Cómo usar bien un deus ex machina

Los teóricos del guión consideran que el deus ex machina es un artilugio narrativo que un buen guionista nunca debe usar. Es un truco fácil, una técnica para salir de un apuro narrativo, pero de una manera que sólo puede decepcionar al espectador inteligente. Tal vez tengan razón, aunque se pueden ofrecer algunos argumentos en defensa del deus ex machina. En el capítulo anterior de este mini serial ya ofrecí una primera defensa del deus ex machina, aunque más bien me limité a defender a Eurípides, acusado, tal vez injustamente, de recurrir en exceso a ese truco fácil. En próximos capítulos se ofrecerá una verdadera defensa del deus ex machina, pero ahora quiero mostrar un ejemplo de cómo se puede utilizar un deus ex machina y obtener un resultado extraordinario. La película es El último (1924), de Murnau, con guión de Carl Mayer, que supuso para muchos el descubrimiento de lo que se podía hacer moviendo la cámara, en vez de obligar a los actores a moverse delante de un encuadre fijo.

Se suele considerar que El último es una película de Murnau, pero también lo es sin duda del guionista Carl Mayer, del director de fotografía Karl Freund y del actor Emil Jannings. Carl Mayer también colaboró en otros grandes clásicos del cine, El gabinete del doctor Caligari (Wiene), Amanecer (Murnau), Berlín, sinfonía de una ciudad, La calle (Grune) o Tartufo (Murnau). Murió en Londres cuando se preparaba para dirigir su primera película.

 

El último cuenta la historia del portero de un hotel, interpretado por Emil Jannings. Es un hombre de origen humilde que vive en un barrio de trabajadores, pero su empleo en un hotel de lujo y su espectacular uniforme hacen de él algo así como un general de los barrios pobres. Todos le admiran y él se pasea ufano, generoso pero soberbio, como un emperador entre sus súbditos.

          Emil Jannings con su uniforme

Sin  embargo, la edad ya no le permite ocuparse de ciertas tareas que antes realizaba sin dificultad, como cargar con las grandes maletas y baúles de los huéspedes del hotel. Los propietarios del hotel decide que ya no puede seguir siendo el portero y le degradan, enviándole a ocuparse de los lavabos y quitándole su amado uniforme. De esta triste manera, que resulta verdaderamente trágica tal como Murnau y Mayer cuentan esta sencilla historia, es como debía acabar El último.

El primer desenlace de El último

 

Sin embargo, Murnau añadió un epílogo feliz a esta historia trágica. No está del todo claro si fue una decisión de Murnau, de Mayer, si fue sugerido por Emil Jannings o si los productores impusieron este nuevo final, preocupados por estrenar una obra de final tan dramático.En cualquier caso, Murnau introdujo un deus ex machina increíble, que salva al degradado portero de su vida miserable en los lavabos: recibe la herencia de un millonario que había dispuesto en su testamento donar toda su dinero a la persona en cuyos brazos muriera. Y, precisamente, el millonario murió en los brazos de Jannings.

Tras enterearse de esta noticia asombrosa, el espectador puede contemplar cómo el portero celebra su fortuna gastando sin medida en el hotel donde antes trabajaba. Si esto hubiese sido lo único que viese el espectador, cualquiera pensaría que era un final vergonzoso para una gran película, arreglado mediante uno de los más vulgares deus ex machina. Sin embargo, Murnau añadió un cartel a la película y con ello cambió todo.Antes de conocer el contenido de ese cartel o letrero, hay que tener en cuenta que El último fue célebre no sólo por el movimiento de la cámara o los impresionantes decorados mitad reales mitad dibujados, también lo fue porque la historia se contaba sin los habituales carteles del cine mudo. Aquello era una proeza narrativa, que Mayer ya había intentado en películas anteriores. Pero aquí, tras más de una hora de película, tras ver la triste escena en la que un Emil Jannings destrozado se queda sólo en los lavabos, aparece ese único cartel.

El último

«Aquí nuestra historia debería terminar, porque en la vida real al desgraciado anciano poco le quedaría que esperar excepto la muerte. El autor se apiadó de él, sin embargo, y le proporcionó un muy improbable epílogo.»

Es un extraordinario ejemplo de cómo usar un deus ex machina y, sin embargo, desactivarlo con un simple párrafo.

En efecto, en la vida real, como nos dice Murnau, las cosas acaban como él lo había contado, pero, ya que no se trata de la vida real, sino de una película, podemos imaginar un final feliz y asistir al triunfo final del portero.Sin embargo, aunque veamos al portero celebrar su nueva fortuna, en todo momento sabemos que todo lo que estamos viendo es mentira, y ese alegre final nos resulta inesperadamente trágico.

El segundo desenlace de El último (fragmento)

El doble final de El último es también un buen ejemplo del problema de la verosimilitud, de cómo el espectador es capaz de distinguir incluso dentro de una mentira (cualquier película es inevitablemente una mentira) lo verdadero de lo falso y la verdad que está más allá de la ficción.

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El deus ex machina y el diabolus ex machina

3 Comments

  • danieltubau

    Miss Julie COMENTÓ el jueves, 04 de diciembre de 2008:

    Absolutamente didáctico y muy bien traído. El ejemplo es mágico.

    Una de las series que más me gustan es «El ala oeste de la casa blanca», si bien es cierto que la serie prácticamente terminó con la cuarta temporada, la quinta, la sexta y la séptima y última también me han dado grandes satisfacciones como espectadora y alguna menos como guionista. En las sexta y séptima hay varios ejemplos de «Deus ex machina» que me han molestado bastante. En uno de los episodios la trama está bastante enrevesada: el candidato de Josh Lyman -representado por Jimmy Smith- tiene francamente difícil, por no decir imposible, estar entre los dos primeros candidatos demócrátas. La situación es super emocionante para el espectador ¿cómo conseguirá el héroe salvar ese escollo?… Pues muy fácil, uno de los candidatos es denunciado por acoso sexual a una voluntaria y en un pis pas, el tercero pasa a ser segundo.

    Otro ejemplo: El candidato republicano va ganando y uno de los estados clave, California, es suyo impepinablemente pero… ¡oh, qué suerte! justamente en California hay un accidente en una Central Nuclear poco después de un debate en el que el republicano había dicho que es la fuente de energía más segura.

    Gracias por tus post. Un blog muy, muy interesante.

  • Santus Romanus

    Buen trabajo. Por mi parte, en mi más humilde opinión.
    Creo que en la guerra de los mundos, el deus ex machina, quedó muy bien. Al
    igual que en novelas o películas de humor. Un ejemplo puede ser el primer libro
    de la Saga mundo disco, es una historia de humor y se nota que el escritor
    quería crear la controversia.

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