Ser cristiano y, además, católico
En un comentario a mi entrada Por qué no participo en los actos de la JMJ, Myriam escribió:
<No estoy de acuerdo con esto que escribiste: “me resulta absolutamente incomprensible que una persona sensata, moderada y justa pueda pertenecer a esta iglesia.” Me considero una persona sensata, moderada y justa. No sólo yo, sino lo que es más importante, aquellos que me conocen. Si me conocieras estarías de acuerdo. Saludos cordiales a todos>. [leer todo el comentario]
Entendí que Myriam se sintiera molesta por mi comentario, por lo que intenté explicar mejor mi opinión en una respuesta que transcribo aquí, aunque aprovecho para corregir y matizar algunos asuntos (la respuesta original aquí).
“No tengo dudas acerca de la existencia de muchos católicos sensatos, moderados y justos. Conozco a muchos de ellos, tengo amigos que reúnen esas características, y a algunos de ellos los quiero y los admiro. También estoy suscrito a una revista cristiana y más o menos católica, aunque muy crítica con el Papa actual (Ratzinger o Benedicto XVI) y con el anterior Juan Pablo II. En la revista son admiradores, como yo, de Juan Pablo I, de Juan XXIII y, quizá con menos entusiasmo, de Pablo VI. Colaboro de vez en cuando con El Ciervo) y te aseguro que leerla es para mi un placer que se renueva todos los meses. Ahora bien, mi opinión acerca de la institución católica es muy negativa. De no ser por esos Papas citados y algún otro, sería absolutamente negativa, pero Juan XXIII pareció iniciar un nuevo camino para la iglesia, que más o menos mantuvo Pablo VI y que, al parecer quiso continuar y reforzar Juan pablo I (Albino Luciani), de tan breve pontificado. Sería largo explicar aquí por qué creo que la Iglesia católica actual y la Iglesia católica en general es una institución negativa y malsana incluso para los cristianos. No me cabe duda de que en el cómputo histórico ha superado a casi cualquier otra institución en su carácter represor, con una crueldad que es casi imposible concebir en quien dice defender la propuesta de amar a todos de Jesucristo. Pero eso es lo que ha sucedido. No se puede tergiversar la historia hasta el punto de esconder lo que es apenas discutible. Te aseguro que soy una persona a la que le gusta dudar de todo y afirmar pocas cosas con tanta seguridad, pero la historia de la Iglesia deja poco lugar a dudas. Es en relación con esta opinión acerca de la Iglesia católica, por lo que me parece incomprensible, simplemente desde un punto de vista lógico y de coherencia, que alguien sensato, justo y moderado acepte considerarse parte de tal institución. Yo no quisiera tener nada que ver con una institución semejante, por mucho que haya cambiado en los últimos años (cosa que tampoco ha hecho) o por muy simpáticos que fueran algunos de sus miembros. Pero sé también que hay muchas personas que son sensatas, justas y moderadas que además son católicas. No lo niego. Sé que esta paradoja entre dos cosas en esencia incompatibles es muy frecuente y que casi todo el mundo tenemos lo que los psicólogos llaman un “punto ciego”, una zona oscura que nos impide ver en nuestro partido, nuestra religión o nuestra ideología los defectos que cualquiera desde fuera puede observar con perfecta claridad. Algunos incluso son capaces de ver esas cosas pero siguen integrados allí, a pesar de que el mensaje de Jesucristo no les obliga a ello y más bien lo desaconseja. Basta con recordar el “Mi reino no es de este mundo” o el desalojo de los mercaderes en el templo, o el voto de humildad y pobreza. Todo ello está en las antípodas del Vaticano y los Papas, de la Iglesia de Roma tal como ha sido y como es”.
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[Respuesta en agosto de 2011, revisada en junio de 2014]
Entradas de Ensayos de teología
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Ser cristiano y además católico