Thelema

Hay muchas referencias a Thelema en la historia del ocultismo y las sociedades secretas. A varias de ellas me refiero en detalle en el La verdadera historia de las sociedades secretas, así que aquí sólo recordaré algunas.

 

Thelema en la Tabla Esmeraldina

La palabra Thelema aparece en la Tabla Esmeraldina,  un misterioso escrito que suele asociarse al Corpus Hermeticum traducido por Marsilo Ficino para Cosme de Medicis, pero que es, sin duda, anterior. Se ha interpretado su significado como «voluntad».

En las páginas 342 y 343 de mi libro intento desentrañar la rocambolesca historia de Thelema, y menciono también su relación con Agustín de Hipona.

 

Abadía de Thelema

Existen tres abadías de Thelema relacionadas con los asuntos tratados en La verdadera historia de las sociedades secretas.

La primera es la que aparece en la obra Gargantúa, de François Rabelais.

La segunda, la que creó Francis Dashwood en Inglaterra.

La tercera, la de Aleister Crowley en la isla de Cefalú.

 

1. Abadía de Thelema(Théleme), de Rabelais

En su obra Gargantúa, Rabelais dice que Gargantúa construyó una abadía para su amigo el monje. El monje le pide que no sea una abadía como las demás, pues bastante dificultad tendría él para gobernar a los monjes si no sabe siquiera gobernarse a sí mismo.

«La petición agradó a Gargantúa, quien le ofreció todas sus tierras de Télema, a orillas del Loira y a dos leguas del gran bosque de Port-Huault.»

La abadía de Thelema se regirá justo al contrario que todas las demás: no tendrá muros, ni relojes, en ella ingresarán hermosas novicias, y también muchachos hermosos; cualquiera podrá entrar o salir de la reclusión cuando le apetezca y hombres y mujeres convivirán.

Gargantúa contempla la abadía de Thelema que ha construido para el monje

De las hermosas páginas dedicadas a la abadía inversa de Thelema, selecciono la parte que inspiró Francis Dashwood y Aleister Crowley.

«Toda su vida [la de los telemitas] estaba gobernada, no por leyes, estatutos o reglas, sino según su voluntad y libre albedrío. Se levantaban del lecho cuando les parecía bien, bebían, comían, trabajaban, dormían cuando les venía en gana. Nadie los despertaba, nadie los obligaba ni a beber, ni a comer, ni a hacer cualquier otra cosa. Así lo había establecido Gargantúa. En su regla no existía más que esta cláusula: Haz lo que quieras

No es extravagante suponer que Rabelais leyera los escritos mágicos del Corpus Hermeticum traducidos por Marsilo Ficino, o bien la Tabla Esmeraldina, en la que aparece la palabra Thelema (voluntad).

François Rabelais

Algunos estudiosos de Rabelais, como Alicia Yllera, consideran que tomó el nombre de un libro que se sabe llegó a leer, el misterioso Sueño de Polifilo, atribuido a Francesco Colonna (pero también a Luis Bautista Alberti). En esa obra, Thelemia es una de las ninfas que guía a Polifilo en su extraño viaje.

Reconstrucción de la abadía de Thelema de Rabelais

 

Abadía de Thelema de Francis Dashwood

De esta interesante abadía de Thelema hablo en extenso en el libro, por lo que aquí sólo diré que fue creada por Dashwood, el fundador de los Clubs del Fuego Infernal.

 

Abadía de Thelema de Aleister Crowley

La abadía de Aleister Crowley en la isla de Cefalú se llamaba Thelema (342).

Probablemente se inspiró en la abadía de Thelema que aparece en el Gargantúa de Rabelais (283) y es seguro que también conocía la abadía de Thelema de Francis Dashwood, y quizá la sociedad secreta de los Caballeros del Júbilo, de John Toland (282s), que también imitaba a Rabelais.

Sin embargo Crowley aseguraba que su filosofía de Thelema («Haz lo que quieras y eso se convertirá en ley») le fue inspirada por algún espíritu durante un viaje a El Cairo.

 

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