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Carnéades y la alegría del incienso escéptico
«Los incensarios, aunque estén vacíos, guardan por mucho tiempo su aroma» Plutarco explica así esta metáfora del escéptico Carnéades: «En el alma de quien es sensato las buenas acciones no dejan de poseer siempre una memoria agradable y fresca, con la cual se difunde la alegría y florece, despreciando a quienes se lamentan y hacen reproches a la vida, como una tierra de desgracias o un lugar de exilio designado aquí para las almas». Es muy probable que cuando Plutarco habla de quienes consideran la vida como una tierra de desgracias o un lugar de exilio para las almas, se esté refiriendo a los estoicos, pero también a las ideas…
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Arcesilao: «Sólo sé que no se nada… y ni siquiera eso sé»
Teofrasto se lamentó de la pérdida de tan prometedor discípulo, del que se dice que también se había enamorado: «Que gran discutidor hemos perdido con la marcha de este joven».
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Sócrates, el sabio ignorante
Sócrates es probablemente el primer pensador que se declara al mismo tiempo sabio e ignorante. No sólo eso. Está convencido de que su sabiduría procede precisamente de su ignorancia
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Anthony Hopkins vive en la duda
Anthony Hopkins, que se considera agnóstico, ha tenido que interpretar en muchas ocasiones a todo tipo de creyentes, curas, sacerdotes e incluso Papas. En diversas ocasiones se ha declarado escéptico y partidario de introducir la duda en nuestra vidas, como en esta ocasión… En una de sus películas, The Rite, Hopkins tenía que interpretar a un exorcista, el padre Lucas, que lucha con Satanas. Pero Hopkins cuenta cómo deslizó un mensaje escéptico en la película», como se explica en Gizmondo («Anthony Hopkins revela el mensaje ateo secreto que puso en The Rite«): «Hay una escena en el patio después del primer exorcismo, y estoy hablando con el joven sacerdote interpretado…
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El sello de cera de Lácides
Numenio nos cuenta una divertida anécdota del sucesor inmediato de Arcesilao en la Academia platónica, Lácides, que fue escolarca o director desde el 242 al 216 a. C. Dice Numenio que Lácides era tan tacaño que se encargaba él mismo de abrir y cerrar su despensa para no dejarla en manos de sus esclavos. A fin de detectar cualquier robo, cerraba con llave la despensa y después ponía sobre la cerradura un sello de cera que marcaba con su anillo. A continuación, por un pequeño hueco, arrojaba el anillo dentro de la despensa. Finalmente, guardaba la llave en un escritorio cóncavo. Los esclavos se dieron cuenta de esta costumbre y,…