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La colina de los sueños de Arthur Machen

machen---la-colina-de-los-sueñosLucian es el nombre del protagonista de esta historia, que sería inútil intentar reproducir aquí. Me he identificado a menudo con Lucian, sobre todo en la primera parte del libro. Creo que la segunda parte es más floja y que deriva hacia diferentes terrenos de menor interés. Me afecta y me conmueve la intensidad de ciertas vivencias de Lucian, de alguien tan retraído como yo y, quizá por ello, tan aislado de los demás en su mundo interior.

«El iniciado podía convertir efectivamente a quienes eran nocivos para él en formas inocuas e insignificantes, no, como en los relatos antiguos, trasformando al enemigo, sino trasformándose él mismo».

El narrador o Lucian, no lo recuerdo ahora, elogia tanto a Rabelais como a Cervantes:

«Cervantes había hecho algo aún más extraño. Uno leía cómo andaba Don Quijote apaleado, sucio y ridículo, tomando los molinos por gigantes y las ovejas por ejércitos, pero la impresión era de un bosque encantado, de Avalón, del Santo Grial «en la remota ciudad espiritual». Y así lo creo yo, y que ésta es una faceta del relato de Cervantes que a menudo se olvida.»

Me resulta muy cercano esto:

«Y así continuó: leyéndolo todo, imitando lo que impresionaba su imaginación, ensayando el efecto de los metros clásicos en el verso inglés, probando su mano en una farsa, en una comedia estilo Restauración, elaborando esquemas imposibles para libros que rara vez llegaban a tener más de media docena de líneas en una hoja de papel, y asaltado por espléndidas fantasías que se negaban a subsistir ante su pluma. Pero el efímero gozo de la concepción no era vano del todo, porque proporcionaba cierta armadura a su corazón».

También, claro está, me identifico con esto:

«Durante toda su vida había saboreado las delicias de la soledad, y había adquirido ese hábito mental que hace que un hombre halle rica compañía en una ladera pelada, y le inclina a retirarse al corazón del bosque para meditar allí, a la orilla de las charcas oscuras».

Me identifiqué mucho con Lucian, el protagonista de la novela, pero lo que me diferencia de él es que yo supe curarme, al menos en parte, de la incapacidad de relacionarme con los demás y hasta he conseguido disfrutar mucho con esa compañía, aunque incluso ahora necesito muy a menudo estar a solas. Por otra parte, sé que apenas puedo establecer una verdadera comunicación realmente con los demás y por eso casi nunca lo intento siquiera.

La trayectoria de Lucian le lleva, me parece, a una especie de elitismo con el que paga el rencor que le produce su soledad, que no es voluntaria (como la mía) sino obligada. Elitismo que yo intento evitar: ni siquiera sé si los demás se hallan en mi misma situación, no podría asegurarlo.

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arthurmachenArthur MACHEN
La colina de los sueños
Siruela, Madrid: 1988

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