Bai Juyi y Eugenio D’Ors

Eugenio D’Ors hacía leer sus poemas a su criada Conchita y después le preguntaba si se entendía todo. «Sí, maestro», decía Conchita. A lo que D’Ors replicaba: “Pues, entonces, oscurezcámoslo”.

Se cuenta de Bai Juyi una anécdota inversa a la que se atribuye a Eugenio D’Ors: leía sus poesías a los sirvientes, y si no lo entendían, las corregía o las descartaba.

 

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