Malevich

Malevich dice renunciar a las ideas, pero no hay nada más ideado que un cuadrado. Un cuadrado negro. Una forma geométrica pura, definida de manera matemática.

La suya es una apelación a la sensibilidad que difícilmente se puede encontrar en una pura teoría matemática, un cuadrado es una superficie plana con los cuatro lados iguales.

Dice también Malevich que el aeroplano es fruto de la percepción de la velocidad, cosa discutible y abstracta.

La gran paradoja es que el museo, que es donde las cosas se desprenden de su practicidad ha acabado convirtiéndose en el fin práctico de la obra de arte, que lo que quiere ahora es entrar en el museo: en efecto, las obras de arte son objetos absolutamente prácticos, cuyo sentido, propósito e intención es entrar en el museo. Malevich no pinta cuadrados negros para dejarlos en medio de la calle, sino para colgarlos en las paredes acogedoras de un museo, por ejemplo allá en lo alto, en una esquina, bien colocado, como un nuevo cristal al que los visitantes o acólitos rinden pleitesía.

[2018]


Una interesante comparación entre el Cuadrado negro de Malevich y Luz de Deresz en «Luz, de Bronislav Deresz y los cuadrados negros«

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