Tamborilear el guión

Lo conté en el taller de Cuba de 2017. Tamborileé una canción sobre la mesa y les pregunte si reconocían la canción. Nadie la reconoció. Creo que era Yellow submarine. Les expliqué entonces algo que había leído en alguna parte: cuando tamborileamos una canción con los dedos, para nosotros resulta muy reconocible, porque nosotros tenemos la canción en el interior de nuestra mente. Pero los demás sólo tienen el tamborileo, que no es reconocible, que seamos percusionistas consumados (o que se trate de un ritmo muy sencillo). Lo mismo sucede con la relación entre historia y relato: quienes ven el relato no conocen la historia que sí que está en nuestra cabeza. A nosotros todo nos parece obvio y no entendemos que no se entienda y que no emocione, pero ellos solo tienen el tamborileo del relato, que debería ser tan bueno como el de un percusionista consumado.

(En Cuba, 16 de febrero de 2016)

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