
«La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido». H.P. Lovecraft
El habitante de Providence asegura más adelante que un psicólogo dudará de lo anterior pero, aún reconociendo estas palabras como un buen inicio para su estudio acerca del horror en la literatura, me permito dudar de que sea el miedo y no la curiosidad la primera de las emociones humanas. Tal vez muchos pensarán que la curiosidad es un sentimiento o algo parecido, pero no una emoción.
«Del mismo modo que la literatura encuentra su primera materialización en la poesía, así también es en la poesía en dónde encontramos por primera vez un acceso permanente de los preternatural a la literatura clásica».
Me permito poner en duda el argumento de que la poesía es anterior a la narrativa aunque sin aportar a mi favor datos o hechos, sencillamente porque no existen, ni para mí ni para los que opinan lo contrario, pues el primer dato nunca se ha encontrado.
«Donde la sangre nórdica era más fuerte la atmósfera de los relatos populares se volvió más intensa, porque en las razas latinas hay un componente fundamental de racionalidad que niega incluso a sus más extrañas supersticiones muchas de las alusiones encantadoras tan características de nuestras consejas nacidas en los bosques y criadas en los hielos».
No le falta razón a Lovecraft, aunque la frase, afortunadamente, rompa el mito de la temperamentalidad latina. De todos modos el concepto «latino» se me antoja cada vez más inadecuado para describir a una serie de naciones tan diversas. No veo a Francia en «latino» y sí veo a Roma y a Italia muy cerca de Grecia.
Yo clasificaría a las naciones de Europa por afinidades que encuentro entre ellas. Afinidades inexplicables y extraordinariamente subjetivas.
Grecia, Italia, España
Francia
Suiza, Holanda, Bélgica
Finlandia, Unión Soviética, Polonia
Checoslovaquia, Alemania, Austria
Holanda, Escocia, Noruega, Dinamarca
Inglaterra, Portugal
Escrito en los años 80. Título original: «Comentarios a Lovecraft y su estudio de la literatura de horror».
NOTA en 2025: son comentarios dispersos al libro que escribió Lovecraft acerca de la literatura de horror: «El horror sobrenatural en la literatura». En esa curiosa y muy subjetiva clasificación de países laque hace y la que propongo yo, y en las ideas de Lovecraft acerca de lo latino y la sangre nórdica, habría que recordar una ausencia llamativa, la de Rumania, que es latina pero que se disputa con Hungría el origen de los vampiros, donde se descubre un horror muy parecido a esos terrores nórdicos de Lovecraft. Por otra parte, hoy en día se identifican como latinas muchas personas de América, los latinoamericanos o hispanoamericanos, pero no creo que Lovecraft considerase a muchos de ellos cercanos a esa «racionalidad» latina, sino más bien a ese sentimiento nórdico de lo misterioso, lo telúrico y lo supersticioso. Lo cierto es que resulta muy difícil moverse por este terreno sin caer en una subjetividad extrema y ser víctima de los prejuicios. Probablemente influye más el momento y las tendencias culturales que la etnia, la nacionalidad o la lengua que se habla, aunque todo eso puede influir, porque también es cultural, la tradición. Es muy diferente la aportación no latina en muchos países de América al fondo de tradiciones y no es lo mismo Perú que Argentina. En Perú la aportación no latina de pueblos anteriores a la llegada de los pueblos latinos (como Portugal, Francia o España) es amplísima, y también la de pueblos no latinos de África (los esclavos negros), mientras que en Argentina es casi inexistente. ¿Quiénes serían más latinos en opinión de Lovecraft? Estoy seguro de que consideraría más latinos a los argentinos, y por tanto más racionales según sus parámetros. Y, a pesar de esa apariencia, en Argentina encontramos muchísima superstición, aunque bajo una apariencia muy intelectualizada («racional» diría Lovecraft).
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Sólo me permitiré hacer un comentario: el período de la vida comprendido entre los 160 y los 175 años de edad es especialmente seguro.
Me parece que el sentimiento épico solo puede ser una segunda versión de la realidad. No creo que ninguno de los momentos que consideramos épicos…