Significado, intención y doble lectura en Cole Porter y Barbara

Pensemos en una canción como I’ve Got You Under My Skin, de Cole Porter: es una hermosa canción de amor.

Cole Porter
Cole Porter

I’VE GOT YOU UNDER MY SKIN
I’ve got you under my skin.
I’ve got you deep in the heart of me.
So deep in my heart
that you’re really a part of me.
I’ve got you under my skin.
I tried so not to give in.
I said to myself:
»This affair never will go so well.»
But why should I try to resist
when, baby, I know so well,
I’ve got you under my skin.
I’d sacrifice anything, come what might,
for the sake of having you near.
In spite of a warning voice that comes in the night
and repeats, repeats in my ear:
»Don’t you know, little fool, you never can win.
Use your mentality, wake up to reality.»
But each time that I do, just the thought of you
makes me stop before I begin,
‘cause I’ve got you under my skin.
I would sacrifice anything, come what might,
for the sake of having you near.
In spite of a warning voice that comes in the night
and repeats, how it yells in my ear:
»Don’t you know, little fool, you never can win.
Why not use your mentality,
step up, wake up to reality.»
But each time I do, just the thought of you
makes me stop just before I begin,
‘Cause I’ve got you under my skin.
Yes, I’ve got you under my skin.

TE LLEVO BAJO LA PIEL

“Te llevo bajo mi piel
Te llevo tan hondo en mi corazón
Tan hondo en mi corazón que eres realmente parte de mí
Te llevo bajo mi piel
He tratado de no ceder.
Me he dicho que esto no saldrá bien.
Pero, por qué debería resistirme, cuando, baby, sé que te llevo bajo mi piel.
Sacrificaría cualquier cosa por tenerte cerca de mí.
A pesar de una voz de aviso, que llega en la noche.
Y repite, grita en mi oído:
¿No sabes, pequeño loco, que nunca podrás ganar?
Usa tu inteligencia, despierta a la realidad.
Pero cada vez que lo hago,
Tan sólo el pensar en ti, me detiene antes de comenzar
Porque te tengo bajo mi piel.”

(Traducción de Antonio y Virginia Linde)

Ahora bien, resulta que no es una canción de amor, o no solo una canción de amor, sino que es una descripción de la adicción a la heroína, que es algo que sí se lleva literalmente bajo la piel. Hace unos años se grabó un disco con canciones de Cole Porter para ayudar a enfermos de SIDA que se llamaba precisamente I’ve Got You Under My Skin, porque el SIDA también se lleva bajo la piel.

Escuchemos ahora otra canción deliciosa, esta vez de Barbara: Ma plus belle histoire d’amour (Mi más bella canción de amor).

Du plus loin que me revienne
L’ombre de mes amours lointaines
Du plus loin du premier rendez-vous
Du temps de mes premières peines
Lors j’avais quinze à peine
Coeur tout blanc et griffes aux genoux
Que ce fût, j’étais précoce
De tendres amours de gosse
Ou les morsures d’un amour fou
u plus loin qu’il m’en souvienne
Si depuis j’ai dit «je t’aime»
Ma plus belle histoire d’amour, c’est vous

C’est vrai je ne fus pas sage
Et j’ai tourné bien des pages
Sans les lire, blanches et puis rien dessus
C’est vrai je ne fus pas sage
Et mes guerriers de passage
A peine vus, déjà disparus
Mais à travers leurs visages
C’était déjà votre image
C’était vous déjà et le coeur nu
Je refaisais mes bagages
Et poursuivais mon mirage
Ma plus belle histoire d’amour, c’est vous

Sur la longue route qui menait vers vous
Sur la longue route j’allais le coeur fou
Le vent de décembre me gelait au cou
Qu’importait décembre, si c’était pour vous

Elle fut longue la route
Mais je l’ai faite la route
Celle-là qui menait jusqu’à vous
Et je ne suis pas parjure
Si ce soir je vous jure
Que pour vous je l’eus faite à genoux
Il en eu fallu bien d’autres
Que quelques mauvais apôtres
Que l’hiver et la neige à mon cou
Pour que je perde patience
Et j’ai calmé ma violence
Ma plus belle histoire d’amour, c’est vous

Mais tant d’hivers et d’automnes
De nuits, de jours et personnes
Vous n’étiez jamais au rendez-vous
Et de vous perdant courage
Soudain me prenait la rage
Mon Dieu que j’avais besoin de vous
Que le Diable vous emporte
D’autres m’ont ouvert leur porte
Heureuse, je m’en allais loin de vous
Oui, je vous fus infidèle
Mais vous revenais quand même
Ma plus belle histoire d’amour, c’est vous

J’ai pleuré mes larmes
Mais qu’il me fut doux
Oh ! Qu’il me fut doux
Ce premier sourire de vous
Et pour une larme qui venait de vous
J’ai pleuré d’amour, vous souvenez-vous?

Ce fut un soir en septembre
Vous étiez venus m’attendre
Ici même vous en souvenez-vous?
A nous regarder sourire
A nous aimer sans rien dire
C’est là que j’ai compris tout à coup
J’avais fini mon voyage
Et j’ai posé mes bagages
Vous étiez venus au rendez-vous
Qu’importe ce qu’on peut en dire
Je tenais à vous le dire

Ce soir je vous remercie de vous
Qu’importe ce qu’on peut en dire
Tant que je pourrai vous dire
Ma plus belle histoire d’amour
C’est vous

En esta ocasión no cabe duda de que sí se trata de una hermosa canción de amor, pero resulta que, según decía la propia Barbara, el destinatario de la canción no era un amante que aparece y desaparece en la vida y en la memoria, sino su público.

