Genji recuerda

En uno de los primeros episodios del Genji Monogatari, el resplandeciente príncipe Genji tiene una amante de clase baja a la que visita en su casa. Por la mañana le sorprenden los ruidos vulgares de la calle, los trabajadores que se levantan temprano para empezar a trabajar, sus frases hechas y el horrible ruído de los paños estrujados y golpeados en la tabla de abatanar.

En un estupendo pasaje de la novela, tiempo después, Genji, en un momento de melancolía, echa de menos aquellos vulgares sonidos de la tabla de abatanar.

Reflexiones como estas son las que a menudo, cuando leemos el Genji monogatari, hacen ue pensemos que Murasaki Shikibu debería ser considerada una precursora de Marcel Proust.

Una mujer unta las telas con extracto de índigo, lo que, después de abatanarlas con el mazo mecánico o amano entre varios hombres y mujeres, les dará tonalidades que van del añil al índigo y al casi negro.
Telas prensadas y batea mecánica en el pequeño pueblo chino de Zaoxing. Todas las mañanas el golpear rítmico el mazo sobre la tela plegada nos despertaba en el pequeño hotel. Ahora, como le sucedía a Genji, lo que era una molestia que me impedía dormir se ha convertido también en un motivo para la nostalgia.
Ana a contraluz. A través de una de las ventanas se puede ver la esquina en la que se encontraba el mazo de abatanar.

 


[Publicado en 2010. Revisado en 2018]

La ilustración no pertenece al Genji monogatari, sino al Heike monogatari, pero la he elegido porque muestra una escena popular. Las fotografías fueron tomadas por mí en Zaoxing en 2017.

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