
Algunos de los relatos acerca de los gimnosofistas que se conservan son de origen dudoso, pero se sospecha que podrían proceder de un libro perdido de Onesícrito o de Calístenes, quien quizá escribió su Vida de Alejandro antes o durante su encierro, cuando Alejandro lo condenó a morir en prisión por no adorarlo como a un dios.
De los testimonios que proceden con bastante seguridad del cínico Onesícrito sabemos que los gimnosofistas descansaban sobre duras piedras y bajo un sol ardiente, lo que, como es obvio, nos recuerda a los modernos faquires. También que estos sabios vivían apartados del mundo y desdeñaban las riquezas y las pasiones humanas, pero que de tanto en tanto se acercaban a las ciudades o pueblos y cogían todo lo que les gustara, en especial aceite para ungirse el cuerpo. Decían vivir de acuerdo con la naturaleza y por eso iban desnudos. Al parecer, eran vegetarianos, si tenemos en cuenta que el jefe de los gimnosofistas, Mandanis, elogió a los pitagóricos por no alimentarse de animales.
Son pocos detalles para deducir a qué escuela o tendencia filosófica pertenecían. Las posibilidades fundamentales son:
En el próximo capítulo examinaré la posibilidad de que fueran budistas.
Deja una respuesta