
Zenón proponía que el movimiento no existe.
Esto conduciría a una especie de atomismo del tiempo, que no es seguro que mantuvieran Demócrito y Leucipo, pero que sí adoptó Epicuro.
En la India lo opinaban los jainistas.
En la edad Media lo mantuvieron algunos filósofos judíos y árabes, y en la Edad Moderna lo sostuvo Geulincx, para quien
«Dios crea cada instante del tiempo y lo aniquila al crear el siguiente, con lo que la continuidad del tiempo y del movimiento sería una pura ilusión».
La realidad sería como las imágenes del cine en celuloide, es decir, como una serie de fotografías una detrás de otra.
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