Cómo tener buenas ideas entendiendo mal las cosas

Hace un tiempo tuve una conversación con mi amigo Bernard M’ba acerca de los traductores automáticos que desde hace un tiempo está popularizando Google, ya se trate de traducción simultánea, de  textos en Internet o de subtítulos automáticos en Youtube. Quienes los usan se quejan de que todavía (en 2011) son muy imperfectos y hay quien dice que siempre serán necesarios los traductores humanos.

Hasta hace pocos años se decía lo mismo del ajedrez: «Es un juego tan complejo que nunca un computador podrá ganar al campeón mundial humano». Sin embargo, desde que el ordenador Deep Blue venció a Kasparov, sabemos que el campeón mundial de ajedrez sería hoy una máquina, si las dejaran participar en el torneo.

La campeona o campeón mundial de ajedrez

Lo curioso es que en el siglo XX se llegó a pensar que ni siquiera los humanos serían capaces alguna vez de llevar a cabo una traducción simultánea. Ved Metha lo cuenta en un artículo incluido en uno de sus libros, quizá en La mosca en el vaso. Metha cuenta que en los inicios de  la Sociedad de Naciones y la ONU se pensaba que no era posible que en tiempo real una persona escuchase hablar a alguien en chino, pensara en la traducción, la dijera en francés y, al mismo tiempo, siguiera escuchando a la persona que hablaba en chino. ¿Cómo llevar a cabo dos tareas casi contradictorias a la vez?  También menciona Metha  aquella célebre anécdota (probablemente inventada pero elocuente) del mensaje bíblico que los americanos enviaron a los rusos:

«El espíritu es fuerte, pero la carne es débil»

que los rusos tradujeron:

«El vodka está estupendo, pero la carne está podrida»

Ved Metha

 En cualquier caso, aunque los traductores automáticos todavía estén lejos de superar a los seres humanos, ya son bastante útiles, aunque conviene usarlos sin intentar entenderlo todo. Por ejemplo, he descubierto que es mejor escuchar esas traducciones que leerlas, porque de ese modo es más fácil hacer la vista gorda y no encasquillarse en los errores que se detecten aquí y allá, que resultan mucho más evidentes en la lectura.

En general, casi siempre es mejor no ser en exceso puntilloso y meticuloso, por ejemplo al ver una obra artística, ya sea en cine, literatura, teatro, escultura o cualquier otra. Detenerse en pequeños detalles muchas veces nos impide entender de manera más amplia lo que nos está proponiendo. Conviene, como decían los escépticos antiguos, suspender el juicio, al menos en un primer momento o durante la contemplación de la obra. El análisis debe venir a continuación, no previamente.

De acuerdo, ya sé que, aunque no queramos nuestro, cerebro siempre analiza, pero podemos y quizá debemos evitar la redundancia analítica, si intentamos frenar o mantener en segundo plano nuestra obsesión analista, al menos durante un tiempo.

Si uno hace la vista o el oído un poco sordo a las traducciones de Google, al menos en las de inglés a español, que son las más avanzadas, descubrirá que entiende casi todo, como cuando leemos una cita como la siguiente:

» Sgeun un etsduio, no ipmotra el odren en el que las ltears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima ltera esten ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams. Etso es pquore no lemeos cada ltera por si msima snio la paalbra cmoo un tdoo. Pesornamelnte me preace icrneilbe.»

Además, y eso es lo que comentaba con Bernard, una mala traducción puede ser muy interesante, porque puede proporcionarnos ideas nuevas.

A mí me ha sucedido varias veces que, al escuchar o leer un texto escrito en inglés, he entendido mal algunas cosas y eso me ha hecho pensar que el autor decía algo que en realidad no decía. Lo curioso es que esas cosas mal entendidas a veces eran más interesantes que las que de verdad decía el autor.

Lo anterior tiene una ventaja añadida, porque, puesto que se trata de una  interpretación errónea por nuestra parte y no de una interpretación literal de lo pensaba el autor, entonces se puede decir que esas ideas erróneas pero interesantes  se nos han ocurrido a nosotros.

En un ejemplo de lo fructífero que puede ser el error.


 [Publicado por primera vez en Inventario digital, 4 de marzo de 2011]

¿Nota en 2016?

Añado ahora dos comentarios:

1. Lamentable o afortunadamente, los traductores automáticos de Google cada vez funcionan mejor, al menos del inglés al español. Los últimos libros que he leído (o escuchado) apenas he podido malinterpretarlos, porque se entendía casi todo. Me ha parecido percibir que el último gran escollo para la traducción automática es que a veces convierte frases negativas en positivas y a la inversa, y que no maneja bien construcciones con «pero» o «sino».

2. Una curiosidad: el texto con las letras cambiadas que cito más arriba se lee con bastante facilidad, pero escuchado apenas se logra entender. Habrá que investigar por qué.

NOTA EN 2019

En la actualidad las traducciones automáticas de inglés a español son, en mi opinión, asombrosamente buenas, aunque todavía estén lejos de una excelente traducción humana. Pero parece  claro que el trabajo de los traductores humanos simultáneos pronto se verá amenazado por la inteligencia artificial.

5 Comments

  • danieltubau

    Jorge Maqueda comentó en Facebook

    Hola Daniel. Me gusta como escribes. He estado leyendo “Cómo tener buenas ideas entendiendo mal las cosas” en tu blog, y me he reído un rato con Metha y su ¿Cómo hacer dos tar­eas casi con­tra­dic­to­rias a la vez? Claro, él era un hombre”Como” yo, que por cierto, tampoco puedo hacer dos cosas a la vez. El caso, es que las traducciones las hacen mayoritariamente las mujeres; ellas no solo dos, pueden hacer varias cosas a la vez. El caso, es que el pensamiento de Metha persiste, cuando el que traduce simultáneamente es un hombre, y sino … compruebalo. Un abrazo.

    • danieltubau

      Hola Jorge,
      Pues no me había fijado en eso de las traducciones y las mujeres. Una de mis mejores amigas, Teresa Filesi, es traductora simultánea, pero creo que no tengo amigos hombres y traductores (simultáneos) así que no puedo investigar mucho, excepto preguntándole su opinión a Teresa. Pero eso de hacer varias tareas a la vez, bueno, yo soy hombre y creo que he podido hacer por lo menos cuatro tareas a la vez, siguiendo los consejos de una mujer que investigó el asunto en los años 20: Gertrude Stein. Esas cuatro o cinco tareas son: escuchar un libro y música a la vez, leer otro libro, escribir un artículo y cantar de vez en cuando. En otras ocasiones he visto una película mientras escuchaba un libro y en alguna rara ocasión he escuchado dos libros a la vez, como hizo Gertrude Stein. Doy fe de que se puede hacer perfectamente, aunque se precisa de cierto entrenamiento previo. El método también lo empleaba el personaje de uno de mis cuentos, Jerome Perceval. Te cito el pasaje (Jerome quiere leer todos los libros que existen)
      (HE TRASLADADO LA LARGA CITA DE MI CUENTO A UNA ENTRADA ACERCA DE LA MULTITAREA: http://wordpress.danieltubau.com/la-multitarea-…erome-perceval/)

      Un saludo y gracias por tu comentario, Jorge.

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