Sobre la indignación, en Amman (Jordania)

Pasillo del avión de Royal Jordanian

Aeropuerto de Anman, 6 de junio de 2011 (4 de la madrugada)

El vuelo en la línea aérea Royal Jordanian ha sido muy agradable.

Ahora, en el aeropuerto de Amman, algunos pasajeros hemos pasado a la zona de transferencia, un lugar muy cuidado pero mortecino. Somos pocos y casi todo está cerrado, excepto las tiendas libres de impuestos, que venden los productos típicos de una tienda libre de impuestos, entre ellos los productos típicos de cada país, que en España es el jamón serrano y paellas para hacer al instante. Aquí, en Amman, son unos pastelitos de apariencia deliciosa.

Pero como es muy tarde y somos pocos pasajeros, casi todos los bares están cerrados, excepto un puesto en el que se puede pedir café, y otro en el que, de nuevo, se ofrecen productos típicos. Tengo que esperar dos o tres horas hasta la conexión con mi vuelo a Hong Kong.

Aprovecho estas horas en vela para escribir algunas notas acerca del oficio de crítico literario y para apuntar algunas reflexiones acerca del movimiento iniciado el 15 de marzo en Madrid, que quizá está evolucionando de una manera que no me acaba de gustar. Hasta ahora he mantenido a raya mi juicio crítico movido y conmovido por el entusiasmo de mis amigos, pero ahora, ya lejos de la situación, empiezo a dudar, o mejor habría que decir, a estar más seguro de ciertas cosas.

Transcribo aquí el comienzo de ese texto, tal como lo escribí en la madrugada del día 6 de junio en el aeropuerto de Amman:

«He seguido con mucho interés los acontecimientos que han tenido lugar en la Puerta del Sol de Madrid. He pasado por allí casi todos los días y he observado cómo se iban desarrollando las cosas.

Me ha gustado mucho, he disfrutado y me he alegrado por lo que ha supuesto.

Pero no me gusta del todo la manera en la que está terminando.

El domingo, cuando se celebraron las elecciones, en una reunión con amigos, dije que seguramente lo mejor era que el movimiento se disolviera, aprovechando el buen sabor de boca. Mi amigo Uri opinó que debía continuar y, tras dudar un momento, le di la razón.

Pero creo que me equivoqué, porque me dejé llevar por el entusiasmo.

El entusiasmo es un sentimiento muy estimulante, pero también muy peligroso. Siempre recuerdo las palabras de Primo Levi, quien había sido prisionero en un campo de exterminio nazi,  cuando le preguntaron si a veces no se dejaba llevar por la indignación al ver cosas relacionadas con el holocausto nazi. Levi respondió: «No, y si me sucede, intento controlarlo.»

Una cosa es indignarse y otra muy distinta guiarse por la indignación. El entusiasmo y las emociones más o menos instintivas pueden activarnos, como nos activó el movimiento del 15 M en sus inicios, e incluso son necesarias para razonar, como muestra el neurólogo Damasio, pero sólo con las emociones no se puede razonar. Hace falta también pensar. Hessel, el autor de Indignaos parece arrepentirse de haber aceptado el título que le propusieron los editores. Si viviese en España, tendría más razones para querer cambiarlo, porque, como comenté a mi amigo Marcos hace unos días, el estado natural de los españoles es la queja y la indignación, así que pedirles que se indignen todavía más es como echar gasolina en un incendio. hay que pedirles que piensen, que reflexionen un poco más.»


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2 Comments

  • julieta cedillo

    me gusto mucho lo que escribiste mientras estabas en el aeropuerto de Amman. Tambien estoy de acuerdo en que el entusiasmo es muy estimulante pero tambien muy peligroso porque es verdad que en las emociones no se puede razonar. Eres un hombre que conoce muchas culturas eso te te hace ser ser un hombre con mucha inteligencia. ya se que no te gusta que te elogien pero la verdad eres un hombre admirable.

  • Aiko Ko

    Estoy completamente de acuerdo contigo. Sobre todo en la última frase: «el estado natural de los españoles es la queja y la indignación, así que pedirles que se indignen todavía más es como echar gasolina en un incendio. hay que pedirles que piensen, que reflexionen un poco más.». Cierto. Me encanta. Expresa exactamente lo que pienso. Gracias, Daniel.Un placer encontrar tu blog.

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