En el primer caso, el de I’ve Got You Under My Skin, a mí me parece que conocer el significado o sentido oculto de la canción la hace mejor. El doble juego de significado amor/heroína enriquece la canción, como en el verso:

»Don’t you know, little fool, you never can win.
Use your mentality, wake up to reality.»

(No te das cuenta, pequeño idiota, que nunca podrás vencer/
Usa tu mente, vuelve a la realidad.)

En el segundo caso, el de la canción de Barbara, conocer el significado que le quería dar Barbara no me resulta tan emocionante, sino que le quita emoción a la canción, así que, cuando la escucho, me esfuerzo por olvidar que va dirigida al público.

Son opiniones subjetivas y personales. A alguien le puede parecer justo lo contrario.

No creo, sin embargo, que en esta subjetividad influya la propia biografía (experiencias amorosas, experiencias con heroína y experiencias con el público), porque mis experiencias con la heroína y con el público son equivalentes en que son poco dignas de mención. Es posible que a Cole Porter le resultase biográficamente interesante su experiencia con la heroína y que ello influyese de manera poderosa en la creación de la canción, y es seguro que a Barbara le resultaba muy emocionante su encuentro con el público, que, como dice la canción, fue en cierto modo su primer amante y el último y más fiel. Aunque ella no le devolvió siempre esa fidelidad, lo que me parece muy bien.

Ignoro la razón por la que al conocer el significado me resulta más emocionante una canción (la de Porter) y menos emocionante otra (la de Barbara). Pero sucede.

Añadiré que hay otra canción de Barbara, Une petite cantate, que me lleva hasta las lágrimas precisamente porque sé que está dedicada a la pianista que la acompañaba en sus conciertos y que murio en un accidente de coche.

omar-khayyam

Aunque todos los ejemplos anteriores son personales, subjetivos y discutibles, es cierto que a veces conocer el significado o la intención enriquece una obra, pero en otras ocasiones la empobrece. Se dice que los poemas de Omar Jayyam en los que canta al vino, a los efebos y al placer de las tabernas esconden un significado oculto: que el vino es la religión musulmana, los efebos su iglesia, etcétera. Lo mismo opinaba Fray Luis de León del Cantar de los Cantares de Salomón, poema erótico indudable, pero que él interpretó como una alegoría religiosa.

A mí algunas de esas interpretaciones me matan el texto, justo lo contrario que le pasaba a Agustín de Hipona, al que la Biblia «interpretada a la letra» le mataba. Yo prefiero el Omar Jayyam erótico y ateo al Jayyam que esconde a un monje sufí secreto. También prefiero el erotismo tan carnal del Cantar de los Cantares a la ingeniosa interpretación que hace Fray Luis de León. No se trata, creo, de un problema de aversión a la religión, porque los poemas místicos de San Juan de la Cruz me parecen una de las cimas de la poesía castellana, interpretados esta vez siguiendo su intención mística.

Aunque creo que interpretar los poemas de Jayyam como códigos sufís es trivializarlos, también creo que trivializamos a Juan de la Cruz, Teresa de Ávila o Francisco de Asis si sustituimos su amor por Dios por el amor a un hombre o a una mujer. Es amor erótico, e incluso sexual, pero a mí me conmueve más si, además, está dirigido a la divinidad. Una divinidad en la que no creo.

Quizá lo que más me interesa de este asunto es que creo que en general es bueno que una obra no necesite ser interpretada para ser apreciada.

Cualquier texto o película tiene diversas interpretaciones o lecturas, pero en cierto modo cada una de esas lecturas debe vivir por sí misma. Los ejemplos más elocuentes tal vez sean los  de Shakespeare, los trágicos griegos o Don Quijote, que tienen múltiples lecturas, muchas de ellas fascinantes y enriquecedoras, pero que también en su momento eran obras apreciados por todo tipo de público, y especialmente por quienes no tenían ni idea de esas segundas lecturas.

Cuando es indispensable conocer la clave secreta para apreciar un libro o una película, suele darse un placer de experto, que también puede ser delicioso, pero que no siempre me parece comparable al otro. Los textos pueden tener dobles, triples o séptuples lecturas, como el Corán, pero a menudo, cuando nos explican esas claves tan enrevesadas, pensamos que se podrían haber ahorrado el esfuerzo, porque la obra estaba mucho mejor sin ellas.

Borges pone un ejemplo muy bueno: nadie siente cariño hacia Quevedo como escritor de prosa, nadie lo siente como una persona con la que se esté conversando, pero eso sí sucede con Cervantes. Quevedo nos deslumbra, nada más, pero incluso sentimos pereza al enfrentarnos a sus libros (aunque no sucede lo mismo con muchos de sus extraordinarios poemas). Hay quien piensa lo mismo de Borges que él pensaba de Quevedo, pero yo no: para mí Borges es como Cervantes o Montaigne, alguien con quien hablo y que me habla, y no comparto la idea tan extendida de la frialdad borgeana.

Pero hay excepciones a todo lo anterior. Borges, de nuevo, decía que el lector es derrotado por el Ulysses, pero que puedes enfrentarte al libro de Joyce si antes has leído la guía escrita por un tal Gilbert, que tiene más de 400 páginas. Y es cierto que cada nueva lectura del Ulises y cada nuevo aprendizaje acerca de la obra de Joyce hace más y más deliciosa su lectura.

 

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Hace tiempo dediqué una entrada a la canción de Barbara Une petite cantate, donde conté la historia de esa canción.

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