacido.
Pasan su vida eterna disfrutando
de la inmensa fortuna de ser dioses.
¿Cómo van a perder un tiempo tan precioso
mirando si un mortal obra como es debido?
En estos pensamientos y otros de igual calado
debes ejercitarte, Bruno, todos los días,
y nunca, ni despierto ni cuando te abandones
al dulce sueño de los justos,
serás turbado:
vivirás como viven los dioses
mortales entre gente mortal.
Iván Tubau
****
[Publicado el 15 de junio de 2004. El poema fue escrito hacia 1992]
POESÍA
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3 Comments
Javi Lr
Sobresaliente y hermosa. Cada verso daría para decenas de libros. La he disfrutado muchísimo.
Javi Lr
Es un poema de Iván Tubau, padre de Daniel Tubau, sobre el hijo de este, Bruno. No podéis dejar de leerlo.
jordi torrent
No es posible el placer sin prudencia serena
ni sería prudente vivir sin el placer